No, we can?t!
En estos seis a?os, Obama ha demostrado ser un gran orador, pero un p¨¦simo presidente
Ha terminado la era Obama. Seguro que el presidente estadounidense cuenta las horas que le quedan para seguir durmiendo en la Casa Blanca. Es m¨¢s, creo que si le fuera posible dimitir, seguramente se lo pensar¨ªa. Son los rasgos de las actuales crisis mundiales: la p¨¦rdida de liderazgo, la ausencia de referentes y la capacidad de consunci¨®n de los mensajes y los discursos pol¨ªticos y sociales.
Los resultados de las recientes elecciones legislativas de mitad de mandato son una derrota no s¨®lo de Obama, sino de una manera de (no) entender la pol¨ªtica. No comprendi¨® que en 2008 fue elegido no s¨®lo por ser el candidato de la esperanza, sino por ser el hombre de quien se esperaba que corrigiera las desviaciones que hab¨ªan colocado al mundo al borde del precipicio.
Las dos guerras (Afganist¨¢n e Irak), derivadas y heredadas del 11-S, colocaron en una posici¨®n muy dif¨ªcil a Barack Obama. Latinos y mujeres le dieron la victoria dos veces. En estos ¨²ltimos comicios no es que esos dos colectivos hayan cambiado de opini¨®n, es que han sido unas elecciones curiosas. Por ejemplo, nunca hab¨ªa habido 100 congresistas mujeres en la C¨¢mara de Representantes. Pero pese a esas peculiaridades, hay una realidad aplastante: Obama no ha sido capaz de hacer ni un s¨®lo acuerdo pol¨ªtico. Es un gran orador, pero un p¨¦simo presidente. El d¨ªa que acept¨® ser premio Nobel de la Paz, cuando en su trabajo y en su sueldo estaban dos conflictos pendientes de ganar, debimos haber descubierto la inconsistencia entre sus discursos y su actuaci¨®n pol¨ªtica.
Obama solo ten¨ªa un camino al llegar al poder, tras la grave degradaci¨®n moral por la acumulaci¨®n de crisis (militar, pol¨ªtica, y econ¨®mica): enfrentar, asumir y gobernar, desde una contundencia que no se atrevi¨® a aplicar. Los banqueros, responsables de la crisis financiera y de otros hechos que acabaron llevando al l¨ªder dem¨®crata al Despacho Oval, quedaron impunes.
Es evidente que hay una recuperaci¨®n econ¨®mica y que, en parte, se debe a su pol¨ªtica, pero tambi¨¦n lo es que la falta de firmeza y la confusi¨®n del Gobierno de Washington han hecho que amplias capas de la poblaci¨®n hayan perdido la fe en que sirva de algo votar por ¨¦l o por los dem¨®cratas.
Para Am¨¦rica Latina tambi¨¦n se abre un proceso porque quien quiera sustituir a Obama, deber¨¢ entender que lleg¨® el momento de abrir, sobre otra base, el di¨¢logo con las Am¨¦ricas. No habr¨¢ una pol¨ªtica interna estadounidense sin una redefinici¨®n de la pol¨ªtica exterior. Ejemplo: ?Qu¨¦ posici¨®n adoptar¨¢ Estados Unidos en el caso mexicano? ?Qu¨¦ relaci¨®n tendr¨¢ con Brasil? ?Cu¨¢l con Centroam¨¦rica, con el Caribe y con todos esos pa¨ªses que, a lo largo de estos a?os, han ido viendo como el miedo, la insensibilidad o los problemas dom¨¦sticos estadounidenses han castigado sin clemencia a los sin papeles, pero tambi¨¦n a los con papeles que viven en el imperio del Norte?
Los olvidados por Obama son fundamentales para determinar, b¨¢sicamente, las presidenciales de 2016. Lo peor que se puede decir de Obama con relaci¨®n a Am¨¦rica Latina es que no ha sido mejor que el Partido Republicano que con George W. Bush, dejo el subcontinente a su suerte. Al igual que su antecesor, en estos a?os el presidente dem¨®crata ha intentado ocuparse del mundo, dejando Am¨¦rica Latina en el olvido, algo que ya no ser¨¢ posible para su sustituto. As¨ª como Obama se ha sentado dos veces en el Despacho Oval gracias al voto latino, para poder formular un trato, un pacto o un nuevo acuerdo, el pr¨®ximo inquilino de la Casa Blanca deber¨¢ tener una pol¨ªtica de emigraci¨®n que pase por la soluci¨®n de tanta acumulaci¨®n de tragedias humanas.
No es verdad que los populistas del Tea Party hayan sido los m¨¢s terribles opositores de todos los tiempos. En la historia reciente, hubo mandatarios como Roosevelt, que tambi¨¦n tuvo una oposici¨®n republicana feroz y no s¨®lo consigui¨® ganar varias elecciones, sino que fue capaz de gobernar. Tambi¨¦n hay que recordar en los 90 cuando Newt Gingrich, presidente de la C¨¢mara de Representantes durante cuatro a?os, se convirti¨® en el azote de Bill Clinton por el esc¨¢ndalo desatado tras el caso Lewinsky. Asi que el Tea Party no es mucho peor de lo que fueron esos ejemplos anteriores.
Lo que ocurre es que Obama entiende las formulaciones pol¨ªticas, pero nunca ha querido aprender qu¨¦ hacer para cumplir sus promesas. Tras seis a?os en el poder, no ha conseguido desarrollar el arte de lo posible, que eso es la pol¨ªtica.
Con las negociaciones de paz en curso en Colombia, con la reestructuraci¨®n profunda de la pol¨ªtica de Brasil, con el problema de la impunidad planteado ahora ya a cara de perro en M¨¦xico y con la situaci¨®n de violencia que vive Centroam¨¦rica o el aislamiento de una parte de Sur¨¢merica ¡ªcon la excepci¨®n de Per¨²¡ª, Estados Unidos necesitar¨¢ articular una conversaci¨®n, con presupuestos diferentes y nuevos, los que todo el mundo esperaba que hubieran sido la estrategia de la relaci¨®n de Obama con Am¨¦rica Latina. Sin embargo, eso no pas¨® y a los americanos que hablan espa?ol ni siquiera se les dio la oportunidad de un nuevo amanecer como les plante¨® a los musulmanes en su c¨¦lebre discurso de la Universidad de El Cairo.
Ahora, es relevante saber a qui¨¦n seguir la pista, pero m¨¢s importante averiguar el c¨®mo y mientras tanto ir apuntando en el libro de la Historia que el primer presidente nacido de YouTube, h¨¦roe del cambio, a trav¨¦s de las redes sociales, ha periclitado su mandato en un ocaso que es, sobre todo, comunicacional. Resulta curioso el silencio del gran comunicador.
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