Yihad: la guerra global
Dos cap¨ªtulos del Cor¨¢n muestran la necesidad de aterrorizar a los enemigos de Al¨¢
Una nueva degollaci¨®n televisada a cargo de un verdugo del Estado Isl¨¢mico. La tr¨¢gica espectacularidad del hecho no debe llevarnos a pensar que estamos ante algo en el fondo nuevo. La misma barbarie codificada se encontraba ya en las instrucciones redactadas por Mohammed Atta de cara al 11-S: les degollareis, porque son infieles enemigos de Al¨¢, una vez que est¨¦n en vuestro poder. El mismo Atta informa a sus muyahiddin de que han de inspirarse en los dos cap¨ªtulos del Cor¨¢n donde se insiste con mayor fuerza en la violencia contra el enemigo de religi¨®n: el 8 y el 9, ¡°El bot¨ªn¡± y ¡°El arrepentimiento¡±. En el primero se encuentra la ¨²nica menci¨®n en el libro sagrado a la necesidad de ejercer el terror (turhi-buna), que ahora cobra toda su actualidad: ¡°Contra ellos reunid todas vuestras fuerzas hasta el m¨¢ximo de vuestro poder, incluidos los medios de guerra, para aterrorizar a los enemigos de Al¨¢ que son los vuestros¡± (8, 60). Y qu¨¦ mejor instrumento de terror que televisar una degollaci¨®n.
Con los atentados de Londres, hace casi diez a?os, pudo razonablemente pensarse que est¨¢bamos en los inicios de una guerra mundial de nuevo tipo, con el terrorismo isl¨¢mico por protagonista; una guerra at¨ªpica, pero con una finalidad precisa, conseguir la victoria para dar al-Islam. La eficacia de las pol¨ªticas de Seguridad bloque¨® ese proceso en su forma original; en estos ¨²ltimos a?os ha renacido en brotes dispersos, aunque de extrema violencia, donde lo de menos es la ligaz¨®n org¨¢nica con Al Qaeda.
El denominador com¨²n de la yihad basta, en Irak/Siria como en el norte de Nigeria con Boko Haram y en Mal¨ª, y la atracci¨®n ejercida sobre j¨®venes creyentes radicales de muchos pa¨ªses, entre ellos el nuestro, indica que la batalla en curso por el califato es de capital importancia. Y, como siempre, la ceguera de Netanyahu en su tratamiento del problema palestino, supone un buen aliciente para encubrir la vocaci¨®n mort¨ªfera. Hasta ahora, casi siempre en el marco de la ortodoxia. La ejecuci¨®n masiva de los yazid¨ªes resulta l¨®gica en t¨¦rminos de salafismo militante si pensamos que reverencian a un ¨¢ngel llamado Shaytan, el mismo nombre del diablo isl¨¢mico. La de occidentales, una vez que Obama se ha atrevido a intervenir contra la victoria de Al¨¢. La de minor¨ªas cristianas solo se entiende por la aplicaci¨®n de la doctrina del califa Omar sobre la tierra sagrada donde ¨²nicamente musulmanes deben habitar.
La amenaza est¨¢ ah¨ª. Es una. Y tambi¨¦n entre nosotros, siendo preciso en ense?anza y predicaciones distinguir, sin confusi¨®n alguna, entre Islam e islamismo yihadista. Yihadistas sobran. Sin cortinas de humo sobre la islamofobia, tambi¨¦n a combatir, m¨¢s f¨¢cil de acotar si lo anterior queda claro.
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