Obama gobernar¨¢ por decreto para impulsar su reforma migratoria
El presidente intentar¨¢ arreglar sin el Congreso las deficiencias del sistema de inmigraci¨®n
El presidente Barack Obama dio este lunes por muerta la reforma del sistema de inmigraci¨®n, la iniciativa que deb¨ªa definir su segundo y ¨²ltimo mandato en la Casa Blanca.
Tras constatar que este a?o los republicanos se negar¨ªan a someter la ley a votaci¨®n en la C¨¢mara de Representantes, el dem¨®crata Obama dijo en una comparecencia en la Rosaleda de la Casa Blanca que optar¨¢ por la v¨ªa del decreto para arreglar ¡°en lo que sea posible¡± el sistema de inmigraci¨®n. La declaraci¨®n tuvo la solemnidad de uno de los momentos graves de su presidencia.
Acompa?ado del vicepresidente Joe Biden, y en tono irritado, el presidente acus¨® a los republicanos de bloquear un proyecto necesario por motivos econ¨®micos, humanos y de seguridad. Dijo que ha ordenado al secretario de Seguridad Interior, Jeh Johnson, y al fiscal general, Eric Holder, que refuercen la seguridad de la frontera. Y les ha encargado que antes del final del verano presenten propuestas para actuar.
La ley, adem¨¢s de reforzar la frontera con M¨¦xico, deb¨ªa ofrecer una v¨ªa a la ciudadan¨ªa para los cerca de 11 millones de indocumentados ¡ªla mayor¨ªa de origen latinoamericano¡ª que ahora viven en EE UU. En junio de 2013 el Senado, de mayor¨ªa dem¨®crata, aprob¨® una versi¨®n de la reforma con 68 votos a favor ¡ªentre ellos los de destacados republicanos¡ª y 32 en contra. Pero la reforma encall¨® en la C¨¢mara de Representantes, de mayor¨ªa republicana. Su presidente, el speaker John Boehner, se neg¨® siquiera a permitir un voto, aunque seg¨²n los dem¨®cratas la ley contaba con el apoyo de suficientes legisladores ¡ªdem¨®cratas pero tambi¨¦n algunos republicanos¡ª para aprobarse.
Si la reforma sanitaria fue el proyecto estrella del primer mandato de Obama, la reforma migratoria lo era del segundo. Ambas leyes eran proyectos ambiciosos destinados a definir el legado del presidente. No ha sido el primero en intentarlo. Su antecesor, el republicano George W. Bush tambi¨¦n logr¨® en 2006 que el Senado aprobase una reforma similar, pero aquella, como la actual, acab¨® naufragando con la oposici¨®n de la derecha del Partido Republicano.
Al dar por liquidada la reforma migratoria, Obama admite su impotencia ante un Congreso que, desde que 2011, ha bloqueado sus principales iniciativas. Sin la reforma migratoria, es improbable que en los dos a?os y medio que le quedan en la Casa Blanca el presidente firme otra ley de alcance parecido.
La promesa de actuar con decretos es un desaf¨ªo a la oposici¨®n republicana, que le acusa de abusar de este instrumento y de acaparar poderes presidenciales.
"Yo s¨®lo adopto acciones ejecutivas cuando tenemos un problema grave, y el Congreso decide no hacer nada", dijo Obama en alusi¨®n a la opci¨®n de gobernador por su cuenta, sin contar con el poder ejecutivo. "Y en esta situaci¨®n, el fracaso de los republicanos de la C¨¢mara [de Representantes] a la hora de adoptar una maldita ley es malo para nuestra seguridad, es malo para nuestra econom¨ªa, es malo para nuestro futuro".
Obama explic¨® que la semana pasada Boehner le comunic¨® que no habr¨¢ un voto para la reforma en 2014. El Congreso que salga de las elecciones legislativas de noviembre entrar¨¢ en funciones en enero de 2016. Ning¨²n sondeo vaticina que los dem¨®cratas de Obama recuperen la C¨¢mara de Representantes.
El fracaso de la reforma migratoria no es una sorpresa. El bloqueo sistem¨¢tico del Partido Republicano en la C¨¢mara de Representantes dejaba pocas dudas sobre su escasa viabilidad. En el ¨²ltimo mes las cosas se han complicado a¨²n m¨¢s.
La derrota en unas elecciones primarias del l¨ªder de la mayor¨ªa republicana en la C¨¢mara de Representantes, Eric Cantor, se interpret¨® como una se?al de que las bases conservadoras no tolerar¨ªan la menor tibieza de sus l¨ªderes respecto a la inmigraci¨®n: sin ser favorable a la reforma, Cantor no era uno de sus detractores m¨¢s estridentes.
La ola de miles de menores procedentes de Centroam¨¦rica disip¨® cualquier esperanza. Algunos republicanos del Congreso ven en la llegada de decenas de miles de inmigrantes una respuesta al efecto llamada que suponen las promesas de regularizaci¨®n y acceso a la ciudadan¨ªa de la ley. Para Obama el problema actual es fruto del desbarajuste de la actual legislaci¨®n, que tolera la presencia de indocumentados sin permitirles una plena integraci¨®n en el pa¨ªs.
La renuncia a la ley de inmigraci¨®n representa una derrota de Obama, convertido en un pato cojo: en la jerga pol¨ªtica de EE UU, el presidente que, en el ¨²ltimo tramo del mandato, ha dejado de influir.
El coste para los republicanos no es inmediato. En las elecciones legislativas el votante hispano participa poco, pero en las presidenciales su voto puede ser decisivo. As¨ª ocurri¨® en 2012, cuando Obama se llev¨® el 73% del voto de los latinos, la minor¨ªa m¨¢s pujante. Y s¨ª puede volver a ocurrir en 2016, cuando se elija al sucesor de Obama: quien tenga en contra a los latinos lo tendr¨¢ m¨¢s dif¨ªcil para ganar.
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