El pitazo final
Algunos plantean que en estas elecciones en Colombia se elegir¨¢ entre la paz y la guerra. Otros que entre el castro-chavismo y el autoritarismo
En Europa y Estados Unidos la radicalizaci¨®n de los sectores m¨¢s conservadores como El Frente Nacional de Marine Le Pen y el resurgimiento del Tea Party, ocupa la atenci¨®n de la prensa y los analistas, en Am¨¦rica crecen los gobiernos de izquierda desde el estilo Maduro hasta el reformador de Michel Bachelet recientemente elegida en Chile; la protesta social se incrementa en Brasil en pleno Mundial y en Espa?a se preguntan si Monarqu¨ªa o Rep¨²blica para responder que Democracia. Pues en Colombia este domingo, esa democracia se pondr¨¢ a prueba en una elecci¨®n crucial, la m¨¢s importante si se quiere en los ¨²ltimos 20 a?os.
Se elegir¨¢ presidente entre Juan Manuel Santos y Oscar Iv¨¢n Zuluaga. Algunos plantean que se elegir¨¢ entre la paz y la guerra. Otros que entre el castro-chavismo y el autoritarismo.
Colombia que es un pa¨ªs chovinista, de nacionalismos exacerbados, con 6 millones de v¨ªctimas, un proceso de paz en curso para acabar con medio siglo de conflicto armado, que se acomoda a la deshonestidad pero no a la deslealtad, al tiempo que se posiciona como una las econom¨ªas m¨¢s solidas, y donde nacen los talentos como las flores, puede terminar privilegiando el Estado de la calle al Estado de derecho. Y ese es el gran dilema de las elecciones presidenciales del domingo.
Santos, llega con los apoyos de la izquierda, de las enormes minor¨ªas, de los columnistas que terminaron revelando su voto en nombre de las libertades, conquistas y la paz, de los colectivos de taxistas, sindicatos, todos, las v¨ªctimas, los ind¨ªgenas, artistas, cantantes, los gays, ambientalistas, y empresarios a quienes sin embargo, les aterra que se alineara la izquierda con la burgues¨ªa y que termine ¨¦sta reeligiendo a Santos.
Temor que los uribistas aprovechan para conquistar un n¨²mero mayor de empresarios, que todav¨ªa agradecen a Uribe haberles ayudado a regresar a sus haciendas con su seguridad democr¨¢tica, que tuvo mucho de seguridad y poco de democracia.
Los sectores de la izquierda que hoy est¨¢n con Santos y los pensadores y periodistas que fueron perseguidos y chuzados en el gobierno de Uribe, se han convertido en los principales jefes de la campa?a santista, para que no regrese el uribismo con su proyecto de refundar la patria y mantenerse en el poder, seg¨²n han anunciado, por los pr¨®ximos 12 a?os o tres elecciones.
Si Santos es elegido lo ser¨¢ sobre los hombros de todos los anteriores y con la base de 3 partidos pol¨ªticos: el liberal completo, la U quebrada, los conservadores partidos en dos, m¨¢s importantes figuras de una alianza Verde, los concejales y el alcalde del Progresismo, Gustavo Petro, y Clara L¨®pez, la presidenta del Polo, excepto el Moir, fracci¨®n de origen maoista del Polo, quienes acordaron dejar en libertad a sus electores despu¨¦s de la primera vuelta.
La elecci¨®n del domim es crucial pero no s¨®lo para la paz. Me explico. Si Juan Manuel Santos es reelegido, no solo tendr¨¢ que llevar a feliz t¨¦rmino el proceso de paz con las FARC en los dos puntos faltantes y concretar los recientemente anunciados di¨¢logos con la otra guerrilla del ELN. Santos tendr¨¢ que cambiar completamente su forma de gobernar.
Los m¨¢s puristas sean antiuribistas o santistas, que rezan para que la maquinar¨ªa m¨¢s la izquierda elijan a Santos, ser¨¢n los primeros que pidan una lucha anticlientelista. Santos recibir¨¢ un mandato que no podr¨¢ traicionar. Tendr¨¢ que conformar un gabinete incluyente, con esas minor¨ªas y la izquierda, hacer las reformas educativa, de justicia y de salud y el verdadero cambio social que reclaman a gritos las crecientes clases medias en nuestros pa¨ªses, frente a la ineficacia de la administraci¨®n p¨²blica, soportada y alimentada por los privilegios y sobre todo por la impunidad.
Con la paz escrita en la palma de la mano, lo que esperan es un presidente que sea capaz de interpretar los movimientos estudiantiles, de miles de abstencionistas, a quienes las cifras econ¨®micas estables y prometedoras no les es suficiente porque su malestar supera el aspecto econ¨®mico para quedarse en el pol¨ªtico y social, en el de los derechos y deberes, en el del pluralismo y la globalidad, en la seguridad, en la educaci¨®n y la movilidad¡.y por eso los pol¨ªticos del mundo no han sido capaces de reformular su discurso y en cambio, las iglesias, y otras formas pol¨ªticas caudillistas son preferidas por los electores y fieles.
Y precisamente por esto es que la otra mitad del pa¨ªs est¨¢ apoyando al candidato del uribismo, a Oscar Iv¨¢n Zuluaga, a quien lo acompa?a la otra mitad de los conservadores, los reservistas del ej¨¦rcito y algunos militares activos, un importante bloque de empresarios, los presidentes de los gremios de la Palma, de los Ganaderos y de los comerciantes, tambi¨¦n escritores y columnistas y no solo de derecha, una gran parte de la clase media urbana, los habitantes que sufrieron los paros del a?o anterior y los m¨¢s golpeados por las FARC. Seg¨²n sus m¨¢s cercanos colaboradores, lo que busca el uribismo a trav¨¦s de Zuluaga es la retoma del poder para que Colombia entera rece al un¨ªsono una sola oraci¨®n, al caudillo, que promete retomar el rumbo.
Si Zuluaga llega a ser elegido lo primero es que se demostrar¨ªa que Uribe es el pol¨ªtico m¨¢s importante en las ¨²ltimas d¨¦cadas en Colombia pues desde el ¡°asfalto¡± y sin maquinaria, habr¨ªa logrado no s¨®lo elegir a una mayor¨ªa parlamentaria sino y tan solo dos meses despu¨¦s, a un nuevo presidente.
El reto para Oscar Iv¨¢n Zuluaga si llegara a ser elegido ser¨ªa entonces para sus opositores, demostrar que no es un t¨ªtere guerrerista, que no llegar¨¢ a acabar con el proceso de paz con las FARC, ni a poner a Colombia en guerra con sus vecinos y que por el contrario es capaz de caminar por la senda de la reconciliaci¨®n, para lo cual, deber¨¢ ah¨ª s¨ª traicionar a muchos de quienes hoy le acompa?an, una cuadrilla que act¨²a desde la mentira, la amenaza y la intimidaci¨®n, la burla y el irrespeto. Oiz ha sido en su oficio un hombre muy superior a estos personajes que lo respaldan.
Colombia ha enfrentado las guerras m¨¢s dolorosas. Como la de Pablo Escobar, ha perdonado y vuelto a empezar, ha parido una y mil veces hijos para la guerra que cumple medio siglo, y no puede seguir actuando como lo yihadistas, pues lo nuestro no es una guerra santa, es una contienda por el futuro y por nuestro futuro, como en el f¨²tbol, que gane el mejor.
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