Una victoria inc¨®moda
A la luz de ese refer¨¦ndum, la comparaci¨®n entre Rajoy y Cameron se vuelve insoportable
Cuando todo va tan deprisa, los errores de perspectiva se suceden. El jueves no sab¨ªamos c¨®mo se organizaba un refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n y ayer pudimos ver c¨®mo se perd¨ªa uno. ?Perder? Nunca se sabe. Hay victorias tan inc¨®modas que parecen p¨ªrricas: que casi la mitad de los escoceses se comprometa con la independencia de su pa¨ªs a pesar de los riesgos que asum¨ªa, descubre la magnitud del fracaso pol¨ªtico del Reino Unido en Escocia. Y de Espa?a en Catalu?a.
Se pretende describir la derrota del s¨ª escoc¨¦s como una prueba, otra m¨¢s, de que la futura independencia de Catalu?a es una quimera. Pero si algo demuestra el alud de editoriales, art¨ªculos y portadas es la fortaleza del movimiento independentista y el temor a que siga creciendo. No se dedica tanto papel a algo que carece de importancia. Si aqu¨ª se habla de Escocia es porque es m¨¢s f¨¢cil hablar de Catalu?a a trav¨¦s de la Uni¨®n Europea y del Parlamento brit¨¢nico. No hay diplomacia, hay fosos: Cameron puso urnas y Rajoy acude a los tribunales.
El independentismo ha mirado hacia Escocia con ilusi¨®n, s¨ª, pero tambi¨¦n con pragmatismo, sabiendo que no hay modelos seguros y que incluso si ganaba la opci¨®n independentista, Salmond antepondr¨ªa las buenas relaciones con Espa?a al reconocimiento de una hipot¨¦tica Catalu?a independiente. La vida es as¨ª. No era el pa¨ªs, eran las urnas, la satisfacci¨®n proven¨ªa de la actitud democr¨¢tica. Se envidiaba Escocia por la consulta, no por ser Escocia. Atr¨¢s ha quedado la admiraci¨®n por Euskadi, reducida a la compatibilidad ¨²til, a la suspicacia causada por el privilegio del concierto econ¨®mico.
A la luz de ese refer¨¦ndum, la comparaci¨®n entre Rajoy y Cameron se vuelve insoportable. Ambos conocen sus encuestas: Cameron se arriesga porque sabe que va a ganar pero Rajoy hace lo contrario porque sabe que va a perder. Tremendo, cuando ya no solo hablamos de encuestas sino de democracia. El perdedor de la contienda escocesa ha sido el Estado espa?ol, con su presidente a la cabeza. Refugiarse en la Constituci¨®n sirve en Madrid o en Pontevedra pero ofrecer una respuesta de 1978 a una propuesta de 2014 es una muestra de poca tradici¨®n democr¨¢tica. No debe ser tan anacr¨®nico, lo de la independencia, cuando en el Reino Unido lo tratan con todos los cuidados y garant¨ªas.
Catalu?a genera hoy suficiente energ¨ªa para seguir propulsando el movimiento independentista. El Estado espa?ol proporciona el combustible con el caso Pujol o el proceso escoc¨¦s. Surgir¨¢n dificultades y para los independentistas tambi¨¦n vale lo de que no hay nada seguro: si el independentismo fuese un ciempi¨¦s, tendr¨ªa cien balas preparadas, una para cada patita. Pero incluso los problemas son propios.
Mas se la juega. No le queda otro remedio, el 80% de catalanes quiere votar. Cameron y Salmond se la jugaron: el problema escoc¨¦s no pod¨ªa tratarse en un despacho del Registro de la Propiedad. Mientras tanto, Rajoy, desde el plasma, env¨ªa a sus fiscales a luchar contra los elementos. Tiene mucho que perder, nadie vio antes una manifestaci¨®n de un mill¨®n y medio de personas.
Ni en Escocia ni en Espa?a.
Francesc Ser¨¦s es escritor.
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