Brasil elige entre dos modelos de pa¨ªs
Rousseff y Neves encarnan visiones opuestas de una sociedad polarizada en la campa?a
En un pueblo playero cercano de Salvador de Bah¨ªa un barrendero negro que limpia una calle que da a un mar transparente asegura que vota a la presidenta Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT), porque cree que as¨ª les va a ir mejor a sus hijos pobres; un taxista de S?o Paulo llamado Rodrigo Ramalho replica que va a apoyar al liberal A¨¦cio Neves porque est¨¢ harto de pagar impuestos que le impiden que sus hijos vayan a una escuela algo mejor; la due?a de un restaurante de medio pelo de Bah¨ªa dice que votar¨¢ a cualquiera menos al PT porque es la forma de que su negocio, que vive del turismo, mejore; en la Rocinha, la favela m¨¢s famosa y peligrosa de R¨ªo de Janeiro, los vecinos que pueden votar lo har¨¢n masivamente a Rousseff porque sobreviven gracias a una subvenci¨®n estatal y no se f¨ªan de que Neves la mantenga a pesar de que ha prometido conservarla.
En un barrio rico de S?o Paulo, hace unos d¨ªas, los seguidores de Neves pararon el tr¨¢fico en un mitin durante un rato. ¡°Los patrones cortan la calle mientras los pobres esperan el autob¨²s¡±, les espet¨® un conductor que pasaba por ah¨ª. Uno de los manifestantes contest¨®: ¡°Yo no soy de izquierdas ni de derechas, yo lo que quiero es que esto vaya para adelante¡±.
Los brasile?os votan hoy y eligen, sobre todo, entre dos modelos, dos formas de entender el pa¨ªs, separados en dos bloques en apariencia opuestos. Seg¨²n la ¨²ltima encuesta publicada por A folha de S?o Paulo, que sali¨® esta semana, a Rousseff le votar¨¢n, sobre todo, los m¨¢s pobres y excluidos, todos los que ganan menos de dos veces el salario m¨ªnimo, esto es, como mucho 1.400 reales (menos de 500 euros) en un porcentaje que llega al 65% frente a un 33%; la actual presidenta tambi¨¦n ser¨¢ m¨¢s votada, aunque con una diferencia m¨ªnima, entre los que ganan entre dos y cinco veces el salario m¨ªnimo, entre 1.400 y 3.500 reales (menos de 500 y 1.200 euros). M¨¢s all¨¢ de este nivel de renta, los votantes ya son siempre favorables a Neves. Pero ocho de cada diez brasile?os pertenecen a los dos primeros grupos.
De ah¨ª que en una campa?a marcada por un empate casi hasta el final (los sondeos dan ventaja a Rousseff s¨®lo desde hace tres d¨ªas), los anuncios, los lemas, los m¨ªtines, los mensajes y los comentarios de todo tipo se hayan polarizado casi hasta la caricatura. De un lado, los pobres: de otro, los (algo m¨¢s) pudientes que esperan algo m¨¢s del Gobierno. De un lado, los pobladores de las amplias, empobrecidas y en muchos casos des¨¦rticas regiones del norte y del nordeste de Brasil, donde el PT ha llevado a cabo programas puntuales, concretos y muy extendidos, como el de proveer de dep¨®sitos de agua a muchas viviendas aisladas en el campo o salarios sociales a familias sin medios; de otro, las clases sociales m¨¢s urbanas y m¨¢s ilustradas de S?o Paulo o Belo Horizonte.
Un empate t¨¦cnico ha marcado casi hasta el final todos los sondeos
A esta separaci¨®n ha ayudado la biograf¨ªa personal y pol¨ªtica y el temperamento de los dos contendientes. Ambos nacieron en familias de clase media. Pero Rousseff, de 67 a?os, seria, disciplinada, estricta, sin facilidad de palabra pero determinada y tenaz, luch¨® en su juventud contra la dictadura, pele¨® en grupos de extrema izquierda y sufri¨® torturas que nunca relata pero que no la doblegaron. Una foto que se ha hecho famosa estos d¨ªas en Brasil muestra a una joven Dilma con gafotas de pasta en aquellos a?os duros en los que se jug¨® el tipo. Una de sus frases es ¡°la vida no es f¨¢cil; nunca lo fue¡±.
Neves, de 54 a?os, pertenece a otra generaci¨®n y a otro estilo: procede de una familia rica de pol¨ªticos relevantes, estudi¨® en buenos colegios, es simp¨¢tico, sonriente, gasta fama de buen gestor, posee mucha fe en s¨ª mismo y disfruta de una facilidad innata para gustar y gustarse. En un amplio reportaje la revista Piau¨ª destacaba su capacidad para gozar de la vida, gane o pierda.
Rousseff presenta como aval las conquistas sociales y el hecho, avalado por la ONU hace un mes, de que el pa¨ªs ha dejado de contarse entre las naciones en las que se pasa hambre. Neves replica que el modelo de cr¨¦ditos baratos y estimulo del consumo para las clases bajas est¨¢ agotado, que la econom¨ªa renquea y la industria comienza a despedir gente, que es necesario un viraje de tim¨®n para que la m¨¢quina vuelva a funcionar.
A la presidenta la votar¨¢n, sobre todo, los m¨¢s pobres y excluidos
Las dos candidaturas opuestas han partido el pa¨ªs en dos. Aunque de manera algo exagerada y artificial, producto de una campa?a fren¨¦tica llena de altibajos, seg¨²n varios analistas. La sociedad brasile?a, a?aden, no est¨¢ tan dividida en casillas blancas o negras y bastar¨¢ que llegue ma?ana para que vuelvan a poblarse de grises.
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