El ¡®Twitterleaks¡¯ que intriga a Marruecos
Un ¡®hacker¡¯ revela desde hace dos meses papeles secretos del Gobierno
El caso Chris Coleman se est¨¢ convirtiendo en Marruecos en un intrigante esc¨¢ndalo de revelaciones de secretos comprometidos para el Estado, pero que no ha generado ning¨²n pronunciamiento oficial ni una querella, ni siquiera una palabra en la prensa local. En un pa¨ªs donde el control policial es intenso, un tuitero desvela desde comienzos de octubre en la cuenta @chris_coleman24 ¡ªllamada Le Makhzen en referencia al poderoso aparato del Estado marroqu¨ª¡ª documentos de ministerios, embajadas, e incluso sobornos a periodistas para comprar su apoyo en casos tan delicados como la disputa sobre el S¨¢hara.
Este Twitterleaks marroqu¨ª ha sido comparado al caso Wikileaks, y Coleman, a Edward Snowden. La cuenta de Le Makhzen se ha convertido en materia de conversaci¨®n en el pa¨ªs, a pesar de que poco m¨¢s de 3.000 personas se identifican como sus seguidores. Sus publicaciones combinan algunas verdades demostradas (papeles, gestiones y presiones internacionales que no se conoc¨ªan), varias medias verdades y muchas inc¨®gnitas. Cuando se pregunta sobre el esc¨¢ndalo a los responsables de alguno de los departamentos afectados, por ejemplo al Ministerio de Asuntos Exteriores, solo responden que es un asunto delicado y que el hacker ha pirateado alguna de sus cuentas de correo.
La ¨²nica personalidad que ha hablado p¨²blicamente del asunto ha sido la ministra delegada de Asuntos Exteriores, Mbarka Bouaida, porque la cuenta lleg¨® a publicar irrelevantes fotograf¨ªas privadas con su marido. Bouaida acus¨® al tal Coleman de "ser un elemento del Polisario al servicio de Argelia" y avanz¨® que se iba a querellar. Nunca m¨¢s se supo.
La cuenta mezcla informes genuinos de ministerios con acusaciones sin base
El ministro de Exteriores, Salahed¨ªn Mezouar, ha sido uno de los blancos principales de los ataques. Mezouar, que no ha querido ofrecer su versi¨®n a EL PA?S, es uno de los pol¨ªticos con m¨¢s proyecci¨®n ante las pr¨®ximas elecciones y el secretario general del Reagrupamiento Nacional de los Independientes (RNI), una formaci¨®n de centro-derecha. La cuenta denuncia que incurri¨® en tr¨¢fico de influencias al conceder varios millones de d¨®lares a la consultora norteamericana McKinsey para elaborar un estudio sobre el relanzamiento de la econom¨ªa marroqu¨ª a cambio de contratar a su hija. La hija trabaja para McKinsey, pero el ministro sostiene que por sus propios m¨¦ritos.
Desde el 3 de octubre la cuenta tambi¨¦n publica escritos y cartas de altos cargos de Exteriores, embajadores en Washington, Ginebra o en la ONU haciendo su trabajo, es decir recabando apoyos para defender la posici¨®n de Marruecos, particularmente sobre el S¨¢hara y contra Argelia y el Polisario. Sin embargo, el tono de alguna de esas charlas es incisivo y denigrante, por ejemplo contra Christopher Ross, el enviado especial del secretario general de la ONU para el S¨¢hara, al que se tacha de alcoh¨®lico, pese a que apoy¨® en su d¨ªa el plan de autonom¨ªa que Marruecos ofreci¨® al S¨¢hara.
La diplomacia queda al descubierto mediante correos de embajadores
La difusi¨®n de estos documentos revela una fuga de seguridad grave en el Exteriores. Una de las grandes revelaciones de Coleman gira en torno al acuerdo secreto alcanzado en noviembre de 2013 en el Despacho Oval de la Casa Blanca durante la visita del rey Mohamed VI a Barack Obama. Entonces el presidente norteamericano dio su respaldo al plan de autonom¨ªa previsto por Marruecos para el S¨¢hara, y Estados Unidos no incluy¨® la vigilancia de los derechos humanos entre los cometidos de la Minurso, la misi¨®n de la ONU sobre el terreno. Un ¨¦xito para Marruecos. El pacto descubierto ahora por Coleman, y no desmentido por nadie, agrega m¨¢s condiciones: un plan de visitas a la zona de altos cargos, terminar con los juicios a civiles en los tribunales militares y legalizar ONG saharauis independentistas. Marruecos ha cumplido ya las dos primeras promesas.
Otro aspecto escabroso del esc¨¢ndalo es el de los sobornos a periodistas internacionales para que escriban a favor de las tesis marroqu¨ªes sobre el S¨¢hara. El presunto mediador de esas prebendas ser¨ªa el periodista marroqu¨ª Ahmed Charai, director del semanario L'Observateur, un personaje influyente al que se relaciona con los servicios secretos marroqu¨ªes, con una afinidad no escondida por el rey, el Gobierno y contactos en think tanks norteamericanos y jud¨ªos.
Los tuits de Coleman aportan como prueba un recib¨ª de un periodista norteamericano, Richard Miniter, ligado al American Media Institute, con una transferencia de 60.000 d¨®lares. Miniter y Charai han facilitado cartas de sus bancos donde se afirma que esa operaci¨®n nunca se hizo.
Charai sostiene que todo es falso, y que un hacker instigado por Argelia y el Polisario pirate¨® el correo de su ordenador con sus contactos justo cuando ingres¨® a finales de septiembre en un hospital para someterse a una operaci¨®n. Lamenta que el Gobierno marroqu¨ª ni investigue ni denuncie la situaci¨®n, que asegura que ¨¦l ha puesto en manos de sus abogados en Nueva York y Espa?a para diferentes querellas.
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