?El ¡°salvador¡±!
Sarkozy necesita volver al poder porque lo exige su situaci¨®n judicial
La vuelta de Nicolas Sarkozy al primer plano de la vida pol¨ªtica resume por s¨ª s¨®lo los callejones sin salida actuales de la sociedad francesa. En el momento de su derrota, en 2012, hab¨ªa declarado que ¡°abandonaba¡± la pol¨ªtica. ?Qu¨¦ ha pasado para que pueda, hoy, reconquistar su partido, la UMP, y aspirar a representar a la derecha en las elecciones presidenciales de 2017? En primer lugar un rasgo psicol¨®gico: su personalidad, probablemente, se hundir¨ªa si llegara a desaparecer del candelero de la sociedad del espect¨¢culo. M¨¢s importante a¨²n: Sarkozy necesita imperativamente volver al poder porque lo exige su situaci¨®n judicial; puede hacerlo en estos momentos porque nunca hasta ahora las condiciones pol¨ªticas le hab¨ªan sido tan favorables. Tiene sobre sus espaldas varios procesos judiciales ¡ªcorrupci¨®n, financiaci¨®n ilegal de la UMP, utilizaci¨®n indebida de los fondos de ese mismo partido¡ª que da?an gravemente su imagen p¨²blica. Volver a la cabeza de la UMP supone, salvo inculpaci¨®n infamante, protegerse pol¨ªticamente tanto como dotar de coherencia a un partido que se ha vuelto, en su ausencia, una amalgama heter¨®clita de ambiciones presidenciales, lo cual sienten y reprueban profundamente sus militantes. Dirigir el partido, controlar su aparato, y por lo tanto elegir a los futuros electos, dar¨¢ a Sarkozy una ventaja decisiva para posicionarse como favorito en las presidenciales de 2017, pese a que los sondeos actuales le coloquen por detr¨¢s del otro gran candidato potencial, Alain Jupp¨¦. Juegan a su favor dos factores: por un lado, todas las previsiones indican que, como en elecciones precedentes (municipales, europeas, al senado), las futuras (regionales y cantonales) van a resultar desastrosas para el Partido Socialista. Entre hoy y 2017, la derecha habr¨¢ reconquistado todos los niveles de poder intermedios: su victoria en las presidenciales y en las legislativas posteriores estar¨¢ asegurada.
Por otro lado, sacando provecho del hundimiento hist¨®rico del partido socialista, Sarkozy va a resolver a su manera la cuesti¨®n, que se ha vuelto central en la vida pol¨ªtica del pa¨ªs, del futuro papel del Frente Nacional, acreditado con m¨¢s de un 30% de la intenci¨®n de voto. Va a vampirizar el programa de Marine Le Pen. Y no dudar¨¢ ni un segundo en gobernar con la extrema derecha si ¨¦sta obtiene un buen resultado en las presidenciales. La UMP versi¨®n Sarkozy est¨¢, por cierto, lista para semejante alianza. En fin, el fracaso probablemente irreparable de Fran?ois Hollande, las divisiones de la UMP, la crisis de la moral p¨²blica, el rechazo de las ¨¦lites pol¨ªticas, la desesperanza de las clases populares abandonadas a su suerte, la desagregaci¨®n progresiva de las estructuras de solidaridad del Estado social, vuelven incontenible el aumento de un identitarismo neofascista ¡°a la francesa¡±, que amenaza con destruir el Estado de derecho y debilitar por mucho tiempo al pa¨ªs. Frente a esta situaci¨®n, y sin tener una pizca de convicci¨®n ideol¨®gica, Sarkozy podr¨¢ interpretar, durante los pr¨®ximos dos a?os, el papel de ¡°salvador supremo¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.