¡°La Justicia decidir¨¢ sobre las personas que criaron a mi nieto¡±
"Eran gente sin cultura, no los condeno. Pero tambi¨¦n hay un fundamento: lo criaron bien, con amor", afirma la activista
Laura Carlotto tendr¨ªa ahora 60 a?os si no hubiese sido asesinada con 24 en plena dictadura argentina (1976-1983). Le permitieron disfrutar de su beb¨¦ solo cinco horas. Despu¨¦s se lo quitaron, y a ella la mataron. Su madre, Estela de Carlotto, comenz¨® a recorrer la Plaza de Mayo junto a cientos de abuelas reclamando a los beb¨¦s robados durante la dictadura. Mientras tanto, el beb¨¦ de Laura Carlotto creci¨® en un municipio de la provincia de Buenos Aires creyendo que era hijo biol¨®gico de un matrimonio de peones rurales, Juana y Clemente Hurban.
El 6 de agosto se confirm¨® que un m¨²sico bonaerense de 36 a?os, que hasta entonces hab¨ªa vivido como Ignacio Hurban, era en realidad nieto de la presidenta de Abuelas, Estela de Carlotto. ?l hab¨ªa ido voluntariamente a hacerse las pruebas. Y result¨® ser hijo de Oscar, Pu?o, Montoya y de Laura Carlotto, miembros de la organizaci¨®n clandestina Montoneros. Su hallazgo, el n¨²mero 114 de los nietos recuperados en casi 40 a?os, funcion¨® como la mejor campa?a publicitaria que se podr¨ªa imaginar. Desde entonces no cesan de llegar treinta?eros a la sede porte?a de Abuelas para solicitar las pruebas de ADN. A¨²n quedan por ¡°recuperar¡±, unos 400 beb¨¦s robados a presas pol¨ªticas asesinadas.
Estela de Carlotto seguir¨¢ al frente de esa lucha. Y se confiesa con m¨¢s fuerza que nunca. La entrevista se celebr¨® el viernes por la tarde, despu¨¦s de una reuni¨®n que mantuvo con otras abuelas y con Nicol¨¢s Gil Lavedra, el director de la pel¨ªcula Verdades verdaderas, la vida de Estela (2011).
Cuanto m¨¢s suavecito se habla m¨¢s escucha la persona. Si usted levanta la voz se aturde"
De Carlotto (Buenos Aires, 1930) se muestra con el mismo tono ecu¨¢nime que ha caracterizado su presidencia en Abuelas. ¡°Dif¨ªcilmente yo grite o tenga un gesto de violencia de romper algo contra la pared. Jam¨¢s le toqu¨¦ un cabello a mis hijos. Y como maestra le hablaba a los ni?os muy suavecito. Porque cuanto m¨¢s suavecito se habla m¨¢s escucha la persona. Si usted levanta la voz se aturde¡±.
Habla de la complicidad que hab¨ªa entre su marido, Guido Carlotto, y su hija Laura. Y recuerda que ella ten¨ªa un car¨¢cter muy fuerte. ¡°Era medio protectora de los hermanitos m¨¢s chicos y se puso de novio a los 13 a?os. Ella me dijo: ¡®Mam¨¢ estoy enamorada de un muchacho¡¯. ¡®?Y cu¨¢ntos a?os tiene?¡¯ ?l ten¨ªa 18. ¡®No, querida, es un hombre¡¯. Y me dijo: ¡®Bueno, mam¨¢. Ac¨¢ hay dos formas: te miento o me acept¨¢s¡¯. Y yo acept¨¦. Fue un noviazgo largo pero no se cas¨® con ¨¦l. Dos a?os despu¨¦s, tomando un cafecito en un bar de La Plata le dije: ¡®Laurita, te ten¨¦s que ir que est¨¢n matando a gente¡¯. Y ella me dijo: ¡®Nadie quiere morir. Pero mire que nosotros vamos a morir y nuestra muerte no va a ser en vano¡±.
Tras la muerte de Laura, nunca hubo intercambio de reproches entre ella y Guido Carlotto. Y tampoco acudieron al psic¨®logo. ¡°Nunca fui a un psic¨®logo. Mi marido fue pero por la crisis de los cuarenta. Mi personalidad es de resolver yo las cosas. Y como tengo tes¨®n: o las resuelvo o las resuelvo. A veces no y ah¨ª ya me entrego. Pero tambi¨¦n le busco una explicaci¨®n¡±.
Pregunta. Tras la euforia del reencuentro entre abuelas y nietos, ?suele venir una etapa dif¨ªcil?
Respuesta. Depende de la situaci¨®n. Los chicos que vienen voluntariamente a buscar porque dudan, ah¨ª es f¨¢cil. Pero est¨¢ el caso en que nosotros recibimos informaciones, tenemos a un equipo que va y visita a esa persona, que es adulta, y suele haber una negativa [a reconocer a la abuela]. Entonces, vamos a la Justicia. El juez dispone el encuentro. Yo siempre me acuerdo de una abuela que yo acompa?aba. La abuela, muda, porque le hab¨ªamos dicho: ¡°No lo abrace, no le hable, esper¨¢, no fuerce ninguna situaci¨®n¡±. Y lo primero que le dice el chico es: ¡°Se?ora, no me pida que la quiera porque yo a usted no la quiero¡±. Y ella le contest¨®: ¡°Mir¨¢, yo te quiero. Y te voy a esperar¡±. Y algunas abuelas han esperado diez a?os. Pero cuando hay ya una decisi¨®n y un encuentro con una familia, todo es distinto.
P. Usted le sigue llamando Guido ¡ªa pesar de que ¨¦l ha dicho p¨²blicamente que prefiere el nombre de Ignacio¡ª.
R. Yo le dije el primer d¨ªa: ¡°A vos te pusieron de nombre Ignacio. Pero yo te aviso que te voy a llamar Guido. ?Sab¨¦s por qu¨¦? Porque yo, por 37 a?os, te busqu¨¦ como Guido. Y adem¨¢s tu mam¨¢, desde el cautiverio, cuando vos estabas en su panza, nos mand¨® decir con una prisionera liberada que ella estaba embarazada de seis meses, que su beb¨¦ iba a nacer en junio y que yo, la mam¨¢, lo fuera a buscar a la casa cuna ¡ªhospital de maternidad¡ª de La Plata; y si era un var¨®n, que te pusi¨¦ramos Guido, como tu abuelo. Para m¨ª sos Guido. Ahora, voy a respetar tu decisi¨®n¡±. Y anoche [por el jueves] me dijo que se va a llamar Ignacio Guido.
P. Va ganando usted terreno, porque ¨¦l dec¨ªa que prefer¨ªa seguir llam¨¢ndose Ignacio Hurban.
R. ?l me ha dicho: ¡°Yo me voy a llamar Ignacio Guido. Ignacio me gusta, por eso lo voy a conservar. Pero Guido, s¨ª, tambi¨¦n. Ignacio Guido Montoya Carloto¡±. ¡°Todo eso¡±, dice, ¡°as¨ª laaargo, voy a ser yo¡±. Ahora es chiquito el nombre que tiene falso [Ignacio Hurban]. Pero ¨¦l ya sabe que la Justicia tiene que cambiarle su nombre, cambiar los nombres de sus t¨ªtulos, de sus propiedades si las tuviere, de los documentos¡ Y tiene que sacar el pasaporte porque ya lo est¨¢n invitando de un mont¨®n de lugares del mundo.
Yo ten¨ªa miedo de d¨®nde estar¨ªa viviendo, con qui¨¦n, c¨®mo lo tratar¨ªan y qu¨¦ efecto tendr¨ªa sobre ¨¦l el maltrato si lo hubo
P. ?Se imagin¨® a su nieto as¨ª?
R. Yo ten¨ªa miedo de d¨®nde estar¨ªa viviendo, con qui¨¦n, c¨®mo lo tratar¨ªan y qu¨¦ efecto tendr¨ªa sobre ¨¦l el maltrato si lo hubo. Podr¨ªa suceder que fuera un delincuente. Hasta ahora no pas¨® nunca¡ O que se drogara, como tantos j¨®venes, o que no viviera. Pero siempre lo conceb¨ª as¨ª como es, tal cual.
P. En el encuentro, ?¨¦l le pidi¨® a usted que fueran despacio?
R. S¨ª, porque yo lo abrac¨¦. Yo lo esper¨¦ adentro, que entrara con mis tres hijos, y no me daban las piernas de la emoci¨®n. Y cuando est¨¢ cerca m¨ªo lo abrazo con l¨¢grimas. No llanto. Suavemente le digo: ¡°Guido, querido nieto, te encontr¨¦¡±. Pero ¨¦l me dijo: ¡°Despacito, despacito¡±. Yo no iba a ser avasalladora. Pero ese mismo d¨ªa, despu¨¦s de estar horas charlando con mis hijos y conmigo, cuando se despide me dice: ¡°Chao, Abu¡±. Ya me hab¨ªa incorporado, ya era la abuela. Que Abu me dicen los otros nietos que tengo. Todo lo que sigue es muy lindo. Es un muchacho muy bueno, es positivo todo lo que ¨¦l dice y hace. Y acepta, no se niega. Hoy se re¨²ne con sus primos a solas. ?Qu¨¦ le va a pasar? Que Dios lo ayude. Va a ser una reuni¨®n de chicos, de j¨®venes, donde van a hablar entre ellos, no va a haber ning¨²n tipo de freno.
P. Usted ha expresado muy bien que algunos nietos no quieren venir a Abuelas porque temen que sus padres de adopci¨®n puedan ser encarcelados¡
R. Claro, porque hay un delito. Ahora, en este caso pienso: son peones de campo. En el campo es com¨²n entregar chicos. Hay gente que tiene 10 ¨® 12 chicos. Entonces te dan uno y te dicen ¡°?Por qu¨¦ no me lo cr¨ªas?¡±. Y al criarlo ya queda ah¨ª. A este matrimonio alguien, el patr¨®n, le trajo el beb¨¦. Les dijo: ¡°Tomen, ustedes no tienen hijo, y nunca le digan que no son los padres¡±.
Hay un fundamento: [a Guido] lo criaron bien, con amor
P. ?Ha hablado usted con ellos?
R. No, no.
P. ?No quiere?
R. No, no¡ No es oportuno todav¨ªa. ?Qu¨¦ voy a hablar con ellos? Eso, tiene que ser la Justicia. La Justicia tiene que hablar con ellos, que cuenten bien c¨®mo fue. La partida de nacimiento atestigua que fue un polic¨ªa m¨¦dico el que la firm¨®. Entonces, ?qu¨¦ cadena hubo de los represores para sacarlo de los brazos de la mam¨¢ hasta llegar ah¨ª? Eso est¨¢ en manos de la Justicia. Y si nosotros sabemos algo, se lo informamos a la Justicia. Pero, molestar a la gente¡ ir all¨¢, no.
Madres [de Plaza de Mayo] qued¨® buscando los hijos; Abuelas buscando a los nietos
P. ?C¨®mo fue que su nieto la encontr¨®?
R. ?l dec¨ªa que hab¨ªa un ruido adentro. Esa palabra: ruido. ?l dec¨ªa: ¡°?C¨®mo estas personas que dicen ser mis padres no tienen ninguna de las ambiciones que tengo yo? De estudiar¡ ?l le¨ªa, le¨ªa, le¨ªa. Y lleg¨® un momento en que empez¨® a pensar, sobre todo, cuando le dicen que esos no son sus padres.
P. ?Qui¨¦n se lo dice?
R. Alguien, no s¨¦ qui¨¦n. Seguramente van a citar a esa persona. Porque, seguramente, lo sab¨ªan mucha gente. Cuando lo sabe uno lo saben todos¡ Que ¨¦l no era hijo de ese matrimonio. Y les pregunt¨® a ellos y ellos le dijeron que s¨ª ¡ªque eran padres de adopci¨®n¡ª. Y a partir de ah¨ª, se decidi¨® a buscar.
No coincidimos con el grupo de madres de Hebe de Bonafini y s¨ª coincidimos con todos los dem¨¢s organismos
P. ?Qu¨¦ sucedi¨® con otros padres que inscribieron como propios a esos hijos que eran adoptados?
R. Cualquiera que anota como hijo propio a un chico que no es propio est¨¢ cometiendo un delito. Eso es ac¨¢ y en la China. Y si no, robemos chicos, total, no pasa nada. Este delito tiene una condena y a ellos se los juzg¨® y se los conden¨®. En general trataron de minimizar la responsabilidad de la mujer. Pero eran condenas no muy importantes. Hubo ¡ªtambi¨¦n¡ª adopciones legales de gente inocente. Ah¨ª, nada que ver. Fueron con la ley y le dieron ni?os.
P. Pero en el caso de Guido¡
R. En el caso de Guido hay un delito que han cometido estas personas. Y como est¨¢ inscripto este delito en lesa humanidad no prescribe, est¨¢ vigente hasta que se repara. As¨ª que tendr¨¢ que ver la inocencia por su cultura, la situaci¨®n, el patr¨®n¡ Esos son atenuantes.
P. Esa es la ley. Pero usted ?qu¨¦ desear¨ªa?
R. Yo, si se comprueba la inocencia en cuanto a no dimensionar que anotarlo era un delito, porque eran gente sin cultura, no los condeno. Pero tambi¨¦n hay un fundamento: lo criaron bien, con amor.
Si una gesti¨®n de Gobierno es buena hay que apoyarla. No al partido pol¨ªtico, sino a la gesti¨®n
P. Tal vez otros nietos pueden alegar que a sus padres adoptivos los condenaron.
R. Bueno, se habr¨¢n probado los delitos m¨¢s fuertes, ?no? Yo, adem¨¢s, no s¨¦ si los van a condenar o no. Mi posici¨®n es esa, pero la Justicia no va a decir lo que yo digo, va a hacer lo que corresponde.
P. He le¨ªdo en la prensa a alguien que dijo que no hay que olvidar que los padres de este chico pertenecieron a una organizaci¨®n terrorista.
R. El que dice eso es un terrorista. Porque ese eslogan hizo que se justificara esa muerte. Eran opositores pol¨ªticos. No hubo una lucha armada como en una guerra. Ac¨¢ hubo represi¨®n terrorista del Estado. El que todav¨ªa hoy, tantos a?os despu¨¦s, sostiene eso¡ ?l es el terrorista, el que est¨¢ mandando el mensaje para confundir. Porque ya no hay confusi¨®n, est¨¢ escrito qui¨¦n fue qui¨¦n. Hubo lucha armada en un primer momento, en el 73 y el 74, aniquilada completamente en el operativo Independencia. Y, sobre todo, pas¨® all¨¢ por Tucum¨¢n. Lo que qued¨® despu¨¦s ya no fue eso. Hab¨ªa armas, s¨ª. A veces, est¨¢n un matrimonio con tres ni?os en su vivienda, lo pongo como ejemplo, y ten¨ªan armas, s¨ª. Laura nunca las tuvo, porque pap¨¢ le abr¨ªa siempre la cartera. Pero, bueno, las pod¨ªa haber tenido. Esa gente que estaban con sus tres hijos en su casa, de repente ven que viene a matarlos. Y se defienden. Es lo que est¨¢n haciendo hoy muchos, que vienen ladrones, sale el due?o de la casa y lo mata. Y no por eso son asesinos. En esto hab¨ªa ideolog¨ªa, una ideolog¨ªa terrorista del Estado para matar al enemigo en vez de tomarlo preso. Cuando Laura desaparece yo le digo al general Bignone en una audiencia particular: ¡°Si ella, para ustedes, cometi¨® un delito, j¨²zguenla y cond¨¦nenla, que hay leyes¡±. Y me dijo que no. Los mataron a todos. Ese es el terrorista.
Nadie va a dudar de Abuelas y va a decir que mentimos ni que usamos dinero que no sabe ad¨®nde va
P. ?En qu¨¦ momentos se separaron las Abuelas de las Madres de Plaza de Mayo? Usted vino a decir en una entrevista que se debi¨® a las distintas metodolog¨ªas.
R. No, hay una confusi¨®n ac¨¢. Cuando empez¨® la dictadura, que empezaron a secuestrar personas, no habl¨¢bamos de desaparecidos. ¡°Estar¨¢n en las c¨¢rceles, vayan a saber d¨®nde¡±. Nos empezamos a juntar en la Plaza de Mayo, frente a la Casa de Gobierno, padres, hermanos, esposas, abuelas, todos. ?ramos el rejunte total. Luego, viendo que el paso del tiempo nos delineaba un trabajo espec¨ªfico a las abuelas, para buscar a los ni?os, nacemos unos meses despu¨¦s un grupo de abuelas como abuelas. Madres qued¨® buscando los hijos, abuelas buscando a los nietos.
P. ?En qu¨¦ a?o?
R. En el 77. Nosotros nacemos en octubre del 77 y las madres en abril del mismo a?o. La divisi¨®n es entre madres, no de abuelas. Hubo una escisi¨®n en 1986 donde una l¨ªder no conforma, no se avienen, no se llevan bien y deciden separarse en un grupo que pas¨® a llamarse Madres de Plaza de Mayo L¨ªnea Fundadora. Ac¨¢ est¨¢ la se?ora Hebe de Bonafini, por un lado, all¨¢ est¨¢ Marta V¨¢squez ¡ªl¨ªnea fundadora¡ª por el otro. La divisi¨®n sigue.
P. ?Pero usted no considera que hay divisi¨®n entre Abuelas y Madres?
R. No. A ver: no nos llevamos bien con la Hebe de Bonafini. Pero s¨ª con la se?ora Marta V¨¢squez.
P. ?Entonces es una cuesti¨®n personal?
R. No, no, no. Es una cuesti¨®n ideol¨®gica, de actitud frente a esta lucha. No coincidimos con la forma y proceder del grupo de madres de Hebe de Bonafini y s¨ª coincidimos con todos los dem¨¢s organismos. Pero no por alianzas, sino porque tratamos siempre de estar juntas. Pero llega un momento en que ya no iba eso. Era nosotros hablar a la pared, era m¨¢s guerra que convicci¨®n y dijimos: ¡°No se puede con esta se?ora¡±.
P. ?Pero en qu¨¦ se sustancia la diferencia?
R. En la ideolog¨ªa. Ella insulta, agravia, desmerece¡ Y en un momento dijo: ¡°No hay que encontrar a los nietos, ya est¨¢n perdidos, son irrecuperables¡±. Hoy se alegra.
P. ?Cree que la afinidad que usted nunca ocult¨® hacia N¨¦stor Kirchner y Cristina Fern¨¢ndez ha podido distanciar a otras personas de Abuelas?
R. Solamente el mal intencionado puede decir y llamarnos oficialistas. Pero si una gesti¨®n de Gobierno es buena hay que apoyarla. No al partido pol¨ªtico, sino a la gesti¨®n. Apoyamos a un Gobierno que hace cosas, que nos abre las puertas, nos consulta y nos ayudan econ¨®micamente. Con una rendici¨®n ¡ªde cuentas¡ª, atenci¨®n, peso sobre peso, centavo sobre centavo, con auditor¨ªas permanentes. Porque nunca nos va a pasar que la plata se vaya por las rendijas. Porque ac¨¢ yo soy la responsable. Nadie va a dudar de Abuelas y va a decir que mentimos ni que usamos dinero que no sabe ad¨®nde va, ni que nadie se enriqueci¨®.
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