Obama inicia un nuevo cap¨ªtulo en la guerra contra el terrorismo
El presidente de Estados Unidos embarca al pa¨ªs en una estrategia militar que perpetua su presencia en Oriente Pr¨®ximo
Si hab¨ªa un discurso presidencial que Barack Obama pens¨® que nunca tendr¨ªa que dar fue el del mi¨¦rcoles por la noche, cuando el hombre que esta primavera informaba a los cadetes reci¨¦n salidos de West Point que ellos eran la primera promoci¨®n desde el 11-S que podr¨ªa no ser enviada a combatir en Irak o Afganist¨¢n tuvo que comparecer ante sus conciudadanos para de forma t¨¢cita renunciar a lo que quer¨ªa que hubiera sido su legado.
Obama ya no abandonar¨¢ la Casa Blanca dejando al pa¨ªs en paz, libre de contiendas. Al igual que su sucesor hiciera con ¨¦l, el presidente pasar¨¢ al siguiente Comandante en Jefe de EEUU el relevo t¨®xico de una guerra sin definir en uno de los conflictos m¨¢s fraticida y at¨¢vicos del globo. Con su discurso a la naci¨®n, Obama abr¨ªa para Estados Unidos un nuevo cap¨ªtulo en la guerra contra el terrorismo que hasta ese momento hab¨ªa intentado concluir. No en vano, la mayor¨ªa de sus otros discursos presidenciales ¨Cmuy pocos- versaron sobre los reveses al terror que conduc¨ªan a la paz, entre ellos el anuncio de la muerte de Osama Bin Laden.
A falta de un d¨ªa para que se cumplieran 13 a?os desde que varios aviones pilotados por terroristas de Al Qaeda acabaran para siempre con la falsa sensaci¨®n de seguridad total en la que cre¨ªan vivir los norteamericanos, el presidente que posee el Nobel de la Paz se rend¨ªa a las encuestas y la presi¨®n pol¨ªtica y anunciaba una nueva campa?a militar de incierto final y sin fecha de caducidad.
El presidente pasar¨¢ al siguiente Comandante en Jefe el relevo t¨®xico de una guerra sin definir en uno de los conflictos m¨¢s fraticida y at¨¢vicos del globo
Poco import¨® que en su ret¨®rica no hubiera tambores de guerra expl¨ªcitos; que insistiera en que la campa?a que se iniciaba no era ¡°otro Irak o Afganist¨¢n¡±; que no diera fecha, lugar y hora del ataque que fueran recogidos para los grandes titulares de prensa del d¨ªa siguiente. El presidente que hace poco m¨¢s de un a?o dec¨ªa en una alocuci¨®n en la Universidad de la Defensa Nacional de Washington que ¡°esta guerra [la guerra global contra el terrorismo], como todas las guerras, tiene que terminar, eso es lo que nos dice la historia, eso es lo que nuestra democracia nos demanda¡± escenificaba sin estridencias la triste concesi¨®n de la capitulaci¨®n a una realidad a la que no ha logrado escapar.
Menos de un a?o despu¨¦s de asumido el poder por primera vez, antes de las navidades, Obama daba un importante golpe de tim¨®n e incrementaba notablemente (30.000 efectivos) las tropas desplegadas en Afganist¨¢n con el fin de concluir la guerra en un plazo determinado. En el oto?o de 2011, el presidente declaraba ¨Cdesde la modesta sala de prensa de la Casa Blanca y sin las estridencias de la ¡°Misi¨®n Cumplida¡± de su antecesor en el cargo- la retirada total de Irak y por tanto el final de la contienda que se cobr¨® m¨¢s de 4.400 vidas norteamericanas y m¨¢s de un bill¨®n de d¨®lares.
Mientras sal¨ªan las botas de combate de los soldados norteamericanos del terreno ganaba peso en la lucha contra el terrorismo ¨Caunque no prestigio- el empleo de los drones o aviones no tripulados para eliminar a los enemigos de EEUU desde la c¨®moda distancia de una despacho en Langley (sede de la CIA en Virginia) pagando solo el precio de los da?os colaterales locales. En paralelo, se dedicaban recursos a unidades de operaciones especiales. Con una conjunci¨®n de las dos estrategias antes enunciadas se acababa a principios de mes con la vida del l¨ªder del grupo extremista somal¨ª Al Shabah, uno de los ocho terroristas m¨¢s buscados por EEUU y al que se atribu¨ªa la matanza en un centro comercial de Nairobi.
En la noche del mi¨¦rcoles, un presidente barrido por los sondeos de opini¨®n que dicen que los norteamericanos aprueban una pol¨ªtica de mano dura -tras contemplar las brutales im¨¢genes de la decapitaci¨®n de dos periodistas norteamericanos, la historia m¨¢s seguida por el p¨²blico de EEUU en los ¨²ltimos cinco a?os- pero que no les gusta quien la ejerce se dej¨® la piel en repetir hasta ocho veces en un discurso de 14 minutos la palabra ¡°socio¡±, al insistir en que Estados Unidos no pensaba en esta ocasi¨®n actuar de forma unilateral sino de la mano de aliados y pa¨ªses amigos.
Obama pronunci¨® hasta 8 veces en un discurso de 14 minutos la palabra "socio" para enfatizar la necesidad de una coalici¨®n frente al EI
¡°Tomar¨¢ tiempo erradicar un c¨¢ncer¡± como el del Estado Isl¨¢mico, declar¨® Obama en su discurso, alargando as¨ª el ciclo de lo que el presidente s¨®lo calific¨® como ¡°amplia campa?a contra el terrorismo¡± y no defini¨® como guerra. Breve como pocas veces, Obama expuso un plan sobre el que existen muchas dudas de su efectividad y que deja en el aire otras tantas preguntas, ya que una vez que comiencen los ataques a¨¦reos en territorio sirio se desencadenar¨¢n acontecimientos que nadie puede prever, algo que se asum¨ªa aprendido de las aventuras b¨¦licas de Irak y Afganist¨¢n.
?C¨®mo se sabr¨¢ cuando ha llegado el tiempo de cantar victoria? ?Puede incluso esa victoria ser definida? ?C¨®mo es posible pretender ganar un conflicto sin tropas sobre el terreno y sin esperar bajas? ?Con tropas extranjeras? ?Cu¨¢l ser¨¢ la escalada si los yihadistas deciden decapitar a otro norteamericano? Al fin y al cabo, lo que busca el terror es una respuesta que alimente ese terror y eso parece haberse conseguido.
Por los pasillos de la Casa Blanca ha flotado desde el primer mandato de Obama una m¨¢xima no escrita y que se ha vuelto en contra del presidente durante su supuesta par¨¢lisis estival: ¡°no hacer nunca nada est¨²pido¡±, en referencia a las guerras iniciadas por el anterior presidente. Puede que en lo que le queda de presidencia, Obama se repita a s¨ª mismo la frase que acu?¨® y que no respet¨®. Con una vez que lo haga ya ser¨¢n muchas.
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