La Administraci¨®n y el Senado chocan por el informe sobre las torturas de la CIA
El comit¨¦ de la c¨¢mara que elabor¨® el documento acusa al Gobierno de censurar contenidos clave
Los planes para desclasificar un informe sobre el programa secreto de detenci¨®n e interrogaci¨®n de la CIA han disparado la tensi¨®n entre el Senado y la Administraci¨®n de Barack Obama. El presidente de Estados Unidos intenta al mismo tiempo proteger a la CIA por uno de los episodios m¨¢s siniestros de la historia reciente del pa¨ªs -las torturas a sospechosos de terrorismo detenidos tras el 11-S-, y evitar la sensaci¨®n de que su Gobierno se inmiscuye en el terreno de los legisladores y vulnera la separaci¨®n de poderes.
Obama volvi¨® a calificar el viernes como tortura las t¨¦cnicas empleadas por la CIA para interrogar a sospechosos y enfatiz¨® que se cruz¨® una ¡°raya¡±. Sin embargo, pidi¨® tener en cuenta el contexto de miedo generalizado tras los atentados en Washington y Nueva York en septiembre de 2001 para ¡°no juzgar con demasiada dureza¡± a quienes ¡°hicieron cosas que estaban mal¡±. Desde que asumi¨® la presidencia en 2009, su Administraci¨®n no ha llevado a la Justicia a ning¨²n empleado de la agencia por esos hechos.
La presidenta del Comit¨¦ de Inteligencia, la senadora dem¨®crata Dianne Feinstein, acus¨® el martes a la Administraci¨®n del tambi¨¦n dem¨®crata Obama de censurar ¡°hechos clave¡± que nutren las principales conclusiones del documento del Senado. Feinstein explic¨® que ha enviado una carta a Obama en la que propone una serie de cambios en el redactado y avis¨® que el informe no se desclasificar¨¢ hasta que ella considere que toda la redacci¨®n es ¡°apropiada¡±, lo que da a entender que su publicaci¨®n no ser¨¢ inminente.
La Administraci¨®n lleva meses trabajando con el Senado en la selecci¨®n de los detalles a desclasificar para garantizar que no vulneren la seguridad nacional
Es habitual que, al desclasificar documentos confidenciales, el Gobierno revise y elimine algunos detalles ampar¨¢ndose en la protecci¨®n de la seguridad nacional. As¨ª lo hizo en junio al divulgar el memor¨¢ndum legal que justifica los ataques con drones contra ciudadanos estadounidenses. En los ¨²ltimos meses la Administraci¨®n Obama ha trabajado con el comit¨¦ del Senado en las partes del informe de la CIA que se difundir¨¢n, pero, ante la acusaci¨®n de Feinstein, la duda es si est¨¢ yendo demasiado lejos.
¡°Es importante que un proceso de desclasificaci¨®n proteja las fuentes y los m¨¦todos y otra informaci¨®n crucial para nuestra seguridad nacional¡±, afirm¨® el lunes el portavoz de la Casa Blanca, John Earnest. El jueves la CIA admiti¨® que algunos de sus empleados espiaron ordenadores reservados para los investigadores del Senado, como hab¨ªa denunciado en marzo Feinstein. Entonces la agencia de inteligencia neg¨® tajantemente cualquier pr¨¢ctica inadecuada.
El programa secreto de detenci¨®n e interrogaci¨®n de la CIA lo impuls¨® la Administraci¨®n del republicano George W. Bush tras el 11-S. Obama lo cerr¨® en su primera semana como presidente, en enero de 2009. El informe del Senado concluye que las t¨¦cnicas utilizadas por la agencia contra personas detenidas por una presunta vinculaci¨®n con Al Qaeda eran mucho m¨¢s severas de lo que se cre¨ªa inicialmente y que no sirvieron para obtener informaci¨®n que preveniera muertes en atentados terroristas, seg¨²n han revelado a medios de comunicaci¨®n estadounidenses algunas de las personas que han le¨ªdo un borrador del documento.
Tambi¨¦n acusa a algunos ex altos cargos de la CIA de haber enga?ado al Congreso, la Casa Blanca y el Departamento de Justicia acerca del sistema de interrogaci¨®n, en el que se utilizaban m¨¦todos extremadamente agresivos. No se trata del primer informe sobre el pol¨¦mico programa, pero posiblemente sea el m¨¢s completo acerca de su alcance y el rol de la agencia.
Obama intenta al mismo tiempo proteger a la CIA? y evitar la sensaci¨®n de que su Gobierno se inmiscuye en el terreno de los legisladores
En 2008 y 2009 se difundieron varios memor¨¢ndums internos sobre el programa. En ellos la Administraci¨®n Bush aduc¨ªa que no constitu¨ªan tortura algunas controvertidas t¨¦cnicas, como el ahogamiento simulado de detenidos, y revelaba que algunos de los m¨¦todos de interrogaci¨®n -por ejemplo, posiciones extremadamente inc¨®modas a presos en c¨¢rceles de Afganist¨¢n, Irak y Guant¨¢namo (Cuba)- se llevaron a cabo antes de que se redactara la justificaci¨®n legal.
El debate sobre la difusi¨®n de una d¨¦cima parte del informe no es nuevo. La redacci¨®n del informe -de m¨¢s de 6.000 p¨¢ginas y que cost¨® 40 millones de d¨®lares- finaliz¨® en diciembre de 2012. En junio de 2013 la CIA envi¨® al mencionado comit¨¦ del Senado un documento de un centenar de p¨¢ginas en el que rebat¨ªa sus principales conclusiones. Ese documento tambi¨¦n se mantiene en secreto pero se prev¨¦ que, con la desclasificaci¨®n del informe del Senado sobre el programa de interrogaci¨®n, se divulgue la posici¨®n de la CIA al respecto.
Desde que en abril el comit¨¦ vot¨® a favor de la desclasificaci¨®n de una parte de su investigaci¨®n, mantiene una pugna con la Administraci¨®n y los servicios de inteligencia en la selecci¨®n de los detalles a difundir y la matizaci¨®n de algunos. En paralelo, seg¨²n el diario The New York Times, el actual director de la CIA prepara junto a ex altos cargos de la agencia -entre ellos George Tenet, su m¨¢ximo responsable entre 1997 y 2004- una contraofensiva para rebatir el informe del Senado y minimizar su impacto p¨²blico.
Esta tensi¨®n entre la Administraci¨®n y los legisladores pone de relieve c¨®mo persiste en EE UU un problema de fondo sobre la finalidad y justificaci¨®n de la tortura con fines de seguridad nacional. El objetivo de la Casa Blanca es cerrar definitivamente el episodio oscuro de los excesos de la CIA sin que afecte a la imagen de Obama.
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