El feudo de Evo levanta el vuelo
El Alto, la poblaci¨®n del altiplano vecina a La Paz, empieza a dejar atr¨¢s su aislamiento con un enorme telef¨¦rico y progresa al calor de la bonanza econ¨®mica
![Javier Lafuente](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F3bfa7537-d1f9-43ba-99e1-efa988201450.jpg?auth=883db4b8c8dbd21f48252040f166b6e108952dc58fc925886792e90bc13b9721&width=100&height=100&smart=true)
![El teleférico que une El Alto y La Paz.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/F667Z4KJWMWUTM6KOHG43FA5O4.jpg?auth=42394d9869726e0314f1bbe7e55018fbb0afb5d1f10700c45e62cd818651b38a&width=414)
A duras penas, con pasitos cortos y la ayuda de su nieta, Doris consigue subirse a una de las cabinas del telef¨¦rico en la estaci¨®n de Ajayuni. Se acomoda en un lateral y coloca las manos sobre su falda negra. Ladea la cabeza y observa durante varios minutos c¨®mo va dejando abajo la inmensidad de la ciudad de La Paz, laderas repletas de peque?as casas que son absorbidas mientras asciende a El Alto, donde vive. En un momento, gira la cabeza, mira a su nieta y lanza una mueca semejante a una sonrisa. Habla a trav¨¦s del brillo de sus ojos. Su nieta confirma la apariencia: "Cada vez que montamos, se queda perpleja".
El telef¨¦rico que une El Alto con La Paz, inaugurado en mayo, no solo es el interurbano m¨¢s alto del mundo, sino el primer sistema de transporte p¨²blico de Bolivia. La obra, desarrollada por la austriaca Doppelmayr y dirigida por el espa?ol Javier Teller¨ªa, cuenta con tres l¨ªneas ¡ªdos ya operativas, y una tercera que se pondr¨¢ en marcha en los pr¨®ximos d¨ªas¡ª. Se prolonga a lo largo de 10.377 metros. En total, 9.000 personas podr¨ªan subir y bajar a la vez en una hora. La bonanza econ¨®mica que vive el pa¨ªs ha permitido ahora al Ejecutivo de Evo Morales desembolsar 235 millones de d¨®lares en la monumental obra, la eterna promesa desde los setenta de Gobiernos locales y nacionales.
El telef¨¦rico no solo es el interurbano m¨¢s alto del mundo, sino el primer sistema de transporte p¨²blico de Bolivia
No es balad¨ª que El Evo, como se conoce popularmente al presidente en Bolivia, se haya volcado en mejorar las condiciones de los habitantes de El Alto, a 4.000 metros de altitud. Ah¨ª surgi¨® hace ahora 11 a?os, en 2003, la conocida como Guerra del Gas, las revueltas que acabaron con el Gobierno de Gonzalo S¨¢nchez de Lozada, causaron m¨¢s de 60 muertos y terminar¨ªan por ser la punta de lanza del actual mandatario, que alcanzar¨ªa el poder tres a?os despu¨¦s. Desde entonces, en El Alto, que en n¨²mero de votos es superior a los departamentos de Pando, Beni y Tarija ¡ªjuntos suman 604.727 por los 848.500 de El Alto¡ª, el presidente ha cosechado victorias con el 75% de las papeletas. Es su basti¨®n. Las anchas avenidas de la ciudad del altiplano, muchas de ellas a¨²n sin asfaltar, est¨¢n te?idas estos d¨ªas del azul del oficialista Movimiento al Socialismo (MAS). Apenas hay vestigios de propaganda electoral de otros candidatos, si acaso alg¨²n cartel de Samuel Doria Medina (Unidad Democr¨¢tica), el principal opositor en las encuestas a m¨¢s de 40 puntos de Morales.
Richard Chima, secretario general de la Federaci¨®n de Juntas Vecinales (Fejuve), la organizaci¨®n comunitaria m¨¢s importante, celebra la monumental obra. "Hab¨ªa que mejorar el transporte, era un caos para El Alto y para La Paz. La movilidad es uno de los asuntos que m¨¢s nos preocupan, es una forma de cambiar el sistema". Gran parte de los ciudadanos de El Alto trabajan en La Paz. Hasta ahora, el m¨¦todo m¨¢s econ¨®mico de desplazamiento entre ambas ciudades eran los microbuses, vetustas camionetas con capacidad para una decena de personas y que, seg¨²n el trayecto, apenas cuesta un boliviano (14 centavos de d¨®lar). "M¨¢s all¨¢ de la inseguridad, est¨¢bamos cansados de las trancaderas [atascos], de los bloqueos en las pocas carreteras que llevan a La Paz, de que un vecino no pudiese llegar a su trabajo a tiempo...", recalca Chima.
El Alto, en cierta manera, es la s¨ªntesis del espejismo que vive Bolivia Mario Roque, periodista y exdirector de El Alte?o
El telef¨¦rico es el ¨²ltimo empuje en la evoluci¨®n econ¨®mica y social de El Alto, una ciudad que vive mayormente del comercio y que ha acogido a miles de migrantes campesinos de provincias lim¨ªtrofes. Actualmente, cuenta con m¨¢s vecinos que La Paz. Seg¨²n el censo de 2012, 848.500 personas residen en el altiplano, por las 766.500 que se distribuyen en la vecina del sur, la capital. La llegada de Evo Morales al poder, recuerda el periodista Mario Roque, exdirector de El Alte?o, propici¨® un aumento de los fondos p¨²blicos. "Se han hecho obras de diversa ¨ªndole, desde empedrado a asfaltado completo de avenidas. Adem¨¢s, tambi¨¦n ha crecido la industria. Hace 11 a?os hab¨ªa 120 f¨¢bricas, hoy hay cerca de 350", explica Roque, de 57 a?os. Cuando lleg¨® a la ciudad, con 15, un cami¨®n cisterna repart¨ªa el agua en su barrio. Hace ya ocho a?os que tiene las necesidades b¨¢sicas, adem¨¢s de canal de televisi¨®n por cable e internet.
Las edificaciones de ladrillo de una planta empiezan a ser anecd¨®ticas y comienzan a dar paso a estructuras chillonas de varios pisos con un aura psicod¨¦lica que conforman lo que muchos consideran una nueva arquitectura aymara, los llamados cholets, mezcla de chalets y cholo, como se conoce a los mestizos. Samuel Mendoza, un alte?o de 50 a?os, recuerda que no hace muchos a?os en barrios como Villa Adela, en plena ebullici¨®n, donde ahora un terreno puede costar entre 150.000 y 200.000 bolivianos [entre 21.700 y 29.000 d¨®lares], antes se pod¨ªa comprar por 500. Sin embargo, a¨²n queda mucho por mejorar. Hay avenidas donde el pavimento brilla por su ausencia y los servicios b¨¢sicos no alcanzan los 10 distritos. "Evo supo escuchar, pero la agenda de 2003 no est¨¢ cumplida por completo", advierte Chima. Mario Roque lo ilustra de otra manera: "El Alto, en cierta manera, es la s¨ªntesis del espejismo que vive Bolivia".
Mientras la bonanza econ¨®mica contin¨²a con los altos precios de las materias primas, Morales ha anunciado que ampliar¨¢ el telef¨¦rico con cinco l¨ªneas m¨¢s: 19 kil¨®metros y 20 estaciones. En total, 450 millones de d¨®lares m¨¢s para que a gente como Doris le sigan brillando los ojos.
¡°Ladr¨®n encontrado ser¨¢ quemado¡±
![](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/3KIJUFKQSIAFXLDLWLB5HROIO4.jpg?auth=900677db610e37e98731d691450b3442953e5430a5fa214d159dc970179cc902&width=414&height=233&smart=true)
Al crecimiento de El Alto le ha acompa?ado, en los ¨²ltimos a?os, un aumento de la inseguridad. Al pasear por alguna de las avenidas de la zona de Santa Rosa, en El Alto, uno puede observar c¨®mo de los desvencijados postes de electricidad cuelgan una suerte de mu?ecos de vud¨² a tama?o natural. Todos lucen un cartel, a cual m¨¢s esclarecedor: "Ladr¨®n encontrado ser¨¢ quemado"; "para el ladr¨®n se aplica justicia comunitaria". Son amenazas que tienen que ver con los linchamientos que, aunque sean hechos aislados, generan preocupaci¨®n en la comunidad. Los vecinos utilizan el concepto de justicia comunitaria, pero los linchamientos no tienen nada que ver con una reacci¨®n amparada por la ley. "Se asocia mucho con el factor ind¨ªgena, pero es err¨®neo. En realidad es una ausencia total de autoridad. Para algunos autores, como Daniel Goldstein, los llaman justicia comunitaria en ¨¢reas de migraci¨®n reciente como una forma creativa de interpretar el caos que les rodea. La Constituci¨®n no reconoce los linchamientos", explica Jorge Derpic, soci¨®logo de la Universidad de Austin que lleva dos a?os trabajando en el tema. Richard Chima, de Fejuve, la principal fuerza comunitaria de El Alto, dice haber transmitido a las autoridades un problema "que va a m¨¢s". "La polic¨ªa es insuficiente, es insuficiente lo que nos aporta el Estado", critica. En la misma l¨ªnea, Derpic se?ala "un problema de desconfianza hacia la polic¨ªa. Creen que no ayudan, y encima, cuando se produce el linchamiento, si llegan, terminan por salvar a la v¨ªctima". Hallar datos oficiales es imposible. Seg¨²n las investigaciones de Derpic, elaboradas sobre todo a partir de notas de prensa, entre 2010 y 2013 se produjeron en todo el pa¨ªs 62 linchamientos, la mayor¨ªa en El Alto. Septiembre fue alarmante: hubo cinco y una v¨ªctima muri¨®.
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