Tres ideas equivocadas
Turbulencia geopol¨ªticas, crisis econ¨®micas y convulsiones sociales no dan tiempo de pensar
En estos d¨ªas es f¨¢cil equivocarse. La turbulencia geopol¨ªtica, las crisis econ¨®micas y las convulsiones sociales se suceden a tal velocidad que no da tiempo de pensar con calma y calibrar bien lo que est¨¢ sucediendo en el mundo.
En este ambiente tan revuelto, algunas ideas han arraigado tanto entre expertos como en la opini¨®n p¨²blica internacional. A pesar de su popularidad, varias de ellas est¨¢n equivocadas. Por ejemplo, estas tres:
1. Vlad¨ªmir Putin es el l¨ªder m¨¢s poderoso del mundo. Por ahora. ?Pero cu¨¢n duradero es el enorme poder que hoy concentra? No mucho. La econom¨ªa rusa, que no iba bien desde antes del conflicto con Ucrania, se ha debilitado a¨²n m¨¢s debido a las severas sanciones impuestas por Estados Unidos y Europa. El valor del rublo ha ca¨ªdo a su m¨ªnimo hist¨®rico, la fuga de capitales es enorme (74.000 millones de d¨®lares tan solo en el primer semestre), la inversi¨®n se ha detenido y la actividad econ¨®mica se contrajo. El Kremlin ha debido echar mano de los fondos de pensiones para mantener a flote grandes empresas cuyas finanzas han colapsado al perder acceso a los mercados financieros internacionales. La producci¨®n de petr¨®leo ha disminuido y las nuevas inversiones de las que depende la producci¨®n futura se han parado. Por otro lado, el machismo b¨¦lico de Putin le ha dado nueva vida y mayor protagonismo a una organizaci¨®n que ¨¦l detesta y que estaba en v¨ªas de extinci¨®n: la OTAN. Y esta semana se confirm¨® el fracaso de Putin en detener el acercamiento de Ucrania a la Uni¨®n Europea, despu¨¦s de que el Parlamento de Kiev y la Euroc¨¢mara ratificaran un acuerdo de asociaci¨®n. Putin seguir¨¢ siendo un l¨ªder importante y sus actuaciones tendr¨¢n consecuencias mundiales. Despu¨¦s de todo, preside autocr¨¢ticamente uno de los pa¨ªses m¨¢s grandes del mundo y su nacionalismo lo ha hecho muy popular entre los rusos. Pero su estrategia econ¨®mica, sus relaciones internacionales y su pol¨ªtica dom¨¦stica son insostenibles.
2. Obama fracas¨®. La popularidad de Obama es la mitad de la de Putin. La renuencia del presidente norteamericano a intervenir militarmente, de manera mucho m¨¢s agresiva, en Siria, Ucrania o contra el Estado Isl¨¢mico le ha valido severas cr¨ªticas. Su fracaso a la hora de lograr el apoyo del Congreso para aprobar leyes indispensables ha expandido la idea de que Obama es un novato que no sabe manejar el poder o que EE UU ya no es una superpotencia, o no sabe actuar como tal.
Esta afirmaci¨®n se debe a que se tiende a sobreestimar el poder de EE UU. Y a la creencia de que basta con que la Casa Blanca decida intervenir para que los problemas se arreglen o se mitiguen. Esto nunca fue cierto, aunque antes el presidente norteamericano gozaba de un mayor grado de libertad que ahora. Pero el mundo ha cambiado, y el poder ya no es lo que era. Incluso el presidente de EE UU tiene menos poder que el que ten¨ªan sus predecesores. Desde esta perspectiva, Obama se ha manejado mucho mejor de lo que le conceden quienes creen que su cargo confiere poderes casi sobrehumanos.
3. China es la pr¨®xima superpotencia del planeta. Es inevitable que dentro de unos a?os China tenga la econom¨ªa m¨¢s grande del mundo. Sus fuerzas armadas tambi¨¦n est¨¢n creciendo r¨¢pidamente, as¨ª como su protagonismo internacional. Su influencia en ?frica, Am¨¦rica Latina y sus vecinos asi¨¢ticos es indudable. La capacidad del Gobierno chino para construir grandes infraestructuras es tambi¨¦n incuestionable y su ¨¦xito econ¨®mico y social es fenomenal. Esto hace que muchos supongan que China ser¨¢ la nueva potencia hegem¨®nica del siglo XXI. Yo no lo creo. Sabemos que existen dos Chinas: una industrializada, moderna, la de los rascacielos, la globalizaci¨®n y gran dinamismo econ¨®mico. Pero tambi¨¦n sabemos que hay una China muy pobre y con enormes necesidades insatisfechas de vivienda, salud, educaci¨®n, agua, electricidad, etc. El ingreso del 48% de la poblaci¨®n que vive en esta China m¨¢s pobre y rural es un tercio de lo que ganan sus compatriotas en las ciudades. Sorprende, adem¨¢s, que, a pesar de sus ¨¦xitos, el Gobierno muestre gran inseguridad. Gasta m¨¢s en seguridad interna que en defensa externa, por ejemplo. Un tercio del territorio chino, T¨ªbet y Xinjiang, vive en una cr¨®nica ebullici¨®n pol¨ªtica a la que Pek¨ªn responde con fuerte represi¨®n y permanente intervenci¨®n militar. Y los esfuerzos gubernamentales por controlar la informaci¨®n, censurar Internet y limitar el intercambio de ideas son legendarios. Este ambiente inhibe la innovaci¨®n, ingrediente indispensable para que un pa¨ªs tenga ¨¦xito.
Es obvio que China tendr¨¢ cada vez m¨¢s peso en la econom¨ªa y la pol¨ªtica del mundo. Pero no ser¨¢ la potencia dominante.
En el siglo XXI ning¨²n pa¨ªs podr¨¢ desempe?ar ese papel.
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