El exilio cient¨ªfico espa?ol recibe un homenaje en M¨¦xico
Los matem¨¢ticos, qu¨ªmicos y astr¨®nomos que huyeron de la dictadura de Franco cargaron con su conocimiento hasta Am¨¦rica
El exilio republicano espa?ol en M¨¦xico se asocia a escritores y poetas como Luis Cernuda, Emilio Prados, Le¨®n Felipe o Max Aub, y a menudo se olvida que numerosos cient¨ªficos de primer nivel mundial tambi¨¦n se refugiaron en este pa¨ªs cuyas puertas abri¨® de par en par el presidente mexicano L¨¢zaro C¨¢rdenas del R¨ªo en 1939. Los astr¨®nomos, matem¨¢ticos y qu¨ªmicos que hasta ahora hab¨ªan permanecido en los m¨¢rgenes de la historia de los que llegaron aqu¨ª huyendo de la Guerra Civil recibieron el viernes por la noche un justo homenaje en el Ateneo Espa?ol de la Ciudad de M¨¦xico.
Las sociedades matem¨¢ticas de ambos pa¨ªses les rindieron tributo a todos aquellos que se formaron bajo la Rep¨²blica espa?ola y, de repente, se vieron envueltos en una guerra que cort¨® una progresi¨®n que en aquel entonces ten¨ªa car¨¢cter internacional. El 43% de los cient¨ªficos exiliados combatieron en el bando republicano. Una vez derrotados, huyeron a Francia, donde fueron internados de mala manera en campos de concentraci¨®n. Las gestiones diplom¨¢ticas de cancilleres mexicanos lograron que 20.000 espa?oles llegaran a vivir a M¨¦xico, la mayor¨ªa a la capital (representaban el 1,33% de la poblaci¨®n), aunque en un primer momento la idea es que se dispersaran de forma equitativa por el resto del pa¨ªs.
Algunos de los que hab¨ªan sido pupilos de eminencias como el premio Nobel de Medicina Santiago Ram¨®n y Cajal o Severo Ochoa, encontraron en M¨¦xico una oportunidad de continuar con su carrera, lejos de la patria de la que hab¨ªan sido expulsados. "Hubo un renacimiento cultural y cient¨ªfico en Espa?a. La Rep¨²blica vio que era una buena oportunidad para poner al paso en el mapa cient¨ªfico. El r¨¦gimen quiso acabar con sus carreras neg¨¢ndoles la posibilidad de pedir becas, de dar clases, de ocupar cargos. M¨¦xico fue una salida", cont¨® durante el evento Antonio Campillo, presidente de la Real Sociedad Espa?ola Matem¨¢tica. Campillo cit¨® nombres como el de Emilio Herrera, un cient¨ªfico amigo personal de Albert Einstein, a quien el golpe de Estado le coincidi¨® en Sudam¨¦rica.
La labor de estudio, investigaci¨®n y docencia que hab¨ªa quedado interrumpida por una Espa?a en guerra se reactivo a este lado del Atl¨¢ntico. Las universidades mexicanas recibieron una inyecci¨®n de mano de obra cualificada que ayud¨® a formar a generaciones enteras de mexicanos en distintos campos de la ciencia. Cargaban con una mochila de hambre y sufrimiento pero tambi¨¦n de libros y saber. Se crearon instituciones como el Colegio Luis Vives o el Colegio de M¨¦xico, hasta hoy de primer nivel. La industria editorial vivi¨® un boom. En la Universidad Nacional Aut¨®noma de M¨¦xico o el Instituto Polit¨¦cnico Nacional comenzaron a florecer cursos, c¨¢tedras, seminarios que sacudieron el panorama intelectual mexicano. Un pa¨ªs hab¨ªa sido generoso con unos expatriados sin rumbo y estos lo agradecieron trasmitiendo conocimiento. "Hubo una conjunci¨®n de voluntades", cont¨® Jorge X. Velasco, de la Sociedad Matem¨¢tica Mexicana. "Unos con deseos de ense?ar y otros con el de aprender. Hubo un ¨¦nfasis de conocimiento y juventud. Hay que recuperar ese esp¨ªritu", agreg¨®.
El historiador Mario Ojeda Revah, profesor de la UNAM y autor de libros como M¨¦xico y la Guerra Civil Espa?ola, consider¨® que la contienda fulmin¨® de repente una Espa?a liberal, progresista, laica, que hab¨ªa luchado contra "siglos de fanatismo". "Todo eso termin¨® por traici¨®n de los militares", ahond¨®. El proceso acab¨® con una fuga de cerebros que rest¨® capacidad intelectual a una Espa?a que ennegrec¨ªa y se la sum¨® a M¨¦xico, la tierra que los recibi¨® con alegr¨ªa. De eso hace 75 a?os.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.