Un ataque con el sello de Al Qaeda eleva la tensi¨®n sectaria en Yemen
El atentado suicida golpea a los rebeldes huthis que controlan la capital
Medio centenar de personas, incluidos cuatro ni?os, han muerto en la ma?ana de este jueves cuando un terrorista suicida se ha hecho estallar en el centro de San¨¢, la capital de Yemen. El atentado, con la marca de Al Qaeda, se dirig¨ªa contra una concentraci¨®n de simpatizantes de los insurgentes huthis. Desde que el mes pasado tomaron San¨¢, esos rebeldes mantienen virtualmente reh¨¦n al Gobierno y han hecho a?icos la fr¨¢gil transici¨®n pol¨ªtica en marcha. Una guerra abierta entre Al Qaeda y los huthis terminar¨ªa de hundir el pa¨ªs en el caos.
Las im¨¢genes de televisi¨®n mostraban los cuerpos de las v¨ªctimas esparcidos en la plaza de Tahrir, el coraz¨®n de la capital. El ¨²ltimo comunicado del Ministerio de Sanidad hablaba de 47 muertos y 75 heridos, seg¨²n la agencia estatal Saba, pero la gravedad de algunos hospitalizados hace temer que aumenten los fallecidos. San¨¢ no viv¨ªa escenas similares desde 2012, cuando Al Qaeda mat¨® a un centenar de soldados en un ataque similar.
Cronolog¨ªa de la insurgencia huthi en Yemen
- 2004. El cl¨¦rigo disidente Husein Badreddin al Huthi lanza una insurrecci¨®n contra el Gobierno yemen¨ª para protestar contra la discriminaci¨®n de los chi¨ªes zaid¨ªes: meses despu¨¦s acepta un alto el fuego.
- 2005 a 2009. Se producen sucesivos estallidos de violencia contra el poder central que son sumariamente aplastados. Los enfrentamientos se concentran en la provincia de Saada
- 2011. Los huthis se unen a las protestas de la primavera ¨¢rabe. Establecen su propia administraci¨®n en Saada y extienden su influencia a las provincias vecinas.
- 2012. A falta de respuesta oficial, las milicias del partido Islah (sun¨ªes) y tribus afines toman en sus manos la contenci¨®n de los huthis.
- Septiembre de 2014. Los milicianos huthis se hacen con el control de San¨¢.
El atentado se ha producido pocas horas despu¨¦s de que el presidente yemen¨ª, Abd Rabbo Mansur Hadi, aceptara la dimisi¨®n del primer ministro que nombr¨® el pasado martes. Ahmed Awad Ben Mubarak fue inmediatamente rechazado por los huthis, que se han convertido en uno de los principales actores pol¨ªticos desde que el 21 de septiembre tomaron la capital y amenazaban con una manifestaci¨®n monstruo. Al dar curso a la renuncia de Ben Mubarak, el presidente Hadi esperaba su desconvocatoria. Los simpatizantes del grupo que se concentraban en la plaza de Tahrir posiblemente a¨²n no se hab¨ªan enterado de la noticia.
Los milicianos de Ansarullah, o Partidarios de Al¨¢, son m¨¢s conocidos como huthis por el nombre del clan que inici¨® (y a¨²n dirige) su insurrecci¨®n a mediados de la d¨¦cada pasada. Inicialmente se levantaron en armas en defensa de la comunidad chi¨ª zaid¨ª, a la que pertenece un tercio de los 26 millones de yemen¨ªes, frente a la discriminaci¨®n socioecon¨®mica y el ascenso del extremismo sun¨ª. Despu¨¦s de varios a?os de combates intermitentes contra las fuerzas gubernamentales, alcanzaron un alto el fuego en 2010. Al a?o siguiente se mostraron muy activos en la revuelta popular que terminar¨ªa por derribar a Ali Abdal¨¢ Saleh, el hombre que dirigi¨® los destinos de Yemen durante 33 a?os.
Hasta que a mediados de septiembre, desencantados con la transici¨®n pol¨ªtica en marcha y despu¨¦s de semanas de protestas, tomaron San¨¢ sin apenas resistencia. S¨®lo les presentaron batalla los milicianos del Partido Islah (sun¨ª, pr¨®ximo a los Hermanos Musulmanes) y un batall¨®n al mando del general Ali Mohsen (que tras ser la mano derecha de Saleh en 2011 se pas¨® a la oposici¨®n). En apenas cuatro d¨ªas se hicieron no s¨®lo con la sede de la televisi¨®n estatal, el Banco Central o los ministerios, sino tambi¨¦n con los principales cuarteles.
Capitalizaron sin duda el malestar popular por la falta de resultados tangibles del proceso pol¨ªtico y, sobre todo, por la subida de los precios de los carburantes, en un pa¨ªs en el que la mitad de la poblaci¨®n vive en la miseria. Sin embargo, su r¨¢pido control de los centros militares ha desatado todo tipo de especulaciones sobre el supuesto apoyo del ex presidente Saleh, quien ver¨ªa en el caos una oportunidad de regresar al poder, e incluso sobre un pacto con Arabia Saud¨ª para frenar el ascenso de los Hermanos Musulmanes. Como las acusaciones de que reciben ayuda de Ir¨¢n, nada est¨¢ probado, pero su pulso ha vuelto a poner a Yemen al borde del caos.
Su toma de la capital desat¨® las alarmas de sus vecinos, sobre todo Arabia Saud¨ª, que siempre ha querido tener Yemen a raya. De inmediato, hubo una movilizaci¨®n diplom¨¢tica para conseguir un ¡°acuerdo de paz¡± que se firm¨® dos d¨ªas m¨¢s tarde bajo el patrocinio de la ONU. Entra las condiciones pactadas, la formaci¨®n de un nuevo Gobierno que contara con la aprobaci¨®n de los huthis. Sin embargo, los milicianos se negaron a retirarse.
M¨¢s all¨¢ de la falta de tacto al elegir como primer ministro a un hombre sin suficiente respaldo, la marcha atr¨¢s de Hadi constituye un nuevo gesto de debilidad ante Abdel Malek al Huthi, el l¨ªder de Ansarullah. Con anterioridad, ya accedi¨® a su petici¨®n de anular el aumento en el precio de los carburantes, e incluso admiti¨® hacer un gesto de reconocimiento al Gobierno de Saleh. El presidente, que nunca ha tenido control sobre la mayor parte del territorio, ha perdido tambi¨¦n el de la capital. Ahora el peligro es que Al Qaeda cumpla su amenaza contra los huthis, convirtiendo en sectario un enfrentamiento que no lo era.?
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