El ¨²ltimo golpe del califato del terror
El Estado Isl¨¢mico toma el relevo de Al Qaeda con m¨¦todos a¨²n m¨¢s violentos
El autodenominado Estado Isl¨¢mico ha cumplido su amenaza de ¡°ahogar en sangre¡± a Estados Unidos en venganza por el castigo que le est¨¢ infligiendo en Irak, tal como hab¨ªa anunciado en una campa?a previa en Twitter. A pesar de los escalofr¨ªos que provoca, el espeluznante v¨ªdeo de la decapitaci¨®n de un periodista norteamericano pone de relieve la astucia medi¨¢tica de esos terroristas, y con toda probabilidad va a granjearles nuevos reclutas, incluso en Occidente.
Estado Isl¨¢mico (EI) es la nueva designaci¨®n que se ha atribuido desde el pasado junio el grupo antes conocido como Estado Isl¨¢mico en Irak y el Levante (en referencia a la gran Siria), y antes a¨²n como Estado Isl¨¢mico en Irak. Aunque ¨¦ste surgi¨® de la rama iraqu¨ª de Al Qaeda, termin¨® rompiendo lazos con la organizaci¨®n madre a ra¨ªz de su expansi¨®n a Siria, en contra de las consignas de sus dirigentes. A diferencia de Al Qaeda, el EI no ha atacado objetivos occidentales fuera de esta regi¨®n.
El nombre elegido hace referencia a un gobierno ideal basado en la ley isl¨¢mica y que se asocia con los primeros tiempos del islam. Su l¨ªder, Abu Bakr al Bagdadi, con toda seguridad un apodo, ha declarado un ¡°califato¡± en los territorios que controla tanto en Siria como en Irak, e incluso exige que todos los musulmanes del mundo le juren lealtad, una pretensi¨®n que ha sido ridiculizada por numerosos ulemas. No obstante, su capacidad para financiarse (el Gobierno iraqu¨ª sospecha que hace contrabando de petr¨®leo) obliga a tomarlo en serio.
Bajo cualquiera que sean sus siglas, lo que no ha variado es su ideolog¨ªa basada en una lectura literal e intransigente del islam sun¨ª, que considera her¨¦ticos al resto de los musulmanes (e infieles al resto). Sus ra¨ªces en la lucha contra la ocupaci¨®n estadounidense de Irak a mediados de la pasada d¨¦cada, le granjearon apoyos entre la comunidad ¨¢rabe sun¨ª de ese pa¨ªs, que se sinti¨® perdedora del cambio pol¨ªtico que supuso la desaparici¨®n de Saddam Husein. Sin embargo, con el tiempo su desaf¨ªo a las estructuras tribales le termin¨® creando enemigos (algo que aprovech¨® EEUU para aplacar la insurgencia antes de retirar sus tropas en 2011).
Su lectura del islam sun¨ª considera herejes al resto de musulmanes
Luego, su intervenci¨®n en una Siria levantada contra Bachar el Asad le permiti¨® aumentar sus bases, despertando las simpat¨ªas de muchos j¨®venes musulmanes en todo el mundo que no entend¨ªan la pasividad de Occidente ante la feroz represi¨®n del dictador. Su sagaz utilizaci¨®n de las redes sociales (con cuentas oficiales y una red de voluntarios individuales que difunden sus mensajes) le ha servido para ampliar tanto el eco de sus acciones como sus campa?as de propaganda.
¡°El EI est¨¢ usando las [redes] sociales y otros medios para reclutar seguidores y atemorizar a sus enemigos hasta la rendici¨®n¡±, escribe el columnista Ali Hashem en Al Monitor.
Durante decenas de entrevistas realizadas en la ¨²ltima semana por esta corresponsal entre los desplazados llegados al Kurdist¨¢n iraqu¨ª, apenas en dos casos las v¨ªctimas hab¨ªan tenido contacto con los fan¨¢ticos del EI. Todos los dem¨¢s relataban haber salido huyendo ante las noticias de que esas huestes se acercaban a sus pueblos.
La misma brutalidad que aterroriza a yazid¨ªes, cristianos y otras minor¨ªas, adem¨¢s de a la mayor¨ªa de los musulmanes, resulta enfermizamente atractiva para algunos j¨®venes saud¨ªes, paquistan¨ªes, chechenos o europeos musulmanes, incluidos algunos espa?oles. Seg¨²n Hashem, ¡°las historias m¨¢s le¨ªdas en las webs de noticias en ¨¢rabe son en la actualidad las relacionadas con las presuntas atrocidades cometidas por el EI¡±.
Ni siquiera hace falta que sean ciertas. La probada crueldad del grupo las hace cre¨ªbles, en especial cuando se trata de cualquier tipo de comportamiento medieval como las decapitaciones o los matrimonios forzosos de muchachas.
¡°De muchas de las acusaciones que corren estos d¨ªas, como el secuestro, violaci¨®n y venta de chicas, no tenemos pruebas y no se corresponden con las pautas de conducta anteriores del grupo¡±, advert¨ªa recientemente a este diario Donatella Rovera, investigadora de Amnist¨ªa Internacional en Irak. ¡°Los cr¨ªmenes del EI son lo suficientemente horrorosos como para que no haga falta exagerarlos¡±.
El grupo, tan ducho en el manejo de Twitter y YouTube, no se molesta en negarlos. Eso le permite vencer a sus enemigos con el m¨ªnimo de enfrentamientos, tal como sucedi¨® durante la toma de Mosul y su posterior avance hasta Tikrit. Y eso es lo que ha hecho hasta ahora, concentrarse en la conquista de territorio, con el pretexto de hacer la yihad, o guerra santa, (apropi¨¢ndose de un t¨¦rmino religioso para enfado de los musulmanes que rechazan que se les llame yihadistas).
La brutalidad de sus golpes es atractiva para algunos j¨®venes
Esa pol¨ªtica tiene adem¨¢s otro objetivo: alentar el n¨²mero de reclutas para reforzar las filas de esos fan¨¢ticos. No es s¨®lo teor¨ªa. De acuerdo con el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos, al menos 6.000 nuevos combatientes se han unido al EI en Siria durante el ¨²ltimo mes. Ese alistamiento sin precedentes elevar¨ªa sus filas hasta los 21.000 milicianos. Aunque la mayor¨ªa son sirios, Rami Abdelrahman, el fundador de ese centro de an¨¢lisis, ha declarado a Reuters que un millar de los nuevos incorporados eran extranjeros.
Adem¨¢s, el impacto internacional de sus acciones de barbarie provoca un efecto de imitaci¨®n sobre otros grupos. Ayer mismo se encontraron en el Sina¨ª egipcio los cuerpos decapitados de cuatro hombres que hab¨ªan sido secuestrados a punta de pistola dos d¨ªas antes en la localidad de Sheij Zuwaid, a pocos kil¨®metros de Gaza. Grupos islamistas radicales se mezclan en esa zona con contrabandistas y a menudo atacan a los miembros de las fuerzas de seguridad.
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