Netanyahu se gana a la ultraderecha al desencadenar una operaci¨®n terrestre
El primer ministro israel¨ª consolida su coalici¨®n de Gobierno con la ofensiva
En un pa¨ªs como Israel, donde las crisis de alianzas siempre impiden que se agoten las legislaturas, Gaza se ha erigido en la nueva piedra de toque de la gobernabilidad, un pretexto oportuno para que cada partido se desmarque de su temporal aliado de Gabinete y trate de imponer su visi¨®n. La pelea es dura en el ala derecha, con los ministros Avigdor Lieberman, titular de Exteriores, y Naftali Bennett, al frente de Industria, con la mente puesta en la cuota de poder que pueden lograr en futuros comicios si el primer ministro, Benjam¨ªn Netanyahu, cae en desgracia por la operaci¨®n.
Solo Sim¨®n Peres admite el ¡°dilema moral¡± que generan las bajas civiles
Ambos ministros votaban hace tres d¨ªas contra el alto el fuego propuesto por Egipto, avalado por el resto del Ejecutivo. Criticaban la ¡°tibieza¡± de Netanyahu y apostaban por una incursi¨®n terrestre. ¡°Solo acabaremos con Ham¨¢s entrando en Gaza¡±, afirmaba el titular de Exteriores. La orden de actuar sobre el terreno ha acabado devolviendo a Netanyahu parte del apoyo de estos cr¨ªticos.
¡°No ten¨ªamos otra opci¨®n¡±, defendi¨® ayer Bennett ¡ªsegundo socio de coalici¨®n¡ª, rodeado de sus militantes en un acto de apoyo al Ej¨¦rcito. Un asesor de Lieberman confirmaba la satisfacci¨®n de su jefe: ¡°Es un primer paso. Lo que esperamos es que la operaci¨®n avance y no se quede en el per¨ªmetro, porque las infraestructuras de Ham¨¢s est¨¢n por todos lados¡±.
El clima de unidad en torno a la ofensiva es palpable entre la clase pol¨ªtica. Los principales partidos progresistas han respaldado la Operaci¨®n Margen Protector. Sin embargo, la entrada por tierra ha introducido matices en su discurso. ¡°Apoderarse de Gaza es una ilusi¨®n¡±, advierte el diputado laborista Omer Bar Lev. ¡°La ¨²nica manera de ganar es aumentar los esfuerzos diplom¨¢ticos¡±, recomienda Zehava Gal On, de Meretz. Su discurso es de desencanto por el incremento de la violencia, pero no se han escuchado voces firmes que pidan a Netanyahu que abandone este cerco redoblado. Casi lo m¨¢s arriesgado ha sido el reconocimiento del presidente saliente, Sim¨®n Peres, del ¡°dilema moral¡± que genera una incursi¨®n que puede acarrear m¨¢s bajas civiles.
Las manifestaciones de grupos de la izquierda en Tel Aviv y Jerusal¨¦n han aglutinado a pocos (unos 5.000 m¨¢ximo). Algunos m¨¢s, de la minor¨ªa ¨¢rabe, han salido a la calle en el norte. Pero los ca?ones de guerra acaban uniendo a la gente contra un enemigo com¨²n. ?se es el mensaje que se transmite en la radio o la televisi¨®n, con llamamientos a mantener prietas las filas ante Ham¨¢s. Un patriotismo exaltado que se traslada, por ejemplo, a la cobertura de las dos muertes ¡ªun civil y un militar¡ª causadas hasta ahora por los cohetes de las milicias. A¨²n no hay encuestas que valoren el grado de apoyo popular, pero es claramente elevado.
Ronen Neuwirth, analista de la Asociaci¨®n Rab¨ªnica Beit Hillel, explica que las ¡°tensiones internas¡± de la sociedad se superan con el ¡°objetivo ¨²nico¡± de vencer. Pese a ello, alerta de un contagio de corrientes m¨¢s radicales que empiezan a tener cierto eco entre los ciudadanos. Ejemplos como el del fan¨¢tico Michael Ben Ari, exparlamentario que convoca manifestaciones diarias en todo el pa¨ªs para pedir la ¡°conquista total¡± de Gaza, o incluso diputados actuales sin mucho predicamento en sus grupos que reclaman en sede parlamentaria que se detenga el suministro de agua o electricidad en la Franja para hacer sucumbir a la poblaci¨®n.
Hasta cinco millones de israel¨ªes han llegado a estar bajo el paraguas de los cohetes, pero no cunde el p¨¢nico. Se han activado grupos locales de seguridad y la vida sigue. Algunos, entre la inconsciencia y la venganza, hasta observan los bombardeos desde las colinas de Sderot. La estampa general es la de un pa¨ªs con coraza ante estas crisis, que desea que pase lo antes posible, pero que prefiere la ofensiva a la espera.
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