El c¨®digo Bachelet
A la carga de expectativas colocadas en alguien que llega a ocupar la presidencia de cualquier pa¨ªs se suma, cuando de mujeres se trata, las relativas al g¨¦nero
A la carga de expectativas colocadas en alguien que llega a ocupar la presidencia de cualquier pa¨ªs se suma, cuando de mujeres se trata, las relativas al g¨¦nero. Inevitablemente, se espera que defienda la propia causa. Ello reviste car¨¢cter de obviedad si es portadora de las banderas de la izquierda. En el caso de Michelle Bachelet se suma, adem¨¢s, el precedente de un mandato que no s¨®lo ha merecido el reconocimiento del feminismo acad¨¦mico internacional por su defensa de los derechos femeninos sino que tambi¨¦n paviment¨® su camino a la ONU-Mujer.
Es por ello que su silencio de g¨¦nero durante la campa?a electoral para retornar a La Moneda resultaba llamativo. Se vino a acentuar por el uso que la Nueva Mayor¨ªa, coalici¨®n que le sirve de sustento, hace de un programaque repite discursivamente tres ejes centrales de reforma (tributaria, educacional y nueva Constituci¨®n). La preocupaci¨®n tiene su fundamento. Por un lado, el gobierno de centro-derecha presidido por Sebasti¨¢n Pi?era llev¨® a Chile a ocupar el lugar 91, entre 136 econom¨ªas, del ranking de igualdad de g¨¦nero del Foro Econ¨®mico Mundial. Por otro, por la discontinuidad de la paridad que la propia Bachelet se?al¨® como misi¨®n imposible al nombrar su primer equipo de colaboradores del segundo tiempo.
Chile tiene hoy 39% de ministras.El nombramiento de la ¨²nica de militancia comunista a la cabeza del Servicio Nacional de la Mujer (Sernam) estuvo cargado de un simbolismo solamente superado por la pol¨¦mica generada por el anuncio, incluido en el mensaje presidencial del 21 de Mayo, de una de las medidas contenidas en su agenda de g¨¦nero y referida a la despenalizaci¨®n de la interrupci¨®n voluntaria del embarazo. Esto se concretar¨ªa en caso de peligro de la vida de la madre, violaci¨®n o inviabilidad del feto. Aunque se suele decir casi como mantra que Chile cambi¨®, aludiendo como uno de los s¨ªntomas la presencia de mujeres en la c¨²spide de varios poderes (adem¨¢s de la presidencia, Senado, Tribunal Constitucional, Central Unitaria de Trabajadores (CUT) y las dos principales federaciones estudiantiles),dicho cambio no es generalizado.
Ciertos sectores de elite integrista, que adem¨¢s controlan los consorcios period¨ªsticos m¨¢s importantes, insisten en mantener al pa¨ªs en el club de los cinco que, a nivel mundial, tienen las legislaciones m¨¢s restrictivas del mundo en la materia, contrastando con una sociedad crecientemente liberal. Seg¨²n la Encuesta Nacional UDP 2013, ha crecido el apoyo al aborto bajo las circunstancias antes descritas (superior al 60% y con un incremento cercano a 10 puntos en relaci¨®n a tres a?os atr¨¢s). El gobierno, para evitar abrir frentes adicionales de conflicto con una Iglesia Cat¨®lica que no ha escondido su irritaci¨®n frente a la reforma educacional en curso, ha diferido el debate para el segundo semestre.
La agenda en marcha se complementa con propuestas tales como la creaci¨®n de un Ministerio de la Mujer y la Equidad de G¨¦nero y una ley de cuotas de g¨¦nero que, asociada a la reforma del sistema binominal, uno de los resabios del r¨¦gimen militar, tiene por objetivo el equilibrio en la conformaci¨®n de las listas electorales de no menos de 40 ni m¨¢s de 60 de cada sexo. En los balances realizados en 2010, luego de la derrota electoral que experiment¨® la Concertaci¨®n, ya se planteaba que la participaci¨®n pol¨ªtica era una de las deudas que la transici¨®n ten¨ªa con las chilenas. La presencia femenina en el Congreso asciende hoy a un magro 15,8, frente al promedio regional de 25%.
Pero, para entender la direcci¨®n que podr¨¢ tener la igualdad de g¨¦nero en Chile, es importante poner el foco en otro aspecto menos evidente y conversado, relacionadocon la propia Presidenta y su liderazgo.?Ser¨¢ por capitulaci¨®n ante un poder que se reconoce, por ahora, incontrastable o bien porque el liderazgo, cuando de una mujer se trata, se debate cuando no se le reconoce? La reflexi¨®n acerca de lo que ella ha llegado a ser y c¨®mo es relevante para las mujeres, no solamente para las que aspiran a desarrollar una carrera pol¨ªtica, en tiempos de ralentizaci¨®n de la igualdad de g¨¦nero en el mundo.
Visto en perspectiva, pareciera que la pendiente para superar las barreras de ingreso a la esfera p¨²blica result¨® menos trabajosa de las de ascenso, bien ejemplificadas en la met¨¢fora del "techo de cristal" y cuyo debate experimenta nuevos br¨ªos frente a la impenetrabilidad de los directorios de empresas a la incorporaci¨®n femenina. En Chile, seg¨²n Women Corporate Directors, 3,4% de mujeres ocupan cargos directivos, con s¨®lo 2,9 en empresas IPSA. La trayectoria de una Michelle Bachelet, que ha llegado a ser para muchas alternativa frente al liderazgo tipo Thatcher, juzgado como masculino un tanto injustamente, permite an¨¢lisis bajo consideraciones distintas a las del g¨¦nero como marco para el establecimiento de pol¨ªticas igualitarias. El g¨¦nero puede ser visto, tambi¨¦n, como estrategia para desactivar los obst¨¢culos. Esta ¨®ptica fue anticipada por Michael Genovese en su libro seminal"Mujeres l¨ªderes en pol¨ªtica. Modelos y prospectiva".
De una personalidad inc¨®moda para la propia Concertaci¨®n, experimentando un menosprecio inicial que reduc¨ªa su adhesi¨®n popular al carisma o la mera simpat¨ªa, Bachelet ha hecho un tr¨¢nsito que va desde la invocaci¨®n del liderazgo femenino y su distintividad y la denuncia del sobrem¨¦rito al que se ven sometidas las mujeres (femicidio pol¨ªtico), hasta alusiones que la sit¨²an por encima de la propia pol¨ªtica, que no es lo mismo que la "pol¨ªtica de la antipol¨ªtica" acostumbrada por los populismos latinoamericanos. Un punto de inflexi¨®n se marc¨® cuando afirm¨® que a ella no pod¨ªan aplic¨¢rsele los c¨®digos utilizados por los analistas masculinos para juzgar dicha actividad.
Sin embargo, poseer tanto poder no ha logrado que reconozca otra ambici¨®n que la movida por la idea de servicio. As¨ª se constata en Yo, Presidente/a, de la periodista Paula Escobar. Sin duda, la mandataria chilena es un ejemplo de recodificaci¨®n de la idea de "modestia razonable" acu?ada por Simone de Beauvoir para hablar de los l¨ªmites que debe enfrenta el talento femenino.
* Mar¨ªa de los ?ngeles Fern¨¢ndez Ramil es Polit¨®loga, creadora de @Hay_Mujeres y expresidenta de la Asociaci¨®n Chilena de Ciencia Pol¨ªtica.
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