Lula se entrega en apoyo de Rousseff a cuatro d¨ªas para las elecciones

Luiz In¨¢cio Lula da Silva, el carism¨¢tico exsindicalista del sector del metal que gobern¨® Brasil durante ocho a?os, de 2003 a 2011, ha acabado implicado hasta el fondo en la campa?a electoral que decidir¨¢ el domingo el pr¨®ximo presidente brasile?o. Cuando faltan cuatro d¨ªas y las encuestas apuntan para una leve (pero para nada decisiva) ventaja de la actual mandataria, Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT), Lula, a pesar de sus cr¨®nicos problemas de garganta, se ha lanzado de hoz y coz para empujar la balanza lo necesario como para que este partido, que ¨¦l fund¨® hace m¨¢s de 30 a?os, siga en el poder al menos hasta 2018. Y ha asumido el papel menos c¨®modo, pero que ¨¦l interpreta como nadie a estas alturas fren¨¦ticas de la elecci¨®n, esto es, el de polic¨ªa malo. Rousseff, en el ¨²ltimo debate televisado, dej¨® de lado las acusaciones personales, consciente, como su oponente, A¨¦cio Neves, del conservador Partido de la Socialdemocracia Brasile?a (PSDB) de que a los electores no les gustan este tipo de descalificaciones y perjudican m¨¢s que benefician al que las profiere. De hecho, una encuesta publicada este mi¨¦rcoles asegura que m¨¢s del 70% de los electores abomina de la agresividad empleada en la campa?a electoral.

Pero a Lula esto ya no le afecta sino tangencialmente. Y en el PT tambi¨¦n saben que necesitan zaherir a su oponente utilizando todos los recursos posibles y elevar el tono para forzar el desempate cerrado. Algo parecido hicieron en la primera vuelta, con la candidata Marina Silva, y les dio resultado. Y ahora, a juzgar por la tendencia de las encuestas, que aunque levemente marcan una tendencia favorable a Rousseff, tambi¨¦n.

De ah¨ª que Lula, el mi¨¦rcoles, en un mitin en Pernambuco, su Estado natal, se desatara: ¡°En el Nordeste [regi¨®n compuesta por nueve Estados, los m¨¢s pobres de Brasil, favorable, en su gran mayor¨ªa, a Dilma Rousseff y el PT] ya hemos o¨ªdo, le¨ªdo y visto las ofensas que nos hacen¡­ A veces nos agreden verbalmente como los nazis agred¨ªan en los tiempos de la II Guerra Mundial. Ellos son intolerantes. El otro d¨ªa yo dec¨ªa que son m¨¢s intolerantes que Herodes, que orden¨® matar a Jesucristo para evitar que se convirtiera en el hombre en que se convirti¨®. Y ellos quieren acabar con el PT, con nuestra presidenta, humillarla, calificarla de irresponsable. Todo esto s¨®lo lo puede hacer un hijito de papa¡±.

Durante varias semanas, sobre todo al principio de la campa?a, buena parte de la prensa brasile?a se pregunt¨® d¨®nde estaba Lula y por qu¨¦ no apoyaba a Rousseff. Se especul¨® mucho sobre sus relaciones personales y sobre el hecho de que el expresidente no hubiera aceptado de buen grado la decisi¨®n de Rousseff de presentarse a la reelecci¨®n sin consult¨¢rselo. De hecho, Lula fue el que eligi¨® como sucesora a Rousseff dos a?os antes de dejar el poder, en 2008. Y su implicaci¨®n en la campa?a de 2010 fue decisiva para que la exministra, no muy conocida por los brasile?os y nunca un peso pesado en el Partido de los Trabajadores, fuera elegida finalmente. De ah¨ª que la tibieza inicial del expresidente Lula, un icono vivo en Brasil, capaz de despertar las m¨¢s altas adhesiones y tambi¨¦n los odios m¨¢s encendidos, fuera tan llamativa. Seg¨²n esta misma prensa brasile?a, las relaciones entre los dos se hab¨ªan deteriorado y Rousseff trataba de sacudirse el peso mortal de su predecesor y mentor.

Hoy, todo eso parece olvidado. Lula acude casi cada d¨ªa a un mitin y desempe?a ese papel de perro ladrador y un punto demag¨®gico en el que se siente tan a gusto, preservando a Rousseff del ataque rastrero para no desgastarla. Para eso ya est¨¢ ¨¦l, que se encarg¨® el mi¨¦rcoles en Pernambuco de incidir en la caricatura-perfil de ni?o bien y play boy que desde algunos sectores del PT quieren hacer llegar de A¨¦cio Neves: ¡°Estar¨ªa bien que no sacara ning¨²n voto aqu¨ª, en el Nordeste, porque ¨¦l nunca se acord¨® de esto, solo para venir los fines de semana a visitar las playas junto con el gobernador de Alagoas. Nunca fue al sert?o , no sabe c¨®mo es la gente que vive aqu¨ª, que trabaja de sol a sol para llevar la comida a casa¡±.