Emiratos ?rabes y Egipto, acusados de estar tras los bombardeos contra Tr¨ªpoli
El antiguo Parlamento libio ha encargado formar Ejecutivo a un primer ministro islamista
El descenso de Libia en el caos pol¨ªtico ha generado una gran preocupaci¨®n entre sus vecinos, que temen que la inestabilidad pueda extenderse dentro de sus fronteras. Precisamente, el domingo se reunieron en El Cairo los ministros de Exteriores de Egipto, T¨²nez, Argelia y Libia para abordar la crisis pol¨ªtica en este ¨²ltimo pa¨ªs. En un comunicado conjunto tras la cumbre, los cancilleres de los cuatro pa¨ªses han instado a un cese inmediato de la violencia y al desarme de las milicias. Adem¨¢s, han reafirmado su rechazo a cualquier ¡°injerencia extranjera¡± en los asuntos internos del pa¨ªs.
Esta acci¨®n llega despu¨¦s de una semana en la que han tenido lugar varios misteriosos bombardeos a¨¦reos contra posiciones de la milicia de Misrata en Tr¨ªpoli. Las autoridades egipcias han rechazado categ¨®ricamente estar detr¨¢s de los ataques, tal como hab¨ªan denunciado los milicianos. Sin embargo, en un art¨ªculo reci¨¦n publicado, The New York Times asegura citando fuentes an¨®nimas del Gobierno estadounidense que los bombardeos llevaron la firma conjunta de Egipto y de Emiratos ?rabes.
A pesar de que estos dos pa¨ªses son aliados tradicionales de Washington, no habr¨ªan advertido a la Administraci¨®n estadounidense de sus planes de intervenir militarmente en el conflicto libio. ¡°No vemos que esto sea para nada constructivo¡±, declar¨® un responsable estadounidense al rotativo neoyorquino. Tanto EE UU como varios Gobiernos europeos apuestan por una soluci¨®n negociada a los actuales enfrentamientos, y temen que los bombardeos puedan enquistar a¨²n m¨¢s el conflicto. Desde el golpe de Estado del pasado verano, Egipto lleva a cabo una intensa campa?a de represi¨®n de los Hermanos Musulmanes, la principal fuerza islamista del pa¨ªs, y que cuenta con una filial en Libia.
Desde la ca¨ªda del r¨¦gimen del coronel Gadafi en octubre del 2011, los actores pol¨ªticos libios han sido incapaces de crear un entramado institucional s¨®lido. Sin un Ej¨¦rcito nacional potente, el principal obst¨¢culo para la creaci¨®n de un Estado central efectivo son las decenas de milicias que vencieron las fuerzas leales a Gadafi durante la guerra civil. De momento, todos los esfuerzos destinados a desmovilizar estos grupos paramilitares e integrarlos dentro de la polic¨ªa y las Fuerzas Armadas han resultado en vano.
El ca¨®tico panorama pol¨ªtico libio podr¨ªa a¨²n complicarse m¨¢s despu¨¦s de que el antiguo Parlamento, disuelto a inicios de este verano, se reconstituyera el lunes en Tr¨ªpoli y encargara la formaci¨®n de un Ejecutivo a un nuevo primer ministro, Osama al-Hasi, de tendencia islamista. El pa¨ªs ¨¢rabe, que ya cuenta con un Gobierno incapaz de imponer sus decisiones a las decenas de milicias que controlan su territorio, pronto podr¨ªa pasar a tener dos Ejecutivos paralelos apoyados por dos Parlamentos diferentes que reclaman a la vez ser los leg¨ªtimos representantes del pueblo libio.
El nuevo Parlamento fue elegido a trav¨¦s de unas elecciones celebradas el pasado 25 de junio. Las fuerzas laicas y federalistas fueron las ganadoras de los comicios en detrimento del bloque islamista, que controlaba el antiguo legislativo. La pugna entre ambas c¨¢maras es un reflejo de los combates que azotan las dos principales ciudades del pa¨ªs, Tr¨ªpoli y Bengasi, por cuyo control luchan diversas milicias. Durante el ¨²ltimo mes, la capital ha experimento el m¨¢s sangriento estallido de violencia desde la guerra civil del 2011, provocando la evacuaci¨®n del personal de la ONU y de muchas embajadas occidentales.
Los grupos alineados bajo el paraguas de la llamada Operaci¨®n Alba, liderados por la milicia de la ciudad de Misrata, respaldan al antiguo Parlamento, y el pasado domingo obtuvieron una victoria importante en el frente de batalla al ocupar el anhelado aeropuerto de Tr¨ªpoli. En el bando contrario, y respaldando la nueva c¨¢mara legislativa, se encuentra la milicia de la ciudad de Zintan y las tropas del general Jalifa Haftar, que en mayo lanzaron una cruzada antiislamista en el este de Libia con el objetivo de hacerse con la ciudad de Bengasi.
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