El chavismo nunca pierde en el Supremo venezolano
Un informe de cuatro abogados recopila m¨¢s de 45.000 sentencias que reflejan el sometimiento judicial al Gobierno
Los amigos del abogado venezolano Antonio Canova suelen decir que tiene un est¨®mago de hierro. No es para menos, piensan. Junto a sus colegas Luis Alfonso Herrera, Rosa Rodr¨ªguez Ortega y Giuseppe Graterol, Canova revis¨® y clasific¨® las 45.474 sentencias emitidas entre 2004 y 2013 por las salas Pol¨ªtico-Administrativa, Electoral y Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de Venezuela ¡ªlas tres que controlan los actos del Gobierno¡ª, y las compil¨® en un libro de circulaci¨®n casi clandestina llamado El TSJ al servicio de la revoluci¨®n (Editorial Galipan), valorado tambi¨¦n como una joya por analistas y periodistas. La conclusi¨®n principal de este grueso ensayo de reciente aparici¨®n es que el Supremo jam¨¢s ha dictado una sentencia contra el Gobierno.
Esa primera certeza es la corteza de un ¨¢rbol frondoso y cargado de frutos como estos: los autores afirman que, a medida que pasa el tiempo, los magistrados del Supremo venezolano necesitan mostrarse m¨¢s revolucionarios para sobrevivir a las purgas peri¨®dicas impulsadas por la troika gobernante, que el Gobierno interviene y controla pol¨ªticamente al Poder Judicial con el objetivo de que este no limite sino que legitime "jur¨ªdicamente sus decisiones y actuaciones", que tras la muerte del presidente Hugo Ch¨¢vez [5 de marzo de 2013] se han hecho m¨¢s expl¨ªcitas las evidencias de politizaci¨®n de la justicia, y que los criterios judiciales de las cortes estudiadas se apartan y son contrarios al derecho internacional, a los derechos humanos "y a la jurisprudencia y doctrina universal m¨¢s reconocidas en materias como democracia y Estado de derecho".
En el libro se recuerda que durante la apertura del a?o judicial en 2007, el entonces presidente del Supremo, Omar Mora D¨ªaz, inst¨® en su discurso a los otros magistrados a apoyar el proyecto de reforma constitucional que entonces impulsaba Ch¨¢vez, o como en el a?o anterior los magistrados corearon el c¨¢ntico chavista "Uh, ah, Ch¨¢vez no se va" como una manera de saludar al entonces jefe de Estado, quien estaba presente entre los invitados.
Hay un patr¨®n que se cumple invariablemente, seg¨²n Canova. El Gobierno anuncia una medida que se corresponde con su visi¨®n estrat¨¦gica. La oposici¨®n y los expertos critican la decisi¨®n por anticonstitucional, pero a los pocos d¨ªas una sentencia del TSJ avala la postura de la alta jerarqu¨ªa chavista. "Esto no es un tribunal, sino una farsa", opina el abogado. "Con una justicia as¨ª, ser¨¢ imposible que alguien invierta en Venezuela. No hay garant¨ªa alguna de protecci¨®n al empresario", agrega.
El libro pretende zanjar tambi¨¦n una vieja discusi¨®n de la oposici¨®n. El chavismo ha sido un proceso de dif¨ªcil caracterizaci¨®n: algunos dicen que es un proceso autoritario y que es posible reconstruir al pa¨ªs respetando las instituciones legadas por la Constituci¨®n promovida por Ch¨¢vez en 1999; otros, m¨¢s dram¨¢ticos, prefieren enunciarla como una dictadura que segrega a los que piensan distinto y viola los derechos humanos. Canova se inclina por la segunda opci¨®n. En Venezuela, dice, no hay un d¨¦ficit de justicia ni el sistema judicial es perfectible, como sostiene la oposici¨®n menos radical. "Ellos quieren permanecer en el poder y que los tribunales garanticen la supervivencia de la revoluci¨®n, como el propio Ch¨¢vez dec¨ªa", opina Canova.
La politizaci¨®n de los jueces crece desde la llegada de Maduro, seg¨²n los autores
El coautor Luis Alfonso Herrera dice que el fallecido l¨ªder planific¨® la toma del poder judicial desde el mismo momento en que asumi¨® su primer Gobierno, el 2 de febrero de 1999, e impuls¨® la redacci¨®n de una nueva Constituci¨®n. Las resistencias naturales a los procesos que plantean cambios de ra¨ªz impidieron el pl¨¢cido avance de ese plan. Ch¨¢vez sufri¨® un rev¨¦s cuando el Supremo decidi¨® no enjuiciar a los altos cargos militares que en 2002 participaron en el golpe de Estado que le derroc¨® durante un fin de semana. A¨²n resuenan los ecos de la escatol¨®gica frase que pronunci¨® ¡ª"Los magistrados del Supremo pusieron una plasta"¡ª al conocer el fallo. En buena medida, ese d¨ªa qued¨® sellada la suerte del Supremo. El Gobierno logr¨® imponer una reforma a la Ley Org¨¢nica del TSJ que incluy¨® el aumento del n¨²mero de magistrados ¡ªde 20 a 32¡ª y su elecci¨®n por mayor¨ªa simple en la Asamblea Nacional.
Despu¨¦s de leerse m¨¢s de 45.000 sentencias, Antonio Canova est¨¢ satisfecho. El abogado ha logrado trascender los an¨¢lisis interesados y establecer conclusiones comprobando ¨¦l mismo el razonamiento del Poder Judicial. "Despu¨¦s de esto ya no escribir¨¦ m¨¢s", dice como despedida.
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