La vuelta a los or¨ªgenes

Despu¨¦s de un paseo algo banal durante la campa?a por originalidades diversas, el votante de las presidenciales brasile?as se ha comportado en primera vuelta con arreglo al m¨¢s estricto clasicismo. Centroizquierda contra centroderecha; la vuelta definitiva se celebrar¨¢ el d¨ªa 26 de octubre entre la presidenta Dilma Rousseff, hija putativa del expresidente Lula, y A¨¦cio Neves, de magn¨ªfico pedigr¨ª liberal conservador.

Las ambig¨¹edades de la tercera clasificada, Marina Silva, son posiblemente las que la han derrotado. Se presentaba como candidata del partido socialista pero no era militante del mismo, sino que, habi¨¦ndose formado en el PT de Lula y Rousseff, lo dej¨® para fundar una Red de Sostenibilidad que no fue homologada electoralmente, raz¨®n por la cual, accidente de aviaci¨®n mediante del aspirante designado, Eduardo Campos, se vio catapultada a la candidatura; estuvo a punto de hacerse novicia cat¨®lica, y, convertida al credo evang¨¦lico, se ha distinguido por su bibliofagia, unas Sagradas Escrituras que, por propia declaraci¨®n, consulta con frecuencia; ha sido capaz de cambiar de opini¨®n durante la campa?a para dejar de apoyar los derechos de los homosexuales y, en general, acompasarse a su base evang¨¦lica francamente conservadora.

Las ambig¨¹edades de la tercera clasificada, Marina Silva, son posiblemente las que la han derrotado

Y todo ello importa porque en segunda vuelta el reparto de sus 20 millones de votos puede decidir la presidencia; un 21% de sufragios que podr¨ªa asimilarse a casi id¨¦ntico porcentaje de evang¨¦licos, que el 26 tendr¨¢n que optar entra la agn¨®stica Rousseff, aunque bautizada cat¨®lica, y el m¨¢s convencionalmente religioso Neves. Si las clases medias son las que inclinan de uno u otro lado las elecciones en potencias emergentes como Brasil, los ocho puntos (41 a 33) que Rousseff le sac¨® a Neves podr¨ªan apretarse considerablemente en segunda vuelta, porque tanto la mesocracia instalada como advenediza es probable que valore preferentemente el gran mantra universal, el cambio, Muda Brasil (Cambia Brasil), dec¨ªa el aspirante, en tanto que la franja m¨¢s modesta de la sociedad puede seguir vinculada al lulismo, especialmente porque el voto es obligatorio.

El verdadero ganador de la primera vuelta ha sido, sin embargo, Lula, que, aunque hasta el domingo lo hab¨ªa tenido f¨¢cil porque tanto Rousseff como Silva se criaron a sus pechos, en segunda vuelta tiene una prueba m¨¢s dura que superar: el enfrentamiento por poderes con la otra gran figura de la pol¨ªtica brasile?a de los ¨²ltimos 20 a?os, Fernando Henrique Cardoso, que es quien aparece en el aura de A¨¦cio Neves como hacedor de reyes. El l¨ªder socialdem¨®crata, y no otra cosa fue el propio Luiz In¨¢cio Lulada Silva, se distingui¨® como el primer gran renovador de la sociedad y la econom¨ªa brasile?as, y con su victoria en las elecciones de 1994 y 1998 hizo esperar a Lula a 2002, ya sin su gran rival enfrente, para alcanzar la presidencia y repetir victoria en 2006. Con el triunfo de su disc¨ªpula en 2010 y la que puede producirse este a?o, ambos productos de la verticalidad de las maquinarias electorales sobre la horizontalidad de las redes sociales, que ef¨ªmeramente auparon a la candidata socialista, se contar¨ªan 16 a?os de gobernaci¨®n del PT; as¨ª seguir¨ªa pendiente, como en gran parte de Am¨¦rica Latina, una asignatura llamada alternancia.