Argentina, otro pa¨ªs de dinast¨ªas
La campa?a electoral ser¨¢ de peronistas contra peronistas. La diferencia: c¨®mo miran a Kirchner
Argentina siempre ha sido mucho m¨¢s que un pa¨ªs. Ser argentino es una manera de pensar, sentir, hablar y participar.
Tengo grandes amigos argentinos con los que camin¨¦ durante 50 a?os por la senda de la repetici¨®n constante que define el pa¨ªs. Por ejemplo, Antonio Cafiero, ministro de Econom¨ªa con el general Juan Domingo Per¨®n, despu¨¦s gobernador de la provincia de Buenos Aires y, posteriormente, presidente del Partido Justicialista y por lo tanto, administrador de la llave del Pante¨®n de los Duarte ¡ªdonde cada 25 de julio se exhibe el cad¨¢ver de Evita¡ª.
Todos llegamos a una conclusi¨®n: la felicidad de los argentinos radica en que, cada vez que est¨¢n en crisis, saben que saldr¨¢n de ella y que llegar¨¢ la estabilidad hasta la siguiente. Es una manera de vivir y, en medio, hay un proceso de selecci¨®n natural.
Una de las claves para comprender Argentina y el peronismo es que, bajo la influencia de Mussolini y el corporativismo de la ¨¦poca, Per¨®n entendi¨® que su fuerza radicaba en estar contra los oligarcas y los caudillos. As¨ª que se invent¨® a los descamisados y alist¨® a todo aquel que ten¨ªa una necesidad ¡ªracial como en el caso de los cabecitas negras (los pocos ind¨ªgenas que quedaban) o simplemente hambre¡ª en su ej¨¦rcito invisible frente a las minor¨ªas que ocupaban el Jockey Club.
La lucha entre el peronismo y la Uni¨®n C¨ªvica Radical no es una disputa entre el clientelismo y la ignorancia pol¨ªtica, por un lado, contra los ilustrados, los le¨ªdos o los afortunados por el otro. Pero s¨ª corresponde a un clich¨¦ basado en ese sentimiento de que Argentina es, ha sido y siempre ser¨¢ diferente.
Cristina Kirchner se apaga poco a poco (afortunadamente, s¨®lo desde el punto de vista pol¨ªtico, que se sepa) mientras piensa en volver a la Patagonia y a su castillo en Calafate y mirar desde el glaciar Perito Moreno c¨®mo se funde el mundo.
No se sabe qui¨¦n la sustituir¨¢, pero Argentina ha entrado en su situaci¨®n ideal: vive una crisis que coindice con un cambio de presidenta que, adem¨¢s, representa ¡ªpara no diferenciarse de la ¨¦poca del exmandatario Hip¨®lito Yrigoyen¡ª una continuidad din¨¢stica en el poder.
La campa?a electoral ser¨¢ de peronistas contra peronistas. La diferencia: c¨®mo miran a Kirchner
No hay que rasgarse las vestiduras, el pa¨ªs de Thomas Jefferson, el que permiti¨® a Montesquieu explicar la separaci¨®n de poderes, se ha convertido en din¨¢stico: los dos contendientes en la carrera hacia la Casa Blanca ser¨¢n o Bush o Clinton. ?Por qu¨¦ no podr¨ªa pensar Cristina entonces en su hijo, si es que tuviera suficiente capacidad de comunicaci¨®n pol¨ªtica, para sucederla? ?Importa la presidenta de Argentina? Mucho. ?Importan los poderes f¨¢cticos argentinos (parece que ya no los militares)? Mucho.
?En qu¨¦ consiste la guerra sin fin contra los medios de comunicaci¨®n, en concreto entre Clar¨ªn y la presidenta? En un peque?o y elemental detalle que en toda Am¨¦rica hace la diferencia: la ¨²ltima voz, la soberan¨ªa, el ¨²nico que representa la legitimidad no s¨®lo la democr¨¢tica, sino la institucional, es el presidente o en este caso la presidenta, nunca las empresas. Si no entienden eso, cualquiera de los otros poderes ¡ªpor grandes que sean¡ª est¨¢n fuera de juego.
Cuando el recordado N¨¦stor Kirchner lleg¨® al poder supo en qu¨¦ momento dejar que los piqueteros se convirtieran en el nuevo orden que hab¨ªa producido la crisis econ¨®mica. As¨ª, (en un pacto nunca escrito) los piqueteros parar¨ªan el pa¨ªs o lo dinamizar¨ªan, seg¨²n las necesidades pol¨ªticas.
El fen¨®meno de los piqueteros y la inseguridad en Argentina es el mismo que tiene Dilma Rousseff en Brasil o Enrique Pe?a Nieto en M¨¦xico.
En la era de Internet, las leyes son referentes del pasado. Y aunque no podemos vivir sin ellas, tampoco podemos permitir que, si la ¨²nica violencia leg¨ªtima es la del Estado, ¨¦sta se traslade a Twitter o a Facebook.
Argentina tendr¨¢ una campa?a electoral interesante. No ser¨¢ entre la alucinaci¨®n de la Uni¨®n C¨ªvica Radical y los peronistas, sino peronistas contra peronistas, con la ¨²nica diferencia de c¨®mo miran o dejan de mirar a Kirchner y el hecho de que Argentina fue el primer pa¨ªs que demostr¨® c¨®mo se puede acabar con las mayores reservas de oro, carne y de trigo, porque a fin de cuentas, el ejercicio de la soberan¨ªa nacional nunca tuvo l¨ªmites.
El problema es que la campa?a electoral est¨¢ te?ida por la demanda sin fin de las centrales sindicales (verdadero poder f¨¢ctico argentino), la necesidad de negar la realidad por parte del Gobierno y en ese juego por caerle bien y estar cerca, pero no lo suficiente de los candidatos peronistas, para saber qui¨¦n ganar¨¢ contra ella, pero con su apoyo. El problema est¨¢ en que los piqueteros, los que piden, los que practican el asalto libre a los supermercados, ser¨¢n las fuerzas del orden en la nueva elecci¨®n.
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