El ataque israel¨ª a Gaza torpedea la unidad palestina
Parte de la poblaci¨®n de la Franja se siente abandonada por Abbas y su Gobierno
Hab¨ªa que reparar en las dos banderas amarillas que ondeaban sobre los altavoces para percatarse de que las soflamas de resistencia que tronaban el s¨¢bado ante el hospital de Jan Yunis proven¨ªan de palestinos pr¨®ximos a Al Fatah. En un tono que bien pod¨ªa confundirse con el t¨ªpico del grupo islamista Ham¨¢s, la voz llamaba a la respuesta contra los ataques israel¨ªes y a la ¡°liberaci¨®n de Palestina¡±. Los congregados esperaban nueve cad¨¢veres, de las v¨ªctimas de un solo proyectil de un dron israel¨ª la noche anterior. El aspecto de la multitud, compuesta de hombres en su mayor¨ªa bien afeitados y vestidos a la europea, s¨ª se correspond¨ªa con lo que se espera de los seguidores de Al Fatah, el partido del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas. La comitiva f¨²nebre baj¨® dos cad¨¢veres amortajados con banderas verdes de Ham¨¢s. Los otros siete, envueltos en los colores palestinos, eran de Al Fatah. Mientras los bajaban a hombros, el altavoz proclam¨®: ¡°Una naci¨®n unida, Ham¨¢s y Al Fatah¡±. La aspiraci¨®n sigue lejos de cumplirse, mientras Israel castiga Gaza con una operaci¨®n militar que ya ha matado a m¨¢s de 330 palestinos en 12 d¨ªas. Las muertes de dos soldados este s¨¢bado elevan a cuatro los fallecidos israel¨ªes.
Ambas formaciones palestinas anunciaron en abril un acuerdo de reconciliaci¨®n nacional, siete a?os despu¨¦s del expeditivo reparto de los territorios palestinos mediante una breve guerra civil. El laico Al Fatah gobierna desde entonces Cisjordania, donde est¨¢ la sede de la Autoridad Palestina, Ramala. El islamista Ham¨¢s controla desde 2007 Gaza, empobrecida, cercada por Israel y aislada tambi¨¦n desde Egipto, que ha mantenido cerrada su frontera durante la mayor¨ªa de esos a?os.
Tras el paso de los muertos hacia uno de los atiborrados cementerios de Gaza, un hombre de 45 a?os que se identific¨® como Abu Ibrahim admiti¨® con circunloquios que es miembro de Al Fatah y que, como muchos de los funcionarios militantes de su facci¨®n que se quedaron en Gaza, cobra pero no trabaja desde la ruptura intrapalestina en 2007. Aun as¨ª, el ingeniero considera que el presidente Abbas ¡°est¨¢ fracasando en defender Gaza¡± de las bombas de Israel. ¡°?Por qu¨¦ no viene a Gaza desde hace siete a?os? ?Por qu¨¦ no nos apoya?¡±. Dice sentir que ¡°Ham¨¢s es el ¨²nico que hace algo¡± para hostigar a Israel con sus cohetes. Los palestinos, dijo, ¡°deben defenderse como puedan, no hay otra opci¨®n¡±. Abbas, dijo, ¡°debe cancelar toda colaboraci¨®n con Israel¡±. La Autoridad Nacional se coordina con las autoridades de seguridad de Israel en diversos aspectos relacionados con la ocupaci¨®n.
Mientras manten¨ªan posiciones muy pr¨®ximas a la frontera en el norte y en el este de la franja, los tanques y la artiller¨ªa de Israel hab¨ªan penetrado m¨¢s de un kil¨®metro desde el sur. Estos avances inquietaban al vendedor de jab¨®n Wael Garot, de 40 a?os, que defend¨ªa ¡°los intentos de Abbas en pos de un alto el fuego¡± con la mediaci¨®n de Egipto. Desde las nubes se escuchaban los rotores de uno de los drones israel¨ªes que vigilan d¨ªa y noche todo lo que pasa en la franja.
La semana pasada, un grupo de manifestantes impidi¨® que el ministro de Sanidad del Gobierno de reconciliaci¨®n, Jawad Awaad, procedente de Ramala, visitara Ciudad de Gaza. Protestaban contra la ¡°traici¨®n¡± de Abbas.
El parlamentario palestino y dirigente de Al Fatah en Gaza Faisal Abu Sala considera, en cambio, que Ham¨¢s ¡°busc¨® la reconciliaci¨®n para saldar sus problemas de dinero¡±. Ante su casa aseguraba ayer que ¡°en esta ofensiva, Ham¨¢s y Al Fatah tienen las mismas metas¡±. Pero cree que ¡°es prioritaria una negociaci¨®n que pare esta masacre¡±. Abbas, dijo, ¡°sigue firmemente comprometido con la reconciliaci¨®n¡±. Pero las bombas de Israel la alejan con cada explosi¨®n, que fortalece la reputaci¨®n de Ham¨¢s entre una poblaci¨®n que se siente encarcelada y machacada por un enemigo impune.
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