Que hable Lula sobre Petrobras
Est¨¢n ah¨ª las im¨¢genes de Lula con las manos manchadas de crudo, vestido con el uniforme de Petrobras, lanzando un mensaje de ilusi¨®n al pa¨ªs.
Es imposible separar al expresidente Lula da Silva del caso que sacude a Petrobras y de las secuelas que el esc¨¢ndalo est¨¢ revelando. Como ha escrito un editorial de este peri¨®dico, Lula hab¨ªa identificado a Petrobras con Brasil, con su futuro de prosperidad, con el orgullo de la petrolera, envidia entonces del mundo.
Est¨¢n ah¨ª las im¨¢genes de Lula con las manos manchadas de crudo, vestido con el uniforme de Petrobras, lanzando un mensaje de ilusi¨®n al pa¨ªs.
Hoy tanto Lula como la presidenta Dilma Rousseff est¨¢n en la boca de todos como responsables ¨²ltimos del bien y del mal de Petrobras. Un magistrado del Supremo ha llegado a decir que comparado con este nuevo esc¨¢ndalo, el del mensal?o?podr¨ªa haber sido objeto de un simple caso de las ¡°peque?as causas¡±.
Dilma ya ha hablado. Ha asegurado que su Gobierno no pondr¨¢ obst¨¢culos a las investigaciones judiciales, algo obvio, porque de hacerlo ser¨ªa un crimen.
Ha asegurado que ¡°no dejar¨¢ piedra sobre piedra¡± en la b¨²squeda de los presuntos corruptos que actuaban como una mafia en el seno de la mayor empresa del pa¨ªs, y que si hoy se conocen esos ¡°desv¨ªos de conducta¡±, ll¨¢mese mejor cr¨ªmenes contra el patrimonio nacional, es porque nunca la Polic¨ªa Federal hab¨ªa sido tan activa en la b¨²squeda de los culpables.
Rousseff ha asegurado que su Gobierno no pondr¨¢ obst¨¢culos a las investigaciones judiciales, algo obvio, porque de hacerlo ser¨ªa un crimen
El problema sin embargo es que los brasile?os desear¨ªan saber de la presidenta reci¨¦n confirmada en las urnas si conoc¨ªa o no, cu¨¢nto sab¨ªa y desde cu¨¢ndo, lo que se tramaba en una empresa de la que ella estuvo siempre tan cercana y responsable debido a los cargos ejercidos en ella.
Tras las ¨²ltimas denuncias de la prensa de que ella y Lula hab¨ªan sido advertidos, hace ya a?os, de que algo podrido ol¨ªa en Petrobras, que estaba siendo saqueada por directores y gerentes nombrados por ella y Lula, se hace urgente, que tanto la presidenta como el expresidente hablen con sinceridad a la naci¨®n, si fuera necesario para reconocer culpas y presentar un prop¨®sito de enmienda.
Y deber¨ªa hablar sobre todo Lula, que fue el gran impulsor de la petrolera present¨¢ndola al mundo como ejemplo de empresa nacional bien sucedida y que dio a Rousseff grandes responsabilidades en ella.
Lo hizo Lula cuando le estall¨® el esc¨¢ndalo del mensal?o. Jur¨® entonces a la naci¨®n que no hab¨ªa conocido aquellos abusos, que hab¨ªa sido traicionado por algunos de sus compa?eros de partidos que acabaron en la c¨¢rcel.
Brasil le crey¨® y volvi¨® a reelegirle. M¨¢s tarde prefiri¨® considerar el mensal?o como un simple golpe pol¨ªtico de la derecha contra el PT y su presidente exsindicalista. Pero ya hab¨ªa sido reelegido.
Ahora, m¨¢s quiz¨¢s que Dilma, que en realidad fue siempre una subordinada de su creador Lula, es ¨¦l qui¨¦n deber¨ªa tranquilizar a una sociedad incr¨¦dula con lo que est¨¢ pasando.
Brasil est¨¢ viendo a presidentes y directores de las grandes empresas del pa¨ªs, algunos amigos personales de Lula, que hab¨ªan trabajado estrechamente con la petrolera con concesiones millonarias de obras, durmiendo en la c¨¢rcel y haciendo confesiones que hacen temblar al mundo pol¨ªtico en polvorosa. Y se espera la lista maldita de los pol¨ªticos acusados de corrupci¨®n que parecen ser un ej¨¦rcito.
Los brasile?os siguen a¨²n dando un plus de credibilidad al expresidente carism¨¢tico que en su primer gobierno, transform¨® este pa¨ªs dando voz a millones de pobres arrinconados hasta entonces en el olvido.
Una palabra de Lula, sincera, cre¨ªble, quiz¨¢s de petici¨®n de perd¨®n, sin buscar chivos expiatorios; un compromiso con la naci¨®n de actuar para ayudar a colocar a Brasil sobre los ra¨ªles de los que parece haber descarrilado- y no s¨®lo en su pol¨ªtica econ¨®mica- , podr¨ªa ser la ¨²nica posibilidad para frenar una ola de descr¨¦dito, desconfianza y desilusi¨®n que empieza a serpentear en la hasta ayer feliz y esperanzada sociedad brasile?a.
Una sociedad que empieza a ser vista en el exterior bajo la luz sombr¨ªa del esc¨¢ndalo de Petrobras considerado ya como el caso m¨¢s grave de corrupci¨®n pol¨ªtico-empresarial del mundo democr¨¢tico moderno, cuyas consecuencias, sean econ¨®micas o pol¨ªticas, son hoy por hoy dif¨ªcil de imaginar.
Lula podr¨ªa contar todo lo que sabe a la naci¨®n originando una saludable catarsis que ata?e no s¨®lo a los brasile?os sino a cuantos fuera del pa¨ªs han cre¨ªdo y esperado en el presente y en el gigante americano y de sus grandes reservas petrol¨ªferas hoy bajo grave sospecha.
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