La ¨²ltima batalla de Chelsea Manning
Hace un a?o, la soldado condenada por filtrar cientos de miles de documentos a Wikileaks solicitaba el cambio de sexo
La ¨²ltima imagen que se tiene de Chelsea Manning es la que la muestra saliendo apesadumbrada de la sala del tribunal militar en Fort Meade, en las afueras de Washington. Era el 21 de agosto de 2013 y la juez militar Denise Lind acababa de condenarla a 35 a?os de c¨¢rcel por filtrar cientos de miles de cables diplom¨¢ticos y militares a WikiLeaks.
Manning sali¨® con las manos esposadas, el gesto grave, el cabello cortado al cepillo, su cuerpo enjuto m¨¢s encogido a¨²n en el uniforme que de pronto parec¨ªa quedarle grande. En aquel momento, Manning era todav¨ªa el soldado Bradley Manning y, a sus 25 a?os, acababa de perder su combate por la transparencia militar ante la justicia, el gobierno y el ej¨¦rcito.
Un d¨ªa m¨¢s tarde, ya tras las rejas, empez¨® una nueva batalla m¨¢s personal con un nuevo nombre y una nueva meta: lograr cambiar la pol¨ªtica del Ej¨¦rcito de EE UU que proh¨ªbe servir en sus filas a los transexuales.
¡°Ahora que entro en la siguiente fase de mi vida, quiero que todo el mundo conozca mi verdadero yo. Soy Chelsea Manning. Soy una mujer", anunci¨® Manning en una carta le¨ªda por su abogado, David Coombs, en televisi¨®n.
Desde entonces, su imagen oficial es un retrato a carboncillo hecho por una de sus defensoras con la imagen que Chelsea Manning tiene de s¨ª misma, y que es de una mujer de cabello rubio con tintes rojizos largo, la cara pecosa. El dibujo es muy similar a la fotograf¨ªa granulada de Manning con una peluca que fue revelada durante el consejo de guerra que se prolong¨® durante m¨¢s de a?o y medio y en el que su identidad sexual fue esgrimida como un argumento de la defensa, aunque finalmente no sirvi¨® para eximirla de una dura pena de c¨¢rcel que desde entonces varias instancias se han negado a rebajar.
Esta batalla para reducir su condena contin¨²a, asegura Emma Cape, portavoz de la plataforma Chelsea Manning (que tambi¨¦n tuvo que cambiar su nombre tras la decisi¨®n de la ahora soldado).
Su equipo legal ¡°va a presentar numerosas apelaciones ante la Corte Militar de Apelaciones, la federal y, eventualmente, tambi¨¦n la Corte Suprema¡±, asegura, a la par que recuerda que el presidente, Barack Obama, ¡°tiene la autoridad para aprobar una petici¨®n de clemencia en cualquier momento¡±.
Salvo la clemencia presidencial, que no parece que vaya por el momento a ninguna parte, cualquiera de las otras opciones llevar¨¢n tiempo. Mientras, Chelsea Manning mantiene otro frente legal abierto, uno que ha declarado como su objetivo personal y vital: lograr que el Ej¨¦rcito le permita -y costee- el tratamiento necesario para cambiar de sexo.
Los avances han sido peque?os, pero no escasos.
Poco despu¨¦s de ingresar en la prisi¨®n militar de Fort Leavenworth, Kansas, para cumplir su condena, los m¨¦dicos confirmaban el diagn¨®stico de ¡°disforia de g¨¦nero¡±, como se conoce el conflicto entre la identidad de g¨¦nero y el sexo asignado al nacer y que el Departamento de Defensa sigue considerando un trastorno mental -lo que le sirve para rechazar o expulsar a cualquier transg¨¦nero en sus filas- pese a que la Asociaci¨®n Americana de Psiquiatr¨ªa ha dejado de calificarlo como tal.
Adem¨¢s, Manning logr¨® por la v¨ªa judicial que el Pent¨¢gono tenga que identificarle como mujer y dirigirse a ella en todos los documentos oficiales como Chelsea y no Bradley.
Manning y su plataforma de apoyo tambi¨¦n celebraron como una victoria cuando una corte federal rechaz¨®, el pasado julio, la petici¨®n del Ej¨¦rcito de trasladarlo de la prisi¨®n militar a una civil y eludir as¨ª, a juicio de sus abogados, la responsabilidad de asumir el costoso tratamiento hormonal que requiere su transici¨®n a mujer. El ¨²ltimo frente conquistado: el secretario de Defensa, Chuck Hagel, autoriz¨® en julio que se le proporcione un ¡°nivel rudimentario¡± de tratamiento m¨¦dico para transexuales en la prisi¨®n militar.
Pero vencer en una o varias batallas no significa ganar la guerra, y un mes m¨¢s tarde de la aprobaci¨®n oficial y un a?o despu¨¦s de su ¡°transici¨®n¡±, Chelsea Manning sigue sin haber recibido la medicaci¨®n que le corresponde.
Sus abogados, entre los que se encuentra el especialista en temas LGTB de la Uni¨®n Americana de Libertades Civiles (ACLU) Chase Strangio, han marcado como fecha l¨ªmite el 4 de septiembre. Si hasta entonces el Ej¨¦rcito no inicia su tratamiento y le proporciona todos los elementos necesarios para atender a una persona con ¡°disforia de g¨¦nero¡±, incluidos ¡°vestimenta y material de aseo¡± adecuados, sus abogados est¨¢n dispuestos a ¡°iniciar una demanda para reivindicar sus derechos constitucionales¡±, seg¨²n anunciaron a mediados de agosto.
Pese a que la victoria no es a¨²n total, Chelsea Manning aguarda de ¡°buen ¨¢nimo¡± el momento, asegura Cape, quien habla una o dos veces por semana con ella.
¡°En general parece estar en buen ¨¢nimo estos d¨ªas, se siente optimista ante el trabajo de ACLU en su caso de disforia de g¨¦nero¡±, explica.
A la espera de una decisi¨®n que le permita iniciar su transformaci¨®n y, a m¨¢s largo plazo, un eventual perd¨®n o reducci¨®n de sentencia que le permita alg¨²n d¨ªa vivir como mujer y en libertad, Chelsea Manning pasa sus d¨ªas en r¨¦gimen de seguridad media, dedicada a cumplir el trabajo ¡°a tiempo completo¡± que le ha sido asignado en prisi¨®n y, en los ratos libres, a realizar ejercicios o estudiar en la biblioteca. ¡°Est¨¢ ayudando activamente a su equipo legal para prepararse para las apelaciones, que probablemente empezar¨¢n el a?o que viene¡±, adelanta Cape.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.