La polarizaci¨®n pol¨ªtica en EE UU es un reflejo de la divisi¨®n entre ciudadanos
Un sondeo revela que la distancia entre los votantes dem¨®cratas y republicanos se ha disparado
Washington se ha erigido en los ¨²ltimos a?os en el paradigma de la par¨¢lisis pol¨ªtica en Estados Unidos. 2013 fue el primer a?o -de los dos que componen cada per¨ªodo legislativo- menos productivo de las ¨²ltimas dos d¨¦cadas en el Capitolio. El hartazgo y el distanciamiento de los ciudadanos con su clase pol¨ªtica se ha agravado. Pero lo que es menos conocido es que la polaridad pol¨ªtica, que lastra la capacidad legislativa, supone a grandes rasgos un reflejo de la polaridad existente entre los ciudadanos.
As¨ª lo revela una encuesta del Pew Research Center, difundida este jueves y basada en 10.000 entrevistas a estadounidenses. La proporci¨®n de ciudadanos con una ideolog¨ªa consistente, ya sea progresista o conservadora, y con una mala percepci¨®n del partido opuesto se ha disparado en las ¨²ltimas dos d¨¦cadas y est¨¢ en su nivel m¨¢s alto desde 1994. Si hace 20 a?os un 64% de los partidarios del Partido Republicano se situaba m¨¢s a la derecha que el promedio ideol¨®gico de sus equivalentes en el Partido Dem¨®crata, ahora suponen el 92%. El mismo viraje ha tenido lugar en el espectro de la izquierda, del 70% al 94%.
Como resultado, la uniformidad pol¨ªtica se ha afianzado con creces. La proporci¨®n de personas que se declaran consistentemente progresistas ha pasado en dos d¨¦cadas del 5% al 23% gracias a la relativa homogeneidad entre dem¨®cratas en asuntos que antes les divid¨ªan, como la inmigraci¨®n y la homosexualidad, y su mayor apego al gobierno que a las empresas. Mientras en el terreno republicano, el cambio ha sido m¨¢s fluctuante: del 13% en 1994 al 20% en 2014, aunque en 2004, en el ecuador de la presidencia del republicano George W. Bush, la proporci¨®n era del 6%.
Si en 1994 un 64% de los partidarios del Partido Republicano se situaba m¨¢s a la derecha que el promedio del Partido Dem¨®crata, ahora suponen el 92%. El mismo viraje ha tenido lugar en la izquierda, del 70% al 94%
Como resultado, no sorprender¨¢ que esto se haya traducido en una mayor antipat¨ªa hacia el adversario, alimentando as¨ª la polarizaci¨®n. En 1994 un 17% de los republicanos ten¨ªa una opini¨®n desfavorable del Partido Dem¨®crata, y en viceversa un 16% de los dem¨®cratas. Desde entonces la proporci¨®n se ha duplicado: un 43% y un 38%, respectivamente.
Y en una posible traslaci¨®n a la actual inflexibilidad en la aritm¨¦tica pol¨ªtica, solo un 33% de los partidarios de ambos partidos cree que habr¨ªa que encontrar un punto medio en una negociaci¨®n entre el presidente de EE UU, el dem¨®crata Barack Obama, y la bancada republicana, que ostenta la mayor¨ªa en la C¨¢mara de Representantes. Un 57% de los conservadores considera que el mejor acuerdo ser¨ªa el que m¨¢s se aproxime a las tesis de los republicanos, frente al 62% de los progresistas que opina lo contrario.
Lo m¨¢s llamativo es que, seg¨²n revela el sondeo, los posicionamientos pol¨ªticos se traducen con precisi¨®n en un determinado modo de vida, como la elecci¨®n de amistades o del tipo de casa. Un 63% de los conservadores consistentes y un 49% de los progresistas manifiesta que la mayor¨ªa de sus amigos m¨¢s cercanos comparten su visi¨®n pol¨ªtica.
En este sentido, para un 50% de los votantes de derecha es importante vivir en una zona en la que la mayor¨ªa de residentes compartan su misma ideolog¨ªa, mientras los de izquierda son el 35%. Y en la misma l¨ªnea, muchos m¨¢s progresistas que conservadores (un 76% enfrente a un 20%) abogan por vivir en una comunidad con diversidad ¨¦tnica y racial; mientras la balanza se inclina por completo en cuanto a la importancia de que los vecinos compartan postulados religiosos (un 17% en comparaci¨®n con un 57%).
Los posicionamientos pol¨ªticos se traducen en un determinado
modo de vida, como la elecci¨®n
de amistades o del tipo de casa
Las divergencias vuelven a aflorar en las preferencias sobre el entorno de esas comunidades. La inmensa mayor¨ªa de progresistas consistentes (77%) prefiere vivir en una zona con casas m¨¢s peque?as pero con tiendas, restaurantes y escuelas a una distancia a pie; mientras un 75% de sus equivalentes conservadores aboga por todo lo contrario.
La encuesta del Pew Research viene a confirmar la tesis que ya esboz¨® en 2008 el libro The big sort, del periodista Bill Bishop y el soci¨®logo Robert Cushing, que demostraba, con datos, c¨®mo los estadounidenses han tendido a irse a vivir a comunidades en las que residen personas con las que comparten opiniones geogr¨¢ficas, econ¨®micas y pol¨ªticas.
As¨ª, mientras en 1976 una cuarta parte de los electores viv¨ªan en un condado en el que un candidato presidencial hab¨ªa ganado con una amplia diferencia, en 2004 representaban casi la mitad. El mismo patr¨®n de concentraci¨®n en determinadas zonas se replica, seg¨²n el ensayo, entre j¨®venes licenciados universitarios y en partidarios religiosos. ¡°La gente que vive en comunidades homog¨¦neas crece de un modo m¨¢s extremo y certero en sus creencias¡±, sostienen los autores. Esa es la foto fija del estadounidense del siglo XXI.
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