De v¨ªctimas de la violencia a empresarias en Latinoam¨¦rica
Con apoyo y asesor¨ªa, las mujeres maltratadas pueden convertirse en productoras de riqueza y bienestar
Ana Lida Gamboa es colombiana. Un d¨ªa, al igual que millones de sus compatriotas, tuvo que dejarlo todo para escapar de la violencia del conflicto armado. Salv¨® la vida, s¨ª. Pero se encontr¨® de pronto en una ciudad que no conoc¨ªa, sin dinero y sin empleo. Pas¨® a ser una m¨¢s de los cinco millones de desplazados por la violencia en el pa¨ªs.
La violencia armada se ensa?a especialmente con las mujeres, pues seg¨²n estudios realizados por el gobierno colombiano, hay m¨¢s mujeres desplazadas en edad de trabajar que hombres (100 mujeres por cada 83 hombres). Entre los que se han visto obligados a dejarlo todo predominan tambi¨¦n las jefas de familia, es decir, mujeres que proveen el sustento al grupo familiar.
¡°En escenarios de conflicto, la mujer sufre un efecto desproporcionado de la violencia - no solo enfrenta el mismo trauma que el resto de la poblaci¨®n v¨ªctima sino que adem¨¢s es sometida a formas espec¨ªficas de violencia como la?sexual y la explotaci¨®n¡±, dice Ver¨®nica Hinestroza, experta en derechos humanos.
En medio de esa dura realidad, Ana Lida y otras mujeres en su misma situaci¨®n se organizaron y comenzaron a confeccionar ropa en sus casas. Poco a poco fueron mejorando sus conocimientos empresariales y sus habilidades con las m¨¢quinas de coser y hoy en d¨ªa tienen un taller en C¨²cuta (400 km al sureste de Bogot¨¢, cerca de la frontera con Venezuela).
¡°Para nosotros es un orgullo haber conseguido este logro, este sue?o¡±, dice Ana Lida. Explica, adem¨¢s, que no se trata solo de haber conseguido un sustento para ellas y sus familias sino que tambi¨¦n ¡°se ha fortalecido el liderazgo en la comunidad y el reconocimiento¡±.
Superar la violencia
¡°Uno de los mecanismos para que las mujeres desarrollen su total potencial y adquieran herramientas para salir de c¨ªrculos de violencia es a trav¨¦s de su empoderamiento econ¨®mico¡±, afirma Ana Mar¨ªa Echeverri, experta en temas de violencia contra las mujeres, en este blog.
Es decir, ense?ar a las mujeres a emprender y apoyarlas una vez que comiencen a hacerlo, son herramientas muy eficientes para que superen la violencia, bien sea de origen dom¨¦stico o por conflictos armados, seg¨²n los expertos.
¡°El emprendimiento y en general los procesos de participaci¨®n en la din¨¢mica econ¨®mica, contribuyen a generar cambios personales porque las mujeres se sienten valoradas, ¨²tiles, inteligentes, reconocidas,¡± dice Martha Laverde, especialista en educaci¨®n del Banco Mundial. ¡°Dejan su papel de dependiente econ¨®mico por la de aportante, que propende por mejores condiciones de bienestar y calidad de vida para su familia y para s¨ª mismas¡±.
Laverde cuenta que en una reciente experiencia se le brind¨® apoyo socio-emocional y educativo a unas 1000 mujeres v¨ªctimas de distintos tipos de violencia de 10 municipios de Colombia. Uno de los resultados fue que las mujeres se organizaron y crearon 99 planes de negocio, de los cuales 78 han sido capaces de sostenerse en el tiempo.
Violencia y desarrollo
Diversos estudios demuestran que las mujeres expuestas a violencia de g¨¦nero en el hogar y en el trabajo, ganan menos sueldo y exhiben un menor desempe?o y estabilidad laboral.
En Am¨¦rica Latina los datos var¨ªan grandemente, con ¨ªndices de agresi¨®n a la mujer que van desde el 18% en la Rep¨²blica Dominicana, hasta m¨¢s del 50% en algunos pa¨ªses de Centroam¨¦rica. En Per¨², el porcentaje de mujeres entre 18 y 49 a?os agredidas por sus parejas era del 39% en el 2008. En Paraguay, el dato es del 20% para el mismo per¨ªodo.
Los efectos de la violencia dom¨¦stica son acumulativos y tambi¨¦n impactan al crecimiento del pa¨ªs: desde p¨¦rdidas de productividad del 1.2% del Producto Bruto Interno (PIB) en Brasil o del 1.6% en Nicaragua, hasta un 2% en Chile. (Para tener una idea de la magnitud de este costo basta compararlo con el gasto p¨²blico en educaci¨®n primaria que en Chile es, por ejemplo, 1.3% del PIB.)
En efecto, el trabajo remunerado de las mujeres es un gran factor en la reducci¨®n de la pobreza. En Am¨¦rica Latina y el Caribe la participaci¨®n laboral de las mujeres ha aumentado en un 35% desde 1990 y la pobreza en la regi¨®n habr¨ªa sido 30% m¨¢s alta en 2010 sin este crecimiento del ingreso de las mujeres.
Apoyando a las mujeres
Iniciativas en diferentes pa¨ªses de Am¨¦rica Latina tratan de ayudar mujeres vulnerables a salir de un ¨¢mbito de pobreza o de violencia con habilidades empresariales o destrezas que el mercado laboral busca.
En Uruguay, por ejemplo, la ONG Centro de Promoci¨®n por la Dignidad Humana (CEPRODIH) asiste a v¨ªctimas de la violencia dom¨¦sticas a las que brinda apoyo sicol¨®gico y legal, pero tambi¨¦n asistencia para que generen sus propias microempresas, con apoyo de otras instituciones y compa?¨ªas privadas.
Otro ejemplo existe en Hait¨ª, d¨®nde j¨®venes mujeres de entornos vulnerables reciben formaciones no tradicionales en clases de carpinter¨ªa, construcci¨®n o electricidad. Tambi¨¦n les ayudan a encontrar un trabajo despu¨¦s de graduarse con pr¨¢cticas profesionales.
Daniela por ejemplo recibi¨® una capacitaci¨®n en maquinaria pesada. Ella espera poder ayudar a reconstruir su barrio, y afirma: ¡°mi oficio puede ayudar a mi barrio donde muchas casas se derrumbaron, generando un mont¨®n de escombros, los cuales podr¨¦ eliminar para limpiar mi vecindario¡±.
¡°Muchos de los emprendimientos que desarrollan las mujeres tienen un sentido social en sus comunidades - pueden proveer por ejemplo seguridad alimentaria para la comunidad; empleo para otras mujeres en situaciones similares o vinculaci¨®n de personas en situaci¨®n de discapacidad¡±, afirma Martha Laverde.
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