¡°El r¨¦gimen sirio solo entiende la presi¨®n militar. Es una dictadura¡±
Ford aboga por armar a los rebeldes moderados para forzar a El Asad a negociar
Robert Ford se ha convertido en un inc¨®modo exdiplom¨¢tico para la Administraci¨®n de Barack Obama. Desde que dimiti¨® en febrero como embajador de Estados Unidos en Siria y puso fin a 30 a?os de servicio en el Departamento de Estado, ha criticado con dureza la pol¨ªtica de EE UU respecto a Siria, azotada desde hace m¨¢s de tres a?os por una sangrienta guerra civil.
Tras abandonar Siria en 2012, a los dos a?os de su llegada, por el deterioro de la seguridad, Ford (Denver, 1958) se convirti¨® en el enlace entre el Gobierno Obama y la oposici¨®n moderada contra el r¨¦gimen de Bachar el Asad. Hasta que se le agot¨® la paciencia ante los titubeos y la prudencia de la Casa Blanca. ¡°El r¨¦gimen solo entiende la presi¨®n militar. Es una dictadura¡±, afirma en una conversaci¨®n con EL PA?S tras impartir una conferencia en la Universidad George Washington.
Ford -que antes hab¨ªa sido embajador en Argelia, y diplom¨¢tico en Irak, Egipto y Turqu¨ªa- tuvo un papel clave en denunciar, al inicio de la revuelta en 2011, la represi¨®n del r¨¦gimen contra los opositores. Y en orquestar las fallidas negociaciones de paz en Ginebra a principios de este a?o. Lo que m¨¢s parece doler a este hombre bromista es el escaso apoyo de Washington a la oposici¨®n moderada, ahora desbordada por el auge del grupo yihadista Estado Isl¨¢mico (EI), que controla partes de Irak y Siria.
EE UU bombardea desde agosto posiciones del EI en Irak y desde septiembre en Siria. Ford -que ahora es miembro del Instituto de Oriente Medio, un laboratorio de ideas en Washington- advierte de que los ataques a¨¦reos en Siria son contraproducentes: debilitan a la oposici¨®n moderada y supuesta aliada de Washington, y fortalecen al r¨¦gimen del te¨®rico enemigo El Asad, que tambi¨¦n lucha contra el EI.
El diplom¨¢tico critica que la pol¨ªtica de la Casa Blanca en el ¨²ltimo a?o se basara, seg¨²n describi¨® en la conferencia, en la ¡°esperanza¡±: en que hubiese una negociaci¨®n pol¨ªtica entre el r¨¦gimen y la oposici¨®n moderada que derivara en un alto el fuego para que lucharan juntos contra los rebeldes m¨¢s radicales. Pero, a su juicio, sin presi¨®n militar es imposible que El Asad ceda.
Ello no supone, matiza, bombardear posiciones del r¨¦gimen -como EE UU iba a hacer en septiembre de 2013 por el uso de armas qu¨ªmicas, pero descart¨® en el ¨²ltimo momento- sino fortalecer a la oposici¨®n. ¡°Si das al Ej¨¦rcito Libre Sirio [el principal grupo rebelde moderado] los materiales que necesita para luchar, ellos mismos pueden poner la presi¨®n. No requiere de una acci¨®n estadounidense¡±, apunta, en un reproche impl¨ªcito a la estrategia contra el yihadismo.
Si das al Ej¨¦rcito Libre Sirio los materiales que necesita para luchar, ellos mismos pueden poner la presi¨®n. No requiere de una acci¨®n estadounidense"
Al inicio del conflicto sirio, Ford abog¨® por armar a los rebeldes moderados, una propuesta que secund¨® su jefa, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, pero que la Casa Blanca fren¨®. No fue hasta mayo de este a?o -cuando los extremistas superan ampliamente a los moderados y la oposici¨®n a El Asad es, en palabras de Ford, una ¡°cacofon¨ªa¡±- que la Administraci¨®n Obama present¨® su plan m¨¢s ambicioso para entrenar y armar a unos 5.000 moderados. El Congreso lo aprob¨® en septiembre, pero se calcula que los efectivos tardar¨¢n un a?o en empezar a luchar.
El exembajador no cree necesario que los rebeldes tengan armamento de largo alcance -algo que Washington a¨²n debate- sino m¨¢s del que ya tienen, principalmente armas ligeras. ¡°El Ej¨¦rcito Libre Sirio ha estado avanzando desde Quneitra [al suroeste de Siria] hacia Damasco y usa armas normales¡±, se?ala. ¡°Tienen m¨¢s hombres que material, as¨ª que necesitan suficiente equipamiento para sus hombres¡±.
Sin embargo, admite que tambi¨¦n deben de producirse cambios en la arena diplom¨¢tica para desencallar el conflicto: que Ir¨¢n y Rusia -que ayudan pol¨ªtica y militarmente al r¨¦gimen- se comprometan con un proceso de transici¨®n que derive en un gobierno de unidad nacional con apoyo regional que lleve a la poblaci¨®n local a rechazar a los extremistas. Sin el benepl¨¢cito de Teher¨¢n y Mosc¨², esgrime, volver¨¢ a repetirse el fracaso de Ginebra, y Washington se encontrar¨¢ en la dif¨ªcil tesitura de tener que escoger entre El Asad o los yihadistas del EI.
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