Los republicanos amenazan con revocar las reformas de Obama
El presidente defiende sus logros en sanidad y sus planes sobre inmigraci¨®n
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Primeros contactos, primeras escaramuzas. El dem¨®crata Barack Obama y la oposici¨®n republicana, crecida tras la victoria esta semana en las elecciones legislativas, delimitan el campo de juego de Washington para los pr¨®ximos a?os.
La reforma migratoria y la ley sanitaria ¡ªiniciativas que definir¨¢n el legado de Obama¡ª provocan las primeras diferencias entre el presidente de Estados Unidos y el Partido Republicano. Obama almorz¨® este viernes en la Casa Blanca con 13 l¨ªderes del Congreso. Entre los invitados, se encontraban John Boehner y Mitch McConnell, los dos republicanos con los que deber¨¢ gobernar hasta enero de 2017, cuando termine el segundo y ¨²ltimo mandato presidencial.
El pueblo americano quiere ver que se trabaja [en Washington]¡± Barack Obama, presidente de Estados Unidos
Boehner es el speaker o presidente de la C¨¢mara de Representantes, donde el Partido Republicano es mayoritario desde 2011. McConnell, hombre fuerte de la derecha en el Capitolio, ser¨¢ el l¨ªder de la nueva mayor¨ªa en el Senado ¡ªhasta ahora controlado por dem¨®cratas¡ª a partir de enero, cuando se constituya el Congreso salido de las urnas el martes pasado.
El almuerzo fue la primera sesi¨®n de la cohabitaci¨®n entre el Congreso bajo dominio de los republicanos y la Casa Blanca dem¨®crata. La inc¨®gnita es si el reequilibrio de fuerzas en Washington alterar¨¢ en algo la polarizaci¨®n que desde 2011 paraliza la toma de decisiones en la primera econom¨ªa del mundo, o si tras el triunfo electoral del Partido Republicano existen incentivos para un acuerdo.¡°El pueblo americano quiere ver que se trabaja [en Washington]¡±, dijo Obama, flanqueado por los l¨ªderes del Congreso, antes del almuerzo. ¡°Se siente frustrado por el bloqueo. Les gustar¨ªa ver m¨¢s cooperaci¨®n. Creo que todos tenemos la responsabilidad de lograr que esto ocurra¡±, a?adi¨®.
Los posibles ¨¢mbitos de cooperaci¨®n son escasos y permiten pocos acuerdos de alcance. Obama mencion¨® la reforma fiscal y la reducci¨®n del d¨¦ficit. Ambos figuran en la agenda republicana. Los intentos, en los ¨²ltimos a?os, de buscar el consenso en materia presupuestaria han naufragado. Para la derecha, la prioridad es bajar impuestos; para los dem¨®cratas, las inversiones en infraestructura o educaci¨®n.
El legado del ¡®pato cojo¡¯
Los dos ¨²ltimos a?os del mandato de un presidente dejan poco espacio para la iniciativa en casa. Es la maldici¨®n del ¡®pato cojo, la que enfrenta un mandatario ya sin capacidad de influencia o persuasi¨®n, un presidente de salida que incluso se vuelve t¨®xico para quienes aspiran a hacer carrera en las siguientes elecciones. Si adem¨¢s este presidente tiene en ambas c¨¢maras del Congreso sentado al partido de la oposici¨®n, su margen de maniobra es casi nulo excepto que recurra a ¨®rdenes ejecutivas, lo que de ser el caso puede levantar acusaciones de autoritarismo e incluso peticiones de ¡®impeachment¡¯.
El hombre que comenz¨® su mandato recibiendo el premio Nobel de la Paz no ha logrado cerrar ninguno de los conflictos internacionales abiertos e incluso se ha visto forzado a reabrir escenarios de guerra a los que hab¨ªa dado carpetazo. Si prometi¨® al d¨ªa siguiente de sentarse en el Despacho Oval cerrar Guant¨¢namo, el centro de detenci¨®n de EEUU en tierra cubana sobrevivir¨¢ a su presidencia, siendo una mancha cada vez m¨¢s indeleble en la justica norteamericana.
Con la ¨²nica herencia de la reforma del sistema sanitario ¨Cque sigue sufriendo asaltos-, Obama no tiene otra opci¨®n que mirar hacia fuera en busca de un legado. De momento, el lunes que viene inicia un viaje a Asia de seis d¨ªas que le llevar¨¢ a China, Birmania y Australia. Con la guerra en Ucrania relegada al caj¨®n del olvido y la nueva Guerra Fr¨ªa congelada de momento, la mejor baza del presidente puede estar en las negociaciones para frenar el programa nuclear iran¨ª, que se reinician este fin de semana en Om¨¢n.
En este punto es donde se hace realidad que la pol¨ªtica hace extra?os compa?eros de cama. Insistiendo en que cualquier cooperaci¨®n quedar¨ªa sujeta a un acuerdo sobre el programa de enriquecimiento de uranio, esta semana se ha conocido que Obama utiliz¨® el viejo sistema del correo tradicional para manifestar al l¨ªder supremo de Ir¨¢n, Ali Jamenei, el inter¨¦s compartido que tienen ambos pa¨ªses a la hora de luchar contra el autonombrado Estado Isl¨¢mico. La correspondencia entre ambos no es nueva, es la cuarta vez que Obama escribe al ayatol¨¢. Obligado por su necesidad de brillo con el que pasar a la historia, seguro que no es la ¨²ltima.
Obama y los l¨ªderes abordan esta etapa en un esp¨ªritu de consenso. Es el momento de los tanteos, de demostrar a los votantes que Washington cambiar¨¢. El presidente dice que quiere escuchar las propuestas de Boehner y McConnell; estos se?alan la parte de sus propuestas que algunos dem¨®cratas podr¨ªan apoyar, como una simplificaci¨®n del c¨®digo impositivo.
Pero en las pol¨ªticas de calado, aquellas que redefinen la sociedad norteamericana y que decidir¨¢n el lugar de Obama en los libros de historia, la distancia entre el presidente y el nuevo Congreso no se ha reducido.
En un art¨ªculo firmado a cuatro manos en The Wall Street Journal, Boehner y McConnell se comprometen a revocar el Obamacare, la palabra despectiva que describe la reforma sanitaria, aprobada en 2010. Seg¨²n los l¨ªderes republicanos, la ley ¡°da?a el mercado laboral, adem¨¢s de la protecci¨®n sanitaria de los americanos¡±.
La ley ha ampliado la cobertura sanitaria a millones de personas que carec¨ªan de seguro m¨¦dico, pero ha topado con numerosos obst¨¢culos: desde las dificultades t¨¦cnicas para poner en marcha la p¨¢gina web para contratar las p¨®lizas, a la desconfianza en una remodelaci¨®n del sistema que, sin alterar el car¨¢cter privado de la sanidad en este pa¨ªs, refuerza el papel del Estado federal en su regulaci¨®n.
Hasta ahora, los intentos de revocar la ley topaban con la mayor¨ªa dem¨®crata en el Senado. A partir de enero, con el Senado tambi¨¦n en manos de los republicanos controlar¨¢n ambas c¨¢maras del Congreso e intentar¨¢n abolirla. Obama ha avisado de que, usando las prerrogativas presidenciales, vetar¨¢ cualquier ley que revoque la reforma.
El segundo motivo de fricci¨®n es la reforma migratoria. Obama intent¨® aprobar una ley que abriese la puerta a la regulaci¨®n de los m¨¢s 10 millones de inmigrantes indocumentados ¡ªla mayor¨ªa, de origen latinoamericano¡ª, pero los republicanos lo han impedido en la C¨¢mara de Representantes. La alternativa es legislar por la v¨ªa del decreto, que no requiere la aprobaci¨®n del Congreso pero es m¨¢s limitada y fr¨¢gil que la v¨ªa legislativa tradicional.
Obama prometi¨® esta reforma antes del final del verano. La aplaz¨® hasta despu¨¦s de las elecciones legislativas. Esta semana ha reiterado que la presentar¨¢ en el pr¨®ximo mes. Boehner y McConnell han dicho que si el presidente act¨²a por su cuenta en el asunto de la inmigraci¨®n, lo considerar¨¢n una declaraci¨®n de guerra. Si la reforma sanitaria fue el principal logro del presidente en su primer mandato, la inmigraci¨®n deb¨ªa serlo en el segundo, que empez¨® en 2013. Los pr¨®ximos dos a?os servir¨¢n para preparar la campa?a para las pr¨®ximas presidenciales, pero tambi¨¦n ser¨¢n los de la pugna por preservar o desmontar el legado de Barack Obama.
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