Los conservadores ¨¢rabes intervienen

Mientras se forma una coalici¨®n occidental para frenar la amenaza del Estado Isl¨¢mico (EI), en Libia una coalici¨®n ¨¢rabe compuesta por Emiratos ?rabes Unidos (EAU) y Egipto, probablemente con el apoyo t¨¢cito saud¨ª, ya ha bombardeado a las milicias proislamistas durante las ¨²ltimas semanas. Seg¨²n altos cargos estadounidenses que decidieron filtrar la informaci¨®n, a lo largo de las ¨²ltimas tres semanas EAU ha llevado a cabo en dos ocasiones ataques a¨¦reos secretos en Libia utilizando bases en Egipto. Las bombas alcanzaron e hicieron saltar por los aires varios peque?os dep¨®sitos de armamento, entre otros objetivos, y las autoridades han declarado que en los bombardeos murieron seis personas.

Tanto Egipto como EAU son aliados y socios militares de EE UU. No obstante, actuaron sin informar a Washington. Posiblemente este secretismo obedezca al descontento egipcio, emirat¨ª y saud¨ª con la colaboraci¨®n de Obama con Ir¨¢n y con su aceptaci¨®n de la Hermanos Musulmanes como un actor pol¨ªtico leg¨ªtimo en los pa¨ªses de la primavera ¨¢rabe. Estos reg¨ªmenes conservadores ya no conf¨ªan en que su tradicional alianza con EE UU baste para proteger sus intereses regionales y mantener bajo control a los nuevos actores islamistas.

?La explicaci¨®n del conflicto libio. El ¨²ltimo conflicto de Libia tiene lugar entre dos vagas agrupaciones aglutinadoras de milicias, una calificada grosso modo de ¡°islamista¡±, a pesar de que contiene varios elementos no ideol¨®gicos, y una alianza no islamista. La facci¨®n ¡°islamista¡± est¨¢ integrada por milicias ideol¨®gicas que cubren todo el espectro, desde las alineadas con la moderada Hermandad Musulmana, hasta las vinculadas con la salafista y yihadista Ansar al Sharia. Estas facciones ideol¨®gicas est¨¢n asociadas con la milicia m¨¢s poderosa de Libia, Escudo del Centro de Libia, de Misrata, que en gran medida no tiene carga ideol¨®gica pero apoya pol¨ªticamente a los islamistas.

En el otro bando, las facciones no islamistas est¨¢n encabezadas en la zona oriental por las Fuerzas de la Operaci¨®n Dignidad de Jalifa Hafter, que incluyen unos 6.000 soldados, aviaci¨®n de apoyo y armamento pesado procedentes en gran medida de las filas del Ej¨¦rcito y la aviaci¨®n de Gadafi, as¨ª como de las alianzas tribales alrededor de Al Marj. En el oeste, la poderosa milicia Zint¨¢n y numerosos oficiales de la polic¨ªa y el Ej¨¦rcito han jurado lealtad a la postura de Hafter. En el este, las Fuerzas Especiales del Ej¨¦rcito (Al Saiqa), radicadas en Bengasi, una base militar de Tobruk, y el l¨ªder separatista de la regi¨®n oriental de Cirenaica, Ibrahim Jathran, tambi¨¦n han declarado su apoyo a Hafter. Asimismo, Operaci¨®n Dignidad est¨¢ estrechamente vinculada a la Alianza de Fuerzas Nacionales, el partido que ha obtenido m¨¢s votos tanto para el Congreso Nacional General como para la C¨¢mara de Representantes.

?Consecuencias de los ataques a¨¦reos. Los ataques a Tr¨ªpoli son un episodio m¨¢s de una lucha por el poder caracterizada por el enfrentamiento entre los aut¨®cratas ¨¢rabes y los movimientos de resistencia islamista ayudados por Qatar y Turqu¨ªa que intentan derrocarlos. Desde que el a?o pasado el Ej¨¦rcito depuso a Mohamed Morsi, el presidente egipcio de los Hermanos Musulmanes, el nuevo presidente Abdulfat¨¢ al Sisi y sus auspiciadores en Arabia Saud¨ª y en EAU han lanzado una campa?a por toda la regi¨®n para frenar lo que consideran una amenaza mortal a su autoridad por parte de grupos islamistas como los Hermanos. Los ataques a¨¦reos emirat¨ªes contra los dep¨®sitos de armamento de Misrata han resultado contraproducentes. Han animado a los islamistas del oeste de Libia a tomar el control del pa¨ªs. Con unos 10.000 hombres y m¨¢s potencia de fuego que sus hom¨®logos de Zint¨¢n, los islamistas creen que la toma de Tr¨ªpoli les asegurar¨¢ su supervivencia en el proceso pol¨ªtico. Esta ¨²ltima derrota militar de los no islamistas tambi¨¦n ha acabado en parte con la credibilidad de la recientemente elegida C¨¢mara de Representantes. Al ponerse de parte de Jalifa Hafter, que ha jurado aplastar a los grupos islamistas, la Casa de Representantes ha sido incapaz de persuadir ni siquiera a los islamistas moderados de que reconozcan a la reci¨¦n elegida instituci¨®n. En resumen, el apoyo emirat¨ª, egipcio y saud¨ª a Hafter ha resultado contraproducente, ya que ha animado a los islamistas a superar sus diferencias previas y ha alentado a la milicia de Misrata a conquistar Tr¨ªpoli. Ser¨¢ interesante ver si los aut¨®cratas ¨¢rabes dejar¨¢n ahora a Hafter en la estacada, permitiendo que pierda su dominio sobre Bengasi, o si intensificar¨¢n su apoyo para evitar que sus fuerzas se derrumben por completo.

Con diversas facciones controlando fragmentos del territorio, para que en Libia el Estado sea operativo ser¨¢ necesario que dichas facciones y las potencias extranjeras interesadas se pongan de acuerdo en un nuevo mapa pol¨ªtico que permita la reconstrucci¨®n del pa¨ªs. Dada la gran riqueza de recursos naturales, todas las partes presentes en Libia tienen que reconocer el hecho de que la cooperaci¨®n, y no el conflicto armado, es la estrategia com¨²n m¨¢s ¨²til.

Jason Pack es investigador de la Universidad de Cambridge y presidente de Libya-Analysis.com. Mohamed Maher es canadiense de origen libio e investigador jefe de Libya-Analysis.com.

Traducci¨®n de News Clips.