El desaf¨ªo de reducir la desigualdad
La mala gesti¨®n econ¨®mica de los gobiernos de Ahmadineyad y las sanciones han agrandado la brecha social
?Tienen reserva? Es viernes a mediod¨ªa en la octava planta del Sam Center, uno de los ¨²ltimos centros comerciales abiertos en Teher¨¢n. La elecci¨®n es entre un restaurante persa, un asi¨¢tico, un franc¨¦s o un europeo. Todos est¨¢n llenos. La factura no baja del mill¨®n de riales (unos 25 euros) por persona, una fortuna para la mayor¨ªa de los iran¨ªes que se consideran afortunados si ganan 300 euros al mes. Mientras la inflaci¨®n se com¨ªa sus ahorros, la ¨¦lite conectada con el poder se ha forrado sorteando las sanciones. Pero su levantamiento no garantiza una menor desigualdad.
¡°Los iran¨ªes no nos conformamos con un nivel de vida bajo, por eso nos quejamos mucho, pero aqu¨ª todo el mundo tiene lo necesario y algunos hasta Ferraris y Masseratis como en Dub¨¢i¡±, se?ala un diplom¨¢tico tratando de contrarrestar la idea de que las sanciones les han puesto de rodillas.
Es f¨¢cil dejarse obnubilar por los flamantes centros comerciales y restaurantes pijos que salpican el norte de Teher¨¢n. Una generaci¨®n de nuevos ricos aparca a sus puertas coches de precios prohibitivos para el com¨²n de los mortales, exhibe ropa de marca y gasta sin pudor. Hace unos meses los testimonios gr¨¢ficos de esos excesos que algunos hijos de pap¨¢ colgaron en Instagram causaron malestar y una respuesta de los menos afortunados recordando que ¨¦sa no es la realidad de la mayor¨ªa.
Ante la eventual apertura del pa¨ªs si se alcanza un acuerdo nuclear, empieza a haber voces que alertan del peligro que supone la enorme desigualdad social que se ha producido en los ¨²ltimos a?os. Los analistas atribuyen esa brecha no tanto a las sanciones como a la mala gesti¨®n de los gobiernos de Mahmud Ahmadineyad. Pero todo suma y a nadie se le esconde que quienes han sido capaces de explotar para su beneficio las restricciones internacionales se han hecho de oro.
¡°Temo la debilidad de nuestro sistema de gesti¨®n, que aumente la desigualdad ante la previsible entrada de capital¡±, manifiesta el polit¨®logo Amir Mohhebian, un conservador que ha moderado sus posturas y respalda las negociaciones nucleares. ¡°Va en contra de nuestra identidad revolucionaria, del sistema de justicia al que aspiramos¡±, a?ade.
Debido a las tres d¨¦cadas de sanciones, Mohhebian est¨¢ convencido de que su pa¨ªs est¨¢ preparado para el d¨ªa despu¨¦s si no hay acuerdo, pero no tanto en caso de que se produzca. ¡°No todos nuestros problemas se van a resolver con el acuerdo¡±, indica.
Al otro lado del espectro pol¨ªtico, Saeed Laylaz lleva un a?o advirtiendo lo mismo. El economista, que se declara impresionado por los resultados obtenidos hasta ahora por el presidente Hasan Rohan¨ª, considera que ha sido muy arriesgado apostarlo todo a las conversaciones nucleares.
¡°La negociaci¨®n ha salvado a la Rep¨²blica Isl¨¢mica y a la revoluci¨®n¡±, proclama este reformista. A¨²n as¨ª, subraya que para salir adelante hay que crear un clima de inversi¨®n y elevar la productividad. ¡°Son proyectos a largo plazo, pero no tenemos tanto tiempo¡±, opina. ¡°Vamos a necesitar hasta el final de esta d¨¦cada s¨®lo para volver a la situaci¨®n de 2010¡±.
Ese a?o, las estad¨ªsticas oficiales revelaron que 10 millones de iran¨ªes viv¨ªan en la pobreza absoluta (con menos de un euro al d¨ªa) y 30 millones en la pobreza relativa. Seg¨²n los datos que maneja Laylaz, entre 2010 y 2013, mientras el pa¨ªs ingresaba 250.000 millones de d¨®lares s¨®lo del petr¨®leo, el poder adquisitivo de la clase trabajadora cay¨® un 40% hasta niveles de 2002. Los funcionarios, estimados en 2,5 millones, volvieron a la situaci¨®n de 1998-99, al perder un 50% de su capacidad de compra.
¡°Rohani ha evitado el colapso de la econom¨ªa, frenado la inflaci¨®n y la recesi¨®n. A¨²n falta mucho, pero se percibe una mejora relativa¡±, defiende Davood Mohammadi, el director del diario reformista Shargh.
Hosein M. no ha visto la mejora. Su familia tiene un hostal cerca de la estaci¨®n del tren frecuentado por gente modesta de provincias que viene a la capital a hacer gestiones. ¡°La ocupaci¨®n que ya se hab¨ªa reducido a un tercio para 2013, ha ca¨ªdo a apenas un 10% en el ¨²ltimo a?o; estamos al l¨ªmite¡±, asegura. Ahora espera que el acuerdo nuclear d¨¦ un vuelco a la situaci¨®n econ¨®mica y el negocio familiar vuelva a ser lo que era.
¡°De todas formas, no vamos a poder beneficiarnos como quienes tienen conexiones con el r¨¦gimen; ellos est¨¢n consiguiendo pr¨¦stamos muy favorables para iniciar proyectos y nosotros, como no tenemos enchufes pol¨ªticos, volveremos a quedarnos atr¨¢s¡±, conf¨ªa sin ocultar su malestar.
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