La crisis econ¨®mica y la corrupci¨®n marcar¨¢n la nueva presidencia
Dos encausados anuncian nuevas acusaciones tras lograr un acuerdo con el juez
Adem¨¢s de Dilma Rousseff y A¨¦cio Neves, hay dos personajes que se han convertido en protagonistas involuntarios de una convulsa campa?a electoral a las presidenciales que ha estado llena de altibajos, sorpresas, golpes de efecto, y encuestas que suben y bajan a ritmo de monta?a rusa: se trata de Paulo Alberto Costa, exdirector de Abastecimiento de la petrolera Petrobras, la mayor empresa p¨²blica del pa¨ªs y de Am¨¦rica Latina, y el cambista especializado en blanquear dinero sucio, Alberto Youssef. Ambos eran socios. Y ambos est¨¢n detenidos desde hace meses acusados de apropiarse de fondos de Petrobras y de remitirlos a cuentas extranjeras, especialmente en Suiza.
Ahora, los dos acusados, mediante un acuerdo con el juez, se aprestan a delatar a m¨¢s implicados en la trama de corrupci¨®n a cambio de una rebaja sustancial de a?os en la condena. Y cada delaci¨®n, siempre hecha p¨²blica en la revista Veja, conservadora y contraria a Dilma Rousseff , ha constituido una sacudida en la campa?a.
A primeros de septiembre, antes del primer turno de votaciones, Costa, al que en Brasil denominan el hombre-bomba por el material explosivo que dice conocer, aseguraba que hab¨ªa decenas de diputados y alg¨²n exministro que aceptaban sobornos de las empresas que licitaban con la petrolera. Varios eran del Partido de los Trabajadores (PT) de Dilma Rousseff, otros de otras formaciones. Pero la delaci¨®n dejaba claro que aquello era una cueva de Al¨ª Bab¨¢ que, cuando menos, Rousseff no controlaba.
Semanas despu¨¦s, el cambista Youssef elevaba el tiro al acusar directamente al PT de llevarse un porcentaje de cada adjudicaci¨®n millonaria de Petrobras. Con ese dinero, seg¨²n el delator, el partido de Rousseff y Lula financi¨® la campa?a de 2010.
El viernes pasado, dos d¨ªas antes de la votaci¨®n, la revista Veja sac¨® otra portada incendiaria destinada a sembrar la pol¨¦mica: con dos fotos de frente de Lula y Rousseff poco favorecedoras (p¨¢lidos, ojerosos, con expresi¨®n crispada y torva¡) y el t¨ªtulo expresivo de ¡°Ellos lo sab¨ªan todo¡±, el semanario se hac¨ªa eco de la presunta ¨²ltima declaraci¨®n del cambista, en la que aseguraba que la presidenta y el expresidente estaban al tanto de los turbios manejos de la empresa.
Tanto Rousseff como Lula (as¨ª como el abogado de Youssef) lo han negado, y la candidata a la reelecci¨®n ha a?adido que se trata de un ejemplo de ¡°terrorismo period¨ªstico¡±. Con todo, la portada de la revista, repartida por simpatizantes de Neves, ha sido colocada en muchos lugares de S?o Paulo.
Por cierto: el cambista se sinti¨® indispuesto el s¨¢bado por la tarde por una bajada de tensi¨®n y fue ingresado, lo que desat¨® una oleada de rumores en las redes sociales. Algo que muestra hasta qu¨¦ punto la campa?a, en este asunto, se ha desatado a veces hacia la histeria.
El otro gran tema ha sido la econom¨ªa. El anuncio de que Brasil se encontraba en lo que los especialistas denominan ¡°recesi¨®n t¨¦cnica¡± salt¨® a todos los peri¨®dicos y telediarios el pasado 29 de agosto y desde entonces ha sido un asunto recurrente por los opositores de Rousseff. Neves recuerda a la presidenta en cada debate y en cada mitin que el pa¨ªs ha crecido, de media, a lo largo de estos cuatro a?os, un exiguo 1,6%; muy lejos de las tasas que asombraron al mundo hace una d¨¦cada. Y que ahora el pa¨ªs se encuentra estancado, con la industria renuente y con los inversores sin confianza.
Repite con insistencia que el modelo puesto en marcha por Lula desde 2003 y continuado por Rousseff est¨¢ agotado y que es necesario un cambio para relanzar la econom¨ªa. Rousseff se ha amparado para defenderse en la floja coyuntura internacional, lo que ha perjudicado a los intereses brasile?os; y ha recordado siempre que el desempleo ronda el 5%. No s¨®lo los candidatos miran continuamente a la econom¨ªa. Tambi¨¦n la econom¨ªa ha observado continuamente a los candidatos: cada vez que Rousseff sub¨ªa en las encuestas, la Bolsa bajaba y el real se depreciaba.
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