Las protestas en Misuri acaban en tiroteos tras el env¨ªo de la Guardia Nacional

La tensi¨®n no se relaja en Ferguson, la peque?a ciudad de Misuri donde el 9 de agosto un joven negro que iba desarmado muri¨® tiroteado por un polic¨ªa blanco. La noche del lunes parec¨ªa m¨¢s tranquila que la anterior. Pasadas las 10, empezaron los lanzamientos de botellas y c¨®cteles molotov contra la polic¨ªa, al tiempo que los agentes usaron gases lacrim¨®genos y dispositivos ac¨²sticos que emiten sonidos dolorosos para dispersar a los manifestantes.

En algunos momentos se oyeron disparos en la zona de West Florissant Avenue, la avenida de Ferguson donde se desarrollan las protestas. Dos personas resultaron heridas. El capit¨¢n de la patrulla de carreteras Ronald Johnson, responsable desde el jueves de la seguridad en las protestas y presencia constante en West Florissant, dijo que no fue la polic¨ªa quien dispar¨® sino alguien en la multitud.

¡°Veh¨ªculos de agentes recibieron disparos¡±, dijo Johnson a la cadena CNN. La polic¨ªa se incaut¨® de dos pistolas.

Entre los 31 arrestados se encuentran personas de California y Nueva York, a?adi¨® Johnson, que argumenta que los saqueos y enfrentamientos con la polic¨ªa acaban da?ando al comercio local.

Las escenas de tensi¨®n coincidieron con la primera noche sin toque de queda desde el s¨¢bado y la primera jornada en la que la Guardia Nacional ¡ªlas milicias de los estados de EE UU¡ª se despleg¨® en Ferguson. El despliegue de la Guardia Nacional ¡ªel primero en este estado desde como m¨ªnimo la Segunda Guerra Mundial¡ªpas¨® desapercibido y no intervino de forma directa en el control de la protestas.

Los choques llegaron tras un d¨ªa y buena parte de la noche de protestas pac¨ªficas en Ferguson. ¡°Las manos arriba, no disparen¡±, coreaban los manifestantes, casi todos negros. ¡°Sin justicia no hay paz¡±, es otro de los esl¨®ganes. ¡°Dejad de matarnos¡±, dice una pancarta.

Los manifestantes critican que Darren Wilson, el agente de la polic¨ªa de Ferguson que mat¨® a Michael Brown en una calle perpendicular a West Florissant, est¨¦ de baja con sueldo y no detenido. M¨¢s all¨¢ de esta demanda, las protestas han colocado en el centro del debate en EE UU las quejas entre la comunidad afroamericana, que acusa de racismo a las fuerzas policiales.

La rutina de la protestas consiste en subir y bajar por las aceras de un segmento de la avenida West Florissant. Antes de anochecer la presencia policial era discreta, aunque algunos grupos de agentes ¡ªcasi todos blancos¡ª se paseaban mostrando bastones y cintas para esposar a los detenidos.

Pero el ambiente era festivo. La aparici¨®n de rapero Nelly, originario de San Luis, la gran ciudad vecina de Ferguson, caus¨® un peque?o tumulto. Hac¨ªa calor y un cami¨®n de venta de helados circulaba por la avenida.

Los medios de comunicaci¨®n ¡ªcada vez m¨¢s desde que las protestas comenzaron hace m¨¢s de una semana¡ª se concentran en un aparcamiento junto a la avenida y tienen un papel determinante. Los manifestantes son pocos durante el d¨ªa ¡ªunos pocos millares¡ª y se concentran en un segmento de una calle de una peque?a ciudad de un estado que raramente aparece en los telediarios.

Cuando cae la noche, todo cambia. Fot¨®grafos, camar¨®grafos y otros periodistas prepararan el casco o tienen a mano una m¨¢scara antig¨¢s. Centenares de polic¨ªas se amontonaron el lunes para cerrar el paso en medio de la avenida, frente al aparcamiento que hace de tribuna de prensa y por donde desfilaban las estrellas de la CNN y otras cadenas, alguna comparando Ferguson con Afganist¨¢n.

El capit¨¢n Johnson dijo a un grupo de periodistas que confiaba en que esta noche ser¨ªa mejor que las anteriores. Defendi¨® el derecho a manifestarse. Asegur¨® que ¨¦l est¨¢ all¨ª para protegerlos. Se?al¨® a los v¨¢ndalos como culpables de arruinar unas protestas leg¨ªtimas. Reconoci¨® que la polic¨ªa debe hacer m¨¢s por acercarse a los ciudadanos. Entabl¨® debates con algunas de las personas que piden justicia y acusan a la polic¨ªa de brutalidad.

La multitud, que hasta entonces hab¨ªa desfilado por la acera o se hab¨ªa concentrado en otro aparcamiento cercano, salt¨® a la calzada y se coloc¨® en frente de los antidisturbios. Pastores y l¨ªderes comunitarios intentaban convencerlos de que evitaran los choques. La polic¨ªa les orden¨® dispersarse o atenerse a las consecuencias.

Una hora m¨¢s tarde, la protesta se hab¨ªa diluido sin apenas violencia. Con m¨¢s periodistas y polic¨ªas en la calle que manifestantes, no hab¨ªa rastro de los saqueadores ni los violentos venidos de fuera. La impresi¨®n era que, esta vez s¨ª, las cosas se hab¨ªan calmado. Estallidos lejanos ¡ªtiros de bala o disparos de gases lacrim¨®genos¡ª indicaban que la noche no hab¨ªa terminado.