?Reino Unido?
Sin un tercio de su territorio, el pa¨ªs perder¨¢ mucho peso internacional
La opci¨®n es clara, propone una decisi¨®n irreversible. Una pregunta directa, de solo seis palabras: ?Debe ser Escocia una naci¨®n independiente? No la ambig¨¹edad de la doble cuesti¨®n de Catalu?a. Cameron solo acept¨® un todo o nada, rechazando la propuesta del nacionalismo escoc¨¦s de ofrecer tambi¨¦n la opci¨®n de una profundizaci¨®n de la actual autonom¨ªa. Est¨¢ en juego el fin de una uni¨®n de 300 a?os que lleg¨® a gobernar sobre un tercio de la humanidad. Fue el imperio, del que los escoceses fueron gestores destacados, lo que sold¨® a la Gran Breta?a y molde¨® la britanidad pero se desvaneci¨® en los a?os sesenta. Antes fue el welfare state, de la cuna a la tumba, creado por los laboristas. La entrada en el Mercado Com¨²n en 1973 no tuvo el mismo efecto. Para Escocia hace tiempo que desapareci¨® un proyecto com¨²n. Fue laminado social e industrialmente por Thatcher y le dio la puntilla el laborismo light de Blair.
La bomba de relojer¨ªa que esconde la eventual independencia de Escocia es la salida de un disminuido Reino Unido de la Uni¨®n Europea cuando el proyecto europeo sufre su peor crisis de identidad. Y dar¨ªa alas a otras naciones sin Estado. Por lo tanto, el refer¨¦ndum del pr¨®ximo jueves en Escocia, todav¨ªa una de las cuatro naciones integrantes del Reino Unido, junto con Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte, nos afecta a todos los europeos, y especialmente a los espa?oles: vista a Catalu?a. Las ¨²ltimas encuestas han sembrado la alarma: el triunfo del s¨ª a la independencia es posible.
A pesar de la importancia del envite, pactado y constitucional, Gran Breta?a no se siente al borde del abismo; el respeto del otro es un principio aceptado en Escocia. No solo es un choque entre cabeza y coraz¨®n. El debate es pol¨ªtico y econ¨®mico. Los nacionalistas del SNP, Partido Nacional de Escocia, creen que pueden ser un pa¨ªs m¨¢s prospero y m¨¢s democr¨¢tico, fi¨¢ndolo a los campos de petr¨®leo del mar del Norte, una mezcla de Noruega y Arabia Saud¨ª, con whisky.
Escocia vota a la izquierda de Inglaterra, es m¨¢s comunitaria, cree en lo p¨²blico. Piensan en un c¨®ctel exitoso de identidad propia, un sentido social m¨¢s justo y valores m¨¢s igualitarios que la Inglaterra elitista. Un grito de small is beautiful en el torbellino de la globalizaci¨®n. Pero no han atado los detalles y los referendos los carga el diablo. Pretenden continuar con la libra esterlina, lo que es un desprop¨®sito. El nuevo Estado carecer¨ªa de pol¨ªtica monetaria propia y tampoco se beneficiar¨ªa del euro porque se situar¨ªa fuera de la UE. Una receta para el desastre, dice Paul Krugman.
?Reino Unido, o RUK, Remaining of UK, o lo que queda del Reino Unido? Despojado de un tercio de su territorio, con una econom¨ªa detr¨¢s de la de Italia, sin las bases escocesas de sus submarinos nucleares, notable p¨¦rdida de peso internacional en la UE, FMI, G7, dif¨ªcil defensa del status de miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU. ?Gran Breta?a al basurero de la historia?
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