Las ¨²ltimas palabras de los 517 ejecutados en Texas
Creado por el fot¨®grafo neoyorquino Marc Asnin y apoyado por la actriz Susan Sarandon, Final Words es un alegato contra la pena de muerte en formato libro
Cuentan que durante su periodo en la polic¨ªa imperial india en Birmania en los a?os veinte del siglo pasado, a George Orwell se le encomend¨® supervisar una ejecuci¨®n en la horca. Lo que parec¨ªa ser otro desagradable deber m¨¢s que cumplir se transform¨® en una revelaci¨®n para el escritor cuando a pocos metros del pat¨ªbulo el condenado desvi¨® su camino para evitar un charco embarrado. ¡°Hasta ese momento¡±, escribi¨® luego Orwell, ¡°nunca antes me hab¨ªa dado cuenta de lo que significaba acabar con un hombre sano y consciente, vi lo atrozmente incorrecto que era cortar una vida en su plenitud¡±.
La vigencia de la pena de muerte ha acabado con la vida de 517 hombres y mujeres en Texas desde que en 1976 se reinstaurase por orden del Tribunal Supremo su constitucionalidad. Quinientas diecisiete personas (hombres y mujeres) a las que el Estado de la Uni¨®n con m¨¢s ejecuciones en su haber da la oportunidad de decir unas palabras finales antes de que el m¨¦todo de turno ¨Choy d¨ªa la inyecci¨®n letal- les pare el coraz¨®n y el alcaide del correcional certifique la muerte y la hora a la que sucedi¨®.
En Palabras Finales (Final Words), el fot¨®grafo estadounidense Marc Asnin ha reunido las voces de esas 517 personas para hacer ¡°un gran libro-manifiesto¡± contra la pena de muerte cuyo destino final no son las librer¨ªas sino los institutos de los 32 Estados en los que la ley permite que se aplique la ley del ojo por ojo, para que el proyecto sirva como material did¨¢ctico de la brutalidad que supone tan arcaica pr¨¢ctica. ¡°En este momento nos encontramos en el proceso de crowdfunding de un proyecto que, entre otros, esta patrocinado por la actriz Susan Sarandon¡±, explica en conversaci¨®n telef¨®nica este fot¨®grafo neoyorquino que tambi¨¦n ha lanzado un proyecto de selfies contra la pena de muerte que est¨¢ publicado en The New York Times.
Con un micr¨®fono suspendido sobre sus cabezas, a las seis de la tarde del d¨ªa que tengan cita con la muerte, a los condenados a la m¨¢xima pena en el Estado de Texas el alcaide les da la oportunidad de decir sus ¨²ltimas palabras. Algunos condenados rechazan hablar. La mayor¨ªa utilizan sus ¨²ltimos minutos de vida para expresar por ¨²ltima vez el amor a sus padres, a sus hijos e incluso a los familiares de sus v¨ªctimas. Otros no aciertan con las palabras y se les quiebra la voz.
Tras a?os en el corredor de la muerte, muchos solicitan el perdon de aquellos a los que dejaron hu¨¦rfanos, viudos¡ Y por supuesto est¨¢n los que insisten en su inocencia, lo que no es clamar en el desierto debido a que en algunos casos acaba prob¨¢ndose verdad, ya que desde 1973 m¨¢s de 140 condenados a muerte han sido exonerados ¨Cen su mayor parte gracias a los an¨¢lisis de ADN que antes no exist¨ªan-.
¡°?Soy inocente, inocente, inocente! No lo duden, no debo nada a la sociedad. Soy un hombre inocente y algo terriblemente equivocado se est¨¢ produciendo esta noche. Que Dios les bendiga a todos. Estoy listo¡±. Esas fueron las ¨²ltimas palabras de Leonel Torres Herrera, ejecutado el 12 de Mayo de 1993, en la prisi¨®n texana de Huntsville. ¡°La pena de muerte deshumaniza a la sociedad¡±, explica Asnin en conversaci¨®n telef¨®nica. ¡°No pretendo rendir honores a los condenados¡±, relata en referencia a las cr¨ªticas de algunos sectores al proyecto. ¡°Pero algo no funciona bien en el sistema cuando se llama justicia a que una persona sepa que tiene cita con la muerte a las seis de la tarde", finaliza Asnin.?
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