Suspensos en estrategia
Desde la guerra fr¨ªa no nos hab¨ªamos enfrentado a una modificaci¨®n de fronteras como la de ahora
Primero Crimea y ahora Irak. Una anexi¨®n consumada y una partici¨®n en vistas. En ambas, la vulneraci¨®n de la ¨²nica regla de juego v¨¢lida, la legalidad de Naciones Unidas, que rechaza la alteraci¨®n de fronteras y la anexi¨®n de territorios; como proh¨ªbe la guerra preventiva, la invasi¨®n y la ocupaci¨®n practicadas por Estados Unidos en Irak desde 2003 hasta 2011.
Nunca desde el final de la guerra fr¨ªa nos hab¨ªamos enfrentado a una modificaci¨®n de fronteras como la que ya ha empezado entre Rusia y Ucrania y se avecina en Oriente Pr¨®ximo. Los m¨¢rgenes en el primer caso son limitados: como m¨¢ximo, Rusia puede llevarse otro bocado antes de estabilizar el conflicto con Ucrania. En Oriente Pr¨®ximo ni siquiera se sabe d¨®nde empiezan y terminan esos l¨ªmites vulnerables: Irak se halla en peligro de fragmentaci¨®n en tres pedazos, Siria tambi¨¦n sufre la centrifugaci¨®n sectaria y el propio L¨ªbano se ver¨¢ afectado por las divisiones.
Las volubles relaciones de Occidente con Ir¨¢n son prueba de una flagrante desorientaci¨®n estrat¨¦gica
Los mapas dibujados en el siglo XX est¨¢n en cuesti¨®n en el XXI: una linde interna del imperio sovi¨¦tico; y el fruto arbitrario de la partici¨®n colonial de Oriente Pr¨®ximo acordada secretamente en 1916, por Mark Sykes por el Foreign Office y Fran?ois-George Picot por el Quai d¡¯Orsay, que dieron nombre a las l¨ªneas de separaci¨®n que dejaban juntos y revueltos, a chi¨ªes y sun¨ªes, cristianos y musulmanes, sin olvidar a kurdos, drusos y tantos otros grupos ¨¦tnicos.
No cabe desentenderse de las cat¨¢strofes pol¨ªticas como si fueran obra de la naturaleza. Las dos que ahora sufrimos son hijas del desvar¨ªo estrat¨¦gico de quienes han estado nominalmente al mando, con Washington a la cabeza. Desde la ca¨ªda del Muro de Berl¨ªn, hemos vivido y desaprovechado la tregua de 25 a?os que nos regal¨® la inercia de estabilidad del mundo bipolar. La construcci¨®n de unas relaciones estables con Rusia y la pacificaci¨®n y democratizaci¨®n de Oriente Pr¨®ximo eran las asignaturas siguientes. Para aprobarlas se requer¨ªa claridad estrat¨¦gica en los objetivos y voluntad para alcanzarlos.
Pues bien, ni lo uno ni lo otro. Suspenso en ambas. Lo prueba la voluble relaci¨®n occidental con el Ir¨¢n fundamentalista: primero, apoyo a Sadam Husein en la guerra contra Ir¨¢n; luego, el regalo geopol¨ªtico del derrocamiento del dictador iraqu¨ª; y ahora, la inevitable alianza para defenderse de Al Qaeda, que salvar¨¢ al r¨¦gimen criminal del sirio Bachar el Asad.
Una paradoja de nuestro tiempo es la desproporci¨®n entre el caudal de experiencia y conocimiento y la escasa capacidad que luego demostramos al traducirlo en decisiones y estrategias acertadas. Hay mucho pensamiento acumulado, que eso es lo que significa think tank, pero una mediocre voluntad para convertirlo en acci¨®n eficaz.
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