Sin el dulce aroma del ¨¦xito
Turqu¨ªa est¨¢ atrapada entre las ambiciones fujimoristas de Erdogan y la divisi¨®n de la sociedad
Por aqu¨ª no hay sorpresas. Despu¨¦s de ganar holgadamente seis elecciones consecutivas ¡ªlocales y generales¡ª y dos referendos sobre enmiendas a la Constituci¨®n desde 2002, el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, se ha alzado con el cargo que deseaba m¨¢s que nada. Es un logro significativo. Quiere decir que se ha asegurado otros cinco a?os en la cumbre, y que superar¨¢ a todos sus predecesores, incluido Mustaf¨¢ Kemal Atat¨¹rk, en permanencia en el poder. Dada su maquiav¨¦lica habilidad para sobrevivir, cabe que cumpla un segundo mandato presidencial, hasta 2023.
Hasta aqu¨ª aquello de lo que Erdogan puede jactarse. Y as¨ª lo ha hecho al declarar que su victoria es la mayor manifestaci¨®n de lo que ¨¦l denomina obsesivamente la ¡°voluntad nacional¡± ¡ªun t¨¦rmino confuso, fuera de circulaci¨®n desde hace mucho tiempo¡ª y al ce?ir exclusivamente a las urnas sus argumentos en favor de una absoluta legitimidad en el poder.
Considerando la serie de preocupantes acontecimientos de los dos ¨²ltimos a?os (el bombardeo contra 34 habitantes kurdos de Uludere, la brutalidad policial generalizada y la represi¨®n de las protestas en el Parque Gezi, dos investigaciones por corrupci¨®n que han salpicado a su c¨ªrculo m¨¢s pr¨®ximo, la serie de medidas legales que reducen todav¨ªa m¨¢s las libertades y los derechos, el avance hacia una nueva cultura pol¨ªtica de la impunidad y la deriva hacia un fujimorismo a la turca), tiene todos los motivos para recurrir a lo que mejor domina: ganarse los corazones con sus dotes para la oratoria, apoy¨¢ndose en el autovictimismo y reclamando que es un hombre del pueblo, un ¡°creyente¡±, al que apuntan sin piedad los enemigos de dentro y de fuera.
Incluso en esta ocasi¨®n ha funcionado. Sin embargo, sigue abierto el interrogante de si la ¨²ltima victoria cumple o no sus expectativas. Erdogan esperaba ganar por un margen m¨¢s amplio, de al menos un 55%. Pero, a pesar de la relativamente baja participaci¨®n (un 75%), ha conseguido apuntarse un triunfo, con un 51,7%.
El escaso margen de victoria explica por qu¨¦ de ¨¦sta no emana el dulce aroma del ¨¦xito. Ha allanado el camino a la oposici¨®n para sostener que Erdogan no puede ser considerado ¡°el presidente de todos¡±.
La oposici¨®n tiene raz¨®n en que Erdogan ha fundamentado su campa?a en un discurso polarizador, haciendo hincapi¨¦ en su identidad sun¨ª, satanizando a los dem¨¢s, poniendo a los periodistas en el punto de mira, denigrando a los l¨ªderes de la oposici¨®n con un lenguaje insultante e incitando al odio contra los grupos sociales. En consecuencia, su margen de maniobra como jefe de la naci¨®n es m¨¢s estrecho.
Al principio de la campa?a, un confiado Erdogan proclamaba que, si ganaba, no ser¨ªa un presidente ¡°imparcial¡±. Al parecer, su lectura de la Constituci¨®n turca difer¨ªa de la de la mayor¨ªa de sus compatriotas: el texto del juramento pone el ¨¦nfasis precisamente en la palabra ¡°imparcial¡±.
Por lo tanto, si insiste en imponer un modelo de presidente ejecutivo de facto, la consecuencia ser¨¢ un gran debate sobre la ruptura del orden constitucional. Ser¨¢ un debate muy grave sobre qu¨¦ r¨¦gimen desea Turqu¨ªa: autocracia o democracia.
El segundo aspecto ¡ªurgente¡ª girar¨¢ en torno al propio partido, el AKP, cuya presidencia Erdogan deber¨¢ abandonar. Sus formas autoritarias ya han provocado consternaci¨®n entre los veteranos de la formaci¨®n pol¨ªtica, y la densa sombra de la corrupci¨®n ha hecho crecer la preocupaci¨®n por la identidad del partido.
La propia victoria de Erdogan por un estrecho margen significa que est¨¢ teniendo lugar un desplazamiento tect¨®nico de magnitud desconocida. El presidente G¨¹l ha roto su silencio y declarado que vuelve a la pol¨ªtica y a su partido. Se est¨¢ gestando el enfrentamiento.
Esta victoria ha situado a su aparentemente invencible l¨ªder en su posici¨®n m¨¢s d¨¦bil hasta el momento. ?Ser¨¢ capaz Erdogan de ejercer pleno control sobre el Gobierno? ?Qu¨¦ ocurrir¨¢ con la econom¨ªa si elimina a ministros clave como Al¨ª Babacan? ?C¨®mo podr¨¢ retrasar el proceso de paz con los kurdos cuando Selahattin Demirtas, el candidato kurdo, se ha alzado como el segundo ¡°ganador¡± pr¨¢cticamente duplicando sus votos hasta el 9,7%? ?Ser¨¢ capaz de dar un giro de 180 grados en pol¨ªtica exterior y empezar a construir alianzas significativas contra el terrorismo del Estado Isl¨¢mico en la regi¨®n? ?Podr¨¢ zafarse de las investigaciones por corrupci¨®n sin ninguna responsabilidad?
Una cosa est¨¢ clara: a medida que se encamina hacia un oto?o pol¨ªtico caliente, Turqu¨ªa se ve atrapada entre las ambiciones autocr¨¢ticas ¡ªfujimoristas¡ª de Erdogan y el reflejo de una sociedad diversa y profundamente dividida.
Yavuz Baydar es columnista pol¨ªtico turco. Traducci¨®n de News Clips.
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