El futuro de Europa se juega en el Este
La Alianza abre la puerta al ingreso de Ucrania y confirma la intervenci¨®n de soldados de Mosc¨²
El conflicto de Ucrania ha llevado a una situaci¨®n no esperada hace nueve meses cuando comenzaron las protestas del Maid¨¢n. El pa¨ªs vive en una espiral de odio y violencia que ha sacado a la luz el sempiterno problema de la corrupci¨®n rampante de una casta olig¨¢rquica, siempre en el poder, de una u otra forma.
Los pa¨ªses de la UE, cuya torpeza estrat¨¦gica ha sido evidente, se enfrentan a un veto ruso a las exportaciones de frutas y hortalizas que, aunque no esencial para la econom¨ªa europea, s¨ª produce efectos de manera inmediata en un mercado muy sensible por lo perecedero del g¨¦nero y la r¨¢pida repercusi¨®n en los consumidores. Al tiempo, se vive con angustia el futuro, cuando comience el descenso de temperaturas, con la incertidumbre acerca del suministro de energ¨ªa por parte de Rusia y con el veto de Ucrania al paso por su territorio de dicha fuente de energ¨ªa.
La soluci¨®n no es militar sino negociada. La estabilidad del pa¨ªs es la de todo el continente
Rusia, por su parte, ha reaccionado a las sanciones occidentales con una nueva estrategia nacional que termina con el lenguaje de la cooperaci¨®n y el entendimiento con el resto de Europa, vuelve a catalogar a la OTAN como adversario, y propugna una mayor autarqu¨ªa econ¨®mica y el afianzamiento de socios alternativos.
Angela Merkel, la canciller alemana, ha querido en la ¨²ltima semana encontrar soluciones a la congelaci¨®n de las relaciones de la UE con Rusia, su tercer mayor socio comercial, sin desatender las llamadas de Kiev por el respeto de su integridad territorial. Cualquier acuerdo pasa por el cese de la violencia armada y la negociaci¨®n diplom¨¢tica como cauce. Pero no nos enga?emos, la diplomacia cada vez tiene un margen m¨¢s estrecho por lo enconado de las posiciones y la progresiva escalada del enfrentamiento, seg¨²n denuncia Ucrania.
Las buenas palabras de Merkel al presidente Poroshenko en su reciente visita al pa¨ªs no deben hacernos olvidar su car¨¢cter inflexible cuando se trata de hacer frente a situaciones complicadas. Si Alemania ha impuesto sus duras condiciones a los socios europeos para salir de la crisis, no deber¨ªa hacer menos con Ucrania exigiendo el cumplimiento de los acuerdos alcanzados, el empuje al proceso de reforma constitucional y de las instituciones del Estado.
Ucrania no reporta beneficio econ¨®mico alguno a la UE y s¨ª cuantiosos gastos a sumar a las p¨¦rdidas producidas por la negativa relaci¨®n comercial con Rusia. De ah¨ª que el acuerdo fundamental deba producirse entre Ucrania y Rusia para una convivencia pac¨ªfica y acorde con los principios de buena vecindad. A corto plazo, no hay alternativa energ¨¦tica ni econ¨®mica para Ucrania que no pase por Rusia. A su vez, Rusia no puede seguir planteando sus relaciones con los antiguos Estados de la Uni¨®n Sovi¨¦tica en t¨¦rminos de poder, sometimiento y dominaci¨®n. La independencia soberana de los mismos es el punto de partida para una nueva relaci¨®n.
La Ucrania actual es fruto de una historia convulsa particularmente ligada a Rusia, pero tambi¨¦n a Polonia y Lituania, a quienes ha pertenecido en diferentes momentos desde el siglo IX hasta el XX. Su existencia independiente es necesaria, como Estado con identidad propia y como garant¨ªa de seguridad hacia sus vecinos. Su estabilidad conlleva la estabilidad de todo el continente, a uno y otro lado de las fronteras ucranias.
Por impactante que resultara una reacci¨®n de la OTAN, poco probable, la soluci¨®n a la crisis no es militar. Urge por tanto una soluci¨®n negociada que mire al futuro y no a in¨²tiles revanchismos hist¨®ricos, que garantice los derechos de todos los ucranios de acuerdo con las pautas acordadas en el marco de la OSCE, particularmente el respeto de las minor¨ªas nacionales, y que no suponga una amenaza ni para los vecinos occidentales ni para el oriental. El mantenimiento de la situaci¨®n conflictiva no beneficia a ninguno de ellos sino tan solo a agentes externos, productores o grandes consumidores de energ¨ªa, como Estados Unidos y China respectivamente, que pueden sacar partido de la situaci¨®n en este importante mercado.
Natividad Fern¨¢ndez Sola es profesora de la Universidad de Zaragoza y profesora visitante en la Higher School of Economics-Mosc¨².
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