?Cu¨¢l es la misteriosa alquimia de Alckmin?
Hay qui¨¦n se pregunta cu¨¢l es el secreto del gobernador de S?o Paulo para que, sin esforzarse, pueda ser elegido por cuarta vez
Hay quien se pregunta cu¨¢l es la alquimia que usa el candidato a gobernador de S?o Paulo, Gerardo Alckmin, para que nada ni nadie sea capaz de evitar que con el 49% de los votos, pueda ser elegido incluso en la primera vuelta. Ser¨ªa su cuarta elecci¨®n como gobernador.
Y no es que no tenga contendientes de peso, como Paulo Skaf , que aparece con s¨®lo el 17% de los votos. Presidente de la poderosa Fiesp (Federaci¨®n Industrial del Estado de S?o Paulo), figura entre los 60 empresarios m¨¢s importantes de Brasil. Tambi¨¦n est¨¢ Eduardo Padilla, que fue ungido como candidato del partido del gobierno, (PT) por el expresidente Lula da Silva.
Tres veces gobernador del Estado que ostenta el 30% del PIB de Brasil con una poblaci¨®n de m¨¢s de 40 millones, es decir, la misma que Espa?a, Alckmin se muestra, as¨ª se dice, como un misterio relacionado con la antigua alquimia de la que, al parecer, procede su nombre de familia.
En unas elecciones duras y complejas como las que est¨¢ viviendo Brasil, el tranquilo gobernador de S?o Paulo, circundado de problemas por todas partes, algunos de gran peso como el ca¨®tico e inhumano tr¨¢nsito urbano y una violencia que impide a los ciudadanos salir tranquilos a la calle por miedo a ser asaltados y secuestrados, el candidato a gobernador parece caminar sobre las aguas de un lago sin que nada ni nadie le haga hundirse en las encuestas.
La grave situaci¨®n del Estado de S?o Paulo har¨ªa pensar en una reelecci¨®n, sino imposible, por lo menos dif¨ªcil del que ya fue tres veces gobernador. Fue en dicho Estado donde al a?o pasado estallaron las protestas callejeras; fue en aquellas protestas donde la polic¨ªa militar de S?o Paulo tuvo una actuaci¨®n tan truculenta con los manifestantes.
La grave situaci¨®n del Estado de S?o Paulo har¨ªa pensar en una reelecci¨®n, sino imposible, por lo menos dif¨ªcil?
Es en S?o Paulo donde la situaci¨®n de las c¨¢rceles de m¨¢xima seguridad es tan grave que el Primer Comando de la Capital (PCC) ha puesto varias veces de rodillas a la ciudad con sus ¨®rdenes desde la c¨¢rcel. Y es ese Estado el que est¨¢ viviendo una tr¨¢gica posibilidad de quedarse sin agua por el nivel baj¨ªsimo de sus reservas, al parecer por graves fallas de planificaci¨®n y gesti¨®n.
Ni siquiera su supuesta filiaci¨®n o simpat¨ªa por el Opus Dei, una de las instituciones cat¨®licas m¨¢s conservadoras, ni las supuestas acusaciones de haber estado involucrado en el ¨²ltimo esc¨¢ndalo de corrupci¨®n del Caso Alston, sobre la construcci¨®n del metro, han sido capaces ni de rozar la fuerza electoral de Alckmin.
He preguntado varias veces en mi paso por S?o Paulo a personas de diferentes estratos sociales cu¨¢l es el secreto del incombustible gobernador a quien nada parece ser capaz de zarandear. Y las respuestas no han sido claras. Algunos dicen que no ha aparecido a¨²n nada?mejor; que ¨¦l es una persona seria, que ha realizado cosas concretas en la ciudad, que no pierde la calma; que es buen trabajador. Poco m¨¢s.
Nada, sin embargo, que haga pensar en una gran personalidad, como lo fue Lula, que arrastraba casi magn¨¦ticamente. A Alckmin se le ha comparado incluso a una de las verduras m¨¢s insulsas de Brasil, el chuch¨², que para que sepa a algo hay que rebozarlo con especias.
Ni siquiera sus or¨ªgenes y formaci¨®n explicar¨ªan ese ¡°carisma sin carisma¡± del gobernador: naci¨® en una localidad sin brillo del Estado de S?o Paulo que yo mismo no consigo pronunciar sin tartamudear: Pindamonhaugaba.
Es m¨¦dico anestesista, pero se dedic¨® desde los 20 a?os a la pol¨ªtica. Fue fundador junto con personajes de gran relieve como el soci¨®logo Fernando Enrique Cardoso y el economista Jos¨¦ Serra, del partido de la socialdemocracia brasile?a (PSDB).
Quien se atrevi¨® un d¨ªa a profundizar el misterioso car¨¢cter del personaje Alckmin, blindado a todas las adversidades y a todos los embates, fue el exministro del PT, el gobernador de R¨ªo Grande do Sul, Tarso Genro. Lo apellid¨® una vez un ¡°manso amaestrado para ser agresivo¡±; una especie de perro pitbull, que al mismo tiempo parece ¡°fr¨ªo y de cera¡± y que gusta a una cierta ¡°aristocracia paulistana indiferente a Brasil¡±.
Lo cierto, sin embargo, es que en el Estado de S?o Paulo, esa aristocracia, si de verdad existe, es minoritaria. Conviven tambi¨¦n en ¨¦l, inmensas masas de simples trabajadores originarios de cerca de 100 nacionalidades diferentes, hacinados muchas veces en favelas que controlan millones de votos y una clase media dif¨ªcil de manejar y enga?ar.
?Habr¨¢ descubierto Alckmin la verdadera piedra filosofal pol¨ªtica sin que los otros candidatos se hayan enterado?
Se desconoce el origen del nombre de familia de Alckmin, que podr¨ªa venir del arameo, donde significa el ¡°qu¨ªmico¡±. Se dice que su nombre significa ¡°alquimia¡± y que podr¨ªa venir de la palabra ¨¢rabe?alkimya. Y la alquimia, desde la antig¨¹edad, se identifica no s¨®lo con el sue?o de convertir los metales en oro, sino tambi¨¦n con la b¨²squeda de la piedra filosofal y de un cierto misticismo capaz de convertir la ignorancia en sabidur¨ªa.
?Estar¨ªa el misterio de la incre¨ªble supervivencia pol¨ªtica de Alckmin relacionada con la magia de la alquimia?
A la b¨²squeda de esa especie de milagro electoral de Alckmin, contra el que no ha podido ni la fuerza de Lula que se esforz¨® por destronarlo para colocar al frente del Estado m¨¢s numeroso y m¨¢s rico e influyente de Brasil a su favorito, Padilla, otro m¨¦dico. Hay hasta quien ha llegado a usar el humor: como Alckmin es anestesista por profesi¨®n, quiz¨¢s haya sido capaz de anestesiar al 49% de la poblaci¨®n que podr¨ªa mantenerlo otros cuatro a?os en el poder.
?Habr¨¢ descubierto Alckmin la verdadera piedra filosofal pol¨ªtica sin que los otros candidatos se hayan enterado?
?Qu¨¦ ven los serios e industriosos ciudadanos del Estado de S?o Paulo, un macrocosmo altamente plural, en el personaje Alckmin para que, aparentemente sin gran brillo, acabe convenciendo sin ni siquiera esforzarse demasiado?
Dicen que Alckmin es religioso. Lo que no dejar¨¢ de ser es objeto de ¡°santa envidia¡± por parte de candidatos con mucha m¨¢s personalidad que ¨¦l, que sufren y pelean estos d¨ªas por hacer subir unas d¨¦cimas el term¨®metro de sus apoyos electorales mientras el paulistano est¨¢ quebrando sin grandes esfuerzos ese term¨®metro del ¨¦xito con sus 49 grados de fiebre electoral.
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