Un doble juego de alto riesgo
El islam ha sido instrumentalizado para crear un nacionalismo que opone a Pakist¨¢n con la India y le sume en la inseguridad
Seg¨²n el Tehrik-e Taliban Pakistan (Movimiento Talib¨¢n de Pakist¨¢n, TTP), el ataque contra la escuela p¨²blica de Peshawar es una venganza por la operaci¨®n militar (denominada Zarb-e Azb en urdu) que el Ej¨¦rcito de Pakist¨¢n est¨¢ llevando a cabo desde junio en el distrito tribal de Wazirist¨¢n Norte. Es complicado explicar c¨®mo se permite que una mir¨ªada de grupos terroristas encuentren refugio en esta zona.
No tiene que ver con que sean ¨¢reas ingobernables, pobladas por tribus semisalvajes, en las que no se puede aplicar la ley. Esta visi¨®n no es m¨¢s que un constructo de corte colonialista insultante para las tribus pastunes. Las ¨¢reas tribales de Pakist¨¢n han sido desatendidas a prop¨®sito en aras de una cultura estrat¨¦gica de las autoridades que considera la zona como retaguardia, en la que las tribus sirven de suplemento a la fuerza militar convencional. Esta idea es la ra¨ªz del apoyo a los talibanes y a otros grupos insurgentes, bajo la creencia de que son una herramienta ¨²til de pol¨ªtica exterior y de defensa.
La l¨®gica tras el respaldo a los talibanes tiene que ver con la profundidad estrat¨¦gica, que es un concepto m¨¢s que una realidad f¨ªsica. El Ej¨¦rcito est¨¢ convencido de que es necesario tener un Gobierno amigo y controlable en Kabul. Esto le permitir¨ªa al Ejecutivo de Islamabad concentrar su atenci¨®n en la frontera con India, su verdadera obsesi¨®n.
La ideolog¨ªa utilizada para conseguir la alianza es la islamista. El sistema est¨¢ convencido de que el islam le servir¨¢ para neutralizar otras ideolog¨ªas, como el nacionalismo past¨²n. Desde la misma independencia de Pakist¨¢n, el islam ha sido instrumentalizado para construir un nacionalismo que, por una parte, lo opone a la India y, por otra, le sume en una percepci¨®n de inseguridad permanente.
Seg¨²n la narrativa del sistema (fundamentalmente, el Ej¨¦rcito y servicios de inteligencia) existen los talibanes buenos (los afganos liderados por el mul¨¢ Omar y la red Haqqani) y los talibanes malos (los del TTP). De ah¨ª la operaci¨®n en Wazirist¨¢n contra los malos. La c¨²pula talib¨¢n afgana o los Haqqani solo han luchado contra la OTAN en Afganist¨¢n, por lo que el sistema considera que favorecen sus intereses. Otros buenos son los talibanes punyab¨ªes o grupos como el Lashkar-e Taiba, que luchan en Cachemira y ayudan a la liberaci¨®n de ese territorio y a da?ar a la India.
Sin embargo, este doble juego est¨¢ desgarrando el pa¨ªs desde dentro. El sistema en Pakist¨¢n tiene que entender que no hay terroristas buenos y terroristas malos. Ni las rondas de di¨¢logo con el TTP, ni los apaciguamientos y las concesiones han servido para que dejen de atacar al Estado. La pretensi¨®n de que el sistema puede controlar la insurgencia a su antojo obvia la peligrosidad de una pol¨ªtica de alto riesgo para el Estado. El ataque a la escuela de Peshawar es una muestra de la letalidad de estos grupos, s¨ª, pero tambi¨¦n de la pol¨ªtica de defensa. ?Sabr¨¢ Pakist¨¢n aprender la lecci¨®n? Yo soy pesimista.
Ana Ballesteros Peir¨® es doctora en Estudios Isl¨¢micos y autora del libro Pakist¨¢n (Ed. S¨ªntesis)
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.