Una decisi¨®n de Estado
El presidente Obama ha asumido que apostar por el derrocamiento por la fuerza del castrismo era in¨²til
Frecuentemente invisibles los canales de comunicaci¨®n entre Washington y La Habana, la pactada liberaci¨®n del subcontratista Alan Gross a cambio de la excarcelaci¨®n de los tres esp¨ªas cubanos encarcelados en prisiones norteamericanas constituye un acuerdo medi¨¢ticamente defendible en Cuba y Estados Unidos, y permite avanzar hacia la normalizaci¨®n diplom¨¢tica entre dos naciones hist¨®ricamente enfrentadas. Diplom¨¢ticamente trabajada desde hace tres a?os, la conciliaci¨®n hab¨ªa sido reclamada por los grupos de presi¨®n norteamericanos contrarios a una hostilidad bilateral pol¨ªtica y econ¨®micamente est¨¦ril, convencidos de que apostar al derrocamiento del r¨¦gimen cubano por la fuerza era in¨²til.
La p¨¦rdida de la mayor¨ªa dem¨®crata en el Congreso de Estados Unidos redujo la capacidad de maniobra de Barack Obama al uso discrecional del poder ejecutivo, que finalmente ha ejercido despu¨¦s de comprobar, entre otros factores, que la correlaci¨®n de fuerzas en el seno de la comunidad estadounidense de origen cubano en Florida y otros Estados ha cambiado sustancialmente. El cambio generacional, entre otros factores, hace que el voto del exilio no sea monol¨ªtico, ni determinante en las pr¨®ximas elecciones presidenciales. Pocos a?os atr¨¢s, la Casa Blanca no se hubiera hubiera aventurado a un anuncio como el de ayer por temor al tronar de los tambores de guerra del exilio m¨¢s intolerante, liderado por los cubanos que abandonaron la isla al declararse el r¨¦gimen cubano marxista leninista.
Los empresarios de EE?UU tem¨ªan quedarse atr¨¢s ante otros competidores
El intercambio de presos es de alguna manera secundario, pero permite a Cuba y Estados Unidos abordar una normalizaci¨®n bilateral de amplio espectro, casi inevitable, aprobada por los cientos de miles de cubanos residentes en Estados Unidos, que viajan regularmente a su pa¨ªs natal para visitar a la familia, por la nueva clase pol¨ªtica y por los empresarios estadounidenses, de origen cubano o no, temerosos, de quedarse atr¨¢s ante la penetraci¨®n comercial de chinos, rusos o brasile?os en la mayor de la Antillas. Los recientes viajes a La Habana de destacados dirigentes empresariales norteamericanos y sus entrevistas con Ra¨²l Castro fueron premonitorios. Poco a poco, el activismo contrario a la distensi¨®n fue perdiendo posiciones por el fracaso de sus belicosos e improductivos planteamientos.
La detenci¨®n de Alan Cross, acusado de introducir en la isla equipos susceptibles de permitir a los cubanos conectarse a Internet sorteando la censura oficial, fue una baza aprovechada por el r¨¦gimen cubano para invocar la politizaci¨®n judicial de las duras condenas impuestas a los cinco esp¨ªas cubanos que se infiltraron en el exilio de Estados Unidos, sospechoso de promover a bombazos el naufragio de la industria tur¨ªstica cubana. La propuesta castrista a partir de entonces fue obvia: la liberaci¨®n de Gross a cambio de la liberaci¨®n de los "cinco h¨¦roes". A la espera del desarrollo de la anunciada normalizaci¨®n, y de la publicaci¨®n de los aspectos desconocidos del acuerdo, Cuba se ha salido con la suya: no hay cesiones pol¨ªticas visibles, ni compromisos con el imperio que el sector duro del Partido Comunista de Cuba (PCC) no pueda asumir.
La UE y Am¨¦rica Latina han jugado un importante papel en la normalizaci¨®n
Pero la previsible normalizaci¨®n diplom¨¢tica no s¨®lo es consecuencia de un acuerdo sobre las excarcelaciones. La Uni¨®n Europea y Am¨¦rica Latina tambi¨¦n han jugado a favor del acercamiento de posiciones. Desde hace meses, y con el benepl¨¢cito de EE?UU, Bruselas negocia un acuerdo de cooperaci¨®n econ¨®mica y pol¨ªtica con La Habana, sin condicionarlo a la apertura democr¨¢tica de la isla, ni a la aprobaci¨®n del pluripartidismo. Latinoam¨¦rica, casi en bloque, pide la inclusi¨®n de Cuba en todos los foros sin pedir nada a cambio. Son aspectos que la pol¨ªtica exterior de Estados Unidos ha debido ponderar antes de anunciar el arranque de la normalizaci¨®n con la isla comunista.
Al no haber conseguido asfixiar y liquidar el castrismo, a un tiro de piedra de las costas norteamericanas, el embargo a Cuba, aprobado por Washington en los a?os sesenta, durante la guerra fr¨ªa entre EE?UU y la URSS, parece tocar a su fin. Y a juzgar por la envergadura de las fuerzas que reclaman su derogaci¨®n, todo parece indicar que antes de tomar la decisi¨®n de ayer, Barack Obama ha sostenido conversaciones con relevantes figuras del Partido Republicano para lograr el refrendo de una decisi¨®n que se antoja de Estado, ni improvisada, ni con fecha de caducidad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.