Lula tiene la llave del segundo mandato

Hace solo dos meses, los analistas pol¨ªticos del Partido de los Trabajadores (PT) estaban seguros de que los malos resultados de la econom¨ªa no ser¨ªan un obst¨¢culo para una nueva victoria de Dilma Rousseff. Tal era la fuerza otorgada al apoyo del carism¨¢tico expresidente Luiz In¨¢cio Lula da Silva. Exist¨ªa la convicci¨®n de que, en plena campa?a, la presencia del antiguo sindicalista, que sigue siendo el motor del PT y su l¨ªder m¨¢s escuchado, ser¨ªa definitiva para convencer ¡ªdesde al electorado de m¨¢s baja renta hasta a empresarios y banqueros¡ª, de que un segundo mandato de Rousseff iba a ser mejor que el primero.

Todo ello acab¨® siendo puesto en tela de juicio tras la llegada de Marina Silva, propiciada por la tragedia que acab¨® con la vida del l¨ªder socialista Eduardo Campos.

Las ¨²ltimas noticias negativas sobre el estado de salud de la econom¨ªa brasile?a est¨¢n convenciendo a los ¨²ltimos optimistas del PT de que la esperanza de una victoria de Rousseff en la segunda vuelta electoral depender¨¢ exclusivamente de la capacidad de Lula, de su fuerza real para conseguir para ella los votos suficientes para evitar una derrota hist¨®rica del PT.

Se trata de una esperanza y de una inc¨®gnita. Lula sigue siendo hoy el apoyo electoral con el que que todo candidato a las elecciones sue?a. La inc¨®gnita es si, dado el terremoto que se ha abatido sobre las elecciones, Lula sigue a¨²n con la fuerza capaz de conseguir una victoria para la candidata a la que present¨® siempre como la mejor preparada para gobernar el pa¨ªs.

La dificultad esta vez para el expresidente, incluso con su gran carisma, consiste en deconstruir la imagen de Marina Silva, a la que muchos brasile?os ven como una reencarnaci¨®n femenina de la figura de Lula, de su biograf¨ªa, y poseedora de buena parte de sus ideas. Se trata de una dificultad a?adida que le impedir¨ªa atacar a Marina Silva, dicen los analistas pol¨ªticos, ya que la escogi¨® en su primer Gobierno como ministra de Medio Ambiente un reconocimiento entonces de su valor y de su capacidad de gestionar un ministerio que en aquel momento estaba en la mira de la atenci¨®n internacional dada la importancia ecol¨®gica del gigante brasile?o. Se trata de un pa¨ªs que alberga una de las mayores riquezas naturales del planeta, empezando por gran parte del agua potable de la Tierra, un bien precioso capaz de promover las nuevas guerras del futuro.

?C¨®mo podr¨ªa hoy Lula acusar a Silva de ser una mala gestora? Tampoco puede atacarla por ser la defensora de las ¨¦lites, algo que s¨ª le ser¨ªa f¨¢cil si el adversario fuera el conservador A¨¦cio Neves. Para Lula desconstruir a A¨¦cio, si fuera necesario, podr¨ªa parecerle agua de rosas. Hacerlo con Marina, que milit¨® en su partido, que fue su ministra y su amiga personal durante 30 a?os y que resulta imposible acusarla de derechas, la receta resultar¨ªa m¨¢s dif¨ªcil.

Le resulta tambi¨¦n dif¨ªcil atacarla por el lado de la ¨¦tica o de los principios morales, como persona y como pol¨ªtica. Y tambi¨¦n por falta de proyecci¨®n internacional, gracias a su labor como defensora del medio ambiente.

?Podr¨ªa Lula atacar a Silva por su falta de experiencia? El propio Lula lleg¨® al poder sin necesidad de contar con ese atributo. Lleg¨®, entonces, en alas del deseo de cambio de la sociedad, exactamente uno de los componentes que constituye hoy el capital de Marina Silva. quien encarna el deseo de cambio, abierto o subconsciente de la mayor¨ªa de los brasile?os, al mismo tiempo que para ello, por m¨¦ritos o no de ella, han convertido a Marina en ese mito que se hace necesario y dif¨ªcil de derrotar en los momentos en que en una sociedad se despierta el prurito de abrirse caminos nuevos, que hoy solo se la puede atacar atac¨¢ndolo a ¨¦l. Silva ha sorprendido adem¨¢s con su deseo de poder contar con el apoyo de Lula en caso de una victoria en las urnas.

Si todo eso es cierto, el desaf¨ªo de Lula para convencer a la mayor¨ªa del electorado de que el mito y la bandera del cambio exigido por la sociedad siguen en las manos de Dilma Rousseff, se hace hoy m¨¢s dif¨ªcil. Si lo consiguiera, sin necesidad de lanzarse ¨¦l de nuevo al ruedo, habr¨ªa demostrado que, en este pa¨ªs, nadie es a¨²n capaz de superar a la fuerza de su mito y de su capacidad de sagacidad pol¨ªtica.

Si la pugna entre Dilma y Marina empieza a ser vista como el enfrentamiento b¨ªblico entre el gigante Goliat y el peque?o David, una pugna abierta entre el gigante Lula y su exdisc¨ªpula Marina, ser¨ªa un duelo no menos sangriento.

Silva es una especie de hija pol¨ªtica de Lula. Un enfrentamiento abierto durante la campa?a en curso, revestir¨ªa tintes m¨¢s que pol¨ªticos t¨ªpicamente ed¨ªpicos que deber¨ªan entonces ser analizados m¨¢s por los psicoanalistas que por los expertos en filosof¨ªa pol¨ªtica.