La bicicleta de Pe?a Nieto
El ¨¦xito o el fracaso de la reforma energ¨¦tica depender¨¢ de la capacidad del Gobierno para extirpar la corrupci¨®n en Pemex
Para poner a prueba la lealtad de un militante comunista le preguntaron: ?Si usted tuviera una residencia en la playa, la ceder¨ªa a la revoluci¨®n para que la disfrutara el pueblo? Desde luego, respondi¨® ¨¦l. ?Y si tuviera una camioneta, la entregar¨ªa? Sin pensarlo dos veces, afirm¨® el buen militante. ?Y un barco? Si yo tuviera un barco entregar¨ªa las llaves ahora mismo. ?Y si tuviera una bicicleta? Ah no, una bicicleta no, porque eso s¨ª tengo. Hace unos d¨ªas cuando escuch¨¦ el relato, yo pens¨¦ en Pemex y su corrupci¨®n.
Todos queremos que se acabe el desaseo en las empresas p¨²blicas o las licitaciones ama?adas, pero agradecemos el boleto en la reventa para asistir a un espect¨¢culo, compramos alguna pel¨ªcula pirata o acudimos a un compadre bien colocado para ahorrarnos un tr¨¢mite enojoso (aunque eso implique adelantarnos a los que hacen fila en la cola por no tener a un amigo influyente). En otras palabras, como el militante comunista estamos de acuerdo en que la corrupci¨®n es inadmisible y debe desaparecer, excepto cuando se trata de ¡°nuestra¡± corrupci¨®n, esa que nos beneficia en una determinada coyuntura.
El tema es pertinente porque el ¨¦xito o el fracaso de la reforma energ¨¦tica de Enrique Pe?a Nieto est¨¢ vinculado en buena medida a la capacidad que tenga su administraci¨®n para hacer de Pemex una empresa sana y competitiva. Y eso implica sacarla de la corrupci¨®n en la que ha estado sumida durante d¨¦cadas. Lo que ha sucedido en la paraestatal es no s¨®lo una sangr¨ªa econ¨®mica permanente de car¨¢cter ilegal, sino tambi¨¦n la corrupci¨®n pol¨ªtica de un sindicato leal al PRI pero profundamente t¨®xico para los procesos industriales y administrativos de la empresa.
La pregunta es si Pe?a Nieto puede hacer de Pemex una isla competitiva y sana en un archipi¨¦lago corrupto
Y no es poco lo que los que los priistas se est¨¢n jugando en esta apuesta. La energ¨¦tica es la ¨²nica de las reformas que realmente puede impulsar de manera significativa la econom¨ªa mexicana. Si el pa¨ªs no crece a tasas por encima del 4% anual (Pe?a Nieto ha prometido m¨¢s del 5%) el PRI pone en riesgo su aspiraci¨®n de reelegirse en 2018.
Desde luego que se puede organizar la intervenci¨®n extranjera para explotar el gas y el petr¨®leo sin limpiar las entra?as de Pemex, pero eso limitar¨ªa enormemente la derrama y los efectos multiplicadores de las inversiones que se esperan. La producci¨®n de pl¨¢tano en las rep¨²blicas bananeras o la operaci¨®n del Canal de Panam¨¢ fue muy eficiente durante d¨¦cadas, pero con escaso impacto en el bienestar de la poblaci¨®n local.
La pregunta entonces es si el Gobierno de Pe?a Nieto puede hacer de Pemex una isla eficaz, competitiva y sana en un archipi¨¦lago caracterizado por la corrupci¨®n y la ausencia del estado de derecho. El reto entra?a dos problemas. Primero, saber si la ¨¦lite pol¨ªtica y empresarial est¨¢ realmente dispuesta a hacerlo. No son pocos los frenos y obst¨¢culos que surgen del propio grupo pol¨ªtico que impulsa esta apertura. Una y otra vez se ha se?alado la profunda simbiosis que existe entre el corporativismo y el PRI. Incluso el grupo pol¨ªtico mexiquense al que pertenece el presidente debe su existencia y su reproducci¨®n a estructuras clientelares y aprovechamientos patrimoniales fincados en el pasado.
Segundo, asumiendo (sin conceder) que la administraci¨®n de Pe?a Nieto est¨¦ dispuesta a llevar hasta sus ¨²ltimas consecuencias el saneamiento de la paraestatal, pese a los costos pol¨ªticos, habr¨ªa que ver si tal proeza es posible. Lo cual nos regresa al tema de la bicicleta que no queremos entregar.
No creo que la corrupci¨®n en M¨¦xico sea inextirpable, las personas delinquen donde se puede y lo evitan donde no se puede
?Es la corrupci¨®n un asunto end¨¦mico, incrustado en la cultura popular y un ingrediente inextirpable del ADN del mexicano? Yo personalmente no lo creo. O por lo menos, no del todo. Las personas delinquen donde se puede y lo evitan donde no se puede. El Canal de Panam¨¢ constituye un ejemplo palpable: las autoridades locales recibieron una administraci¨®n eficaz y muy auditada de parte de los estadounidenses y han logrado mantenerla como tal. El paso de los buques arroja un ingreso promedio de seis millones de d¨®lares diarios y las tarifas var¨ªan enormemente en funci¨®n del tama?o del barco y la prisa que tengan por pasar. Es decir, un incentivo perfecto para generar un mercado negro de turnos y de tr¨¢fico de influencias. Y sin embargo la operaci¨®n del Canal es limpia. Mientras tanto, el resto de la vida p¨²blica, las actividades empresariales y el ejercicio del presupuesto operan con enormes dosis de corrupci¨®n. En otras palabras el fen¨®meno de la corrupci¨®n est¨¢ incrustado en la vida paname?a tanto o m¨¢s que en la mexicana, excepto en los temas vinculados al Canal.
?Ser¨ªa posible hacer de Pemex nuestra zona limpia? ?O habr¨¢ que esperar a introducir el Estado de derecho y erradicar la impunidad en la sociedad mexicana antes de pensar en un islote sin contaminaci¨®n? Lleg¨® el momento en que Pe?a Nieto entregue su bicicleta ?Lo har¨¢? ?Usted qu¨¦ cree?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.