Marina Silva se convierte en blanco de todos los ataques
La candidata sorpresa pierde apoyo en las encuestas y la presidenta Dilma Rousseff vuelve a tomar ventaja
Marina Silva, la candidata del Partido Socialista Brasile?o (PSB) que irrumpi¨® en la campa?a electoral como un hurac¨¢n haci¨¦ndose con la victoria en todas las encuestas y acaparando las p¨¢ginas de los peri¨®dicos, comienza a acusar el peso de una campa?a larga y dura. Desde su proclamaci¨®n tras la muerte en un accidente a¨¦reo del candidato socialista Eduardo Campos, Silva, la hasta entonces candidata a vicepresidenta se convirti¨® en la favorita de los electores y el enemigo a batir de los otros dos aspirantes. Y lo acusa. En el ¨²ltimo sondeo, su principal rival, la presidenta Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT), vuelve a aventajarla. Mientras tanto, se suceden los golpes bajos y los giros espectaculares en una campa?a electoral que se decidir¨¢, seg¨²n los especialistas de los estudios de opini¨®n, por muy poco margen en el segundo turno, el 26 de octubre, entre dos mujeres de or¨ªgenes y caracteres diferentes enfrascadas en un duelo hechizante.
El equipo de Rousseff no dud¨® en apelar a cierto voto del miedo. Recordando que Marina Silva quiere dar m¨¢s autonom¨ªa al Banco Central de Brasil (cosa a la que el PT, m¨¢s intervencionista en todo, so opone), la actual presidenta comenz¨® a deslizar en sus discursos frases alusivas a que la medida acarrear¨ªa perjuicios para los m¨¢s pobres. Lo peor, en opini¨®n de los defensores de Silva, lleg¨® en uno de los numeros¨ªsimos anuncios y publicidades que los partidos m¨¢s poderosos emiten en televisi¨®n. En uno de los del PT, un grupo de tipos encorbatados aparece en una reuni¨®n de empresa mientras un narrador explica que dejar el control de los bancos a los banqueros traer¨¢ funestas consecuencias. En la escena siguiente, una familia de cuatro miembros se dispone a cenar cuando ve que, como por arte de magia, la comida de los platos se esfuma. El mensaje, para nada subliminal, estaba claro. Y los expertos de la campa?a de Rousseff sab¨ªan a qui¨¦n dirigirlo: a los votantes que se disputan las dos candidatas, ya que si bien es cierto que Rousseff cuenta con m¨¢s apoyos entre los m¨¢s pobres, sobre todo en las regiones rurales del norte y el nordeste de Brasil, Marina Silva tiene m¨¢s aceptaci¨®n entre la franja superior, la denominada clase C, nueva clase media, m¨¢s urbana y clave en esta elecci¨®n.
Marina Silva no tard¨® en reaccionar al ataque de Rousseff. La acus¨® de emplear el arma que el entonces gobernante Partido Social de la Democracia Brasile?a (PSDB) hab¨ªa utilizado 12 a?os atr¨¢s con Lula y con el PT (sin ¨¦xito): espolear el miedo, azuzar al electorado m¨¢s vulnerable. En un emotivo mitin en el Estado de Cear¨¢ (nordeste), la candidata, que siempre exhala cierto aire espiritual indescifrable, a veces casi mesi¨¢nico (lo que algunos achacan a su religiosidad, ya que pertenece a la Iglesia evang¨¦lica, muy poderosa en Brasil), explic¨® que no iba a dejarse arrastrar y replicar a las cr¨ªticas de Rousseff ¡°con las mismas armas¡±. Y luego a?adi¨®, para tranquilizar los rumores de que iba a despojar a los m¨¢s pobres de una prestaci¨®n social muy extendida en el pa¨ªs, la Bolsa Familia (subvenci¨®n a los muy pobres, que oscila entre 70 y 160 reales 25-50 euros): ¡°Qu¨¦dense tranquilos. Yo no voy a retirar la Bolsa Familia. ?Y saben por qu¨¦? Porque yo s¨¦ lo que es pasar hambre¡±. Despu¨¦s, la candidata record¨® con ¨¦nfasis su infancia en el remoto Estado de Acre, cuando trabajaba de recolectora de caucho junto a sus siete hermanos, sin saber leer ni escribir, y compart¨ªa ¡°un huevo, un poco de harina, sal y unos trozos de cebolla¡±. Luego cont¨® que muchas veces sus padres se quedaban sin nada a fin de alimentar con ese poco a sus hijos. ¡°Quien vive esa experiencia jam¨¢s acabar¨¢ con la Bolsa Familia. No es un discurso. Es una vida¡±, concluy¨®, en una frase muy suya, que la sit¨²a en un terreno intocable m¨¢s all¨¢ de la pol¨ªtica.
De ah¨ª que Rousseff, mucho m¨¢s terrenal, trate de bajarla de las alturas espirituales a la arena de todos los d¨ªas. Al enterarse de que Marina Silva se quej¨® hasta las l¨¢grimas de que la atacaran por todos lados, asegur¨®: ¡°No hay quejicas en la Presidencia de la Rep¨²blica. Quien aspira a llegar all¨ª no puede ser quejica. Hay muchas presiones que soportar. Si uno se siente un quejica, es mejor no presentarse¡±.
A¨¦cio Neves ¡ªdel m¨¢s conservador PSDB, que hace unas semanas parec¨ªa descolgado tras las otras dos candidatas¡ª, desde su tercera posici¨®n en las encuestas, ha comenzado tambi¨¦n a bombardear a Marina Silva, acus¨¢ndola, sobre todo, de renegar de su pasado como miembro del PT, partido del que hab¨ªa formado parte durante m¨¢s de 25 a?os.
Por lo pronto, la estrategia de demolici¨®n parece dar resultado. Dilma Rousseff, en el citado sondeo, publicado el viernes por A folha de S?o Paulo, se separa t¨ªmidamente de Silva con un 37% de apoyos. ?sta comienza a perder posiciones con un 30%. Hace 15 d¨ªas estaban casi empatadas. Neves, hundido por aquellas fechas, parece resucitar con un 17%. En una hipot¨¦tica segunda vuelta, con Neves eliminado, las dos mujeres presentan por ahora un empate t¨¦cnico. Pero todo es provisional. La primera ronda se disputar¨¢ el cinco de octubre pero, hasta entonces quedan muchos d¨ªas y muchos golpes bajos.
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