Construyendo la cooperaci¨®n econ¨®mica en el hemisferio
La cumbre de abril pr¨®ximo deber¨ªa ser una oportunidad para ampliar las medidas de cooperaci¨®n econ¨®mica
Este a?o ha sido complicado desde el punto de vista econ¨®mico para gran parte de Latinoam¨¦rica, y 2015 tambi¨¦n promete ser dif¨ªcil, aunque es posible que se produzca una m¨ªnima mejor¨ªa del crecimiento. En 2014 la regi¨®n va a crecer un promedio de apenas el 1%, el m¨¢s lento en cinco a?os. La mayor econom¨ªa de la zona, Brasil, crecer¨¢ seguramente menos del 1% seg¨²n la CEPAL. Venezuela sufrir¨¢ una contracci¨®n de al menos 3% y la reciente ca¨ªda de los precios del petr¨®leo ha agravado las presiones sobre una econom¨ªa que depende de ¨¦l y que est¨¢ atravesando enormes dificultades. Algunos pa¨ªses, como los cuatro miembros de la Alianza del Pac¨ªfico, est¨¢n en mejor posici¨®n para afrontar las circunstancias actuales, pero el debilitamiento de los mercados de materias primas, la desaceleraci¨®n de China y la precaria situaci¨®n de Europa y Jap¨®n est¨¢n contribuyendo al pesimismo.
El ¨²nico elemento optimista de consenso en la econom¨ªa mundial es Estados Unidos, y varios pa¨ªses del hemisferio occidental gozan de relaciones econ¨®micas privilegiadas con Washington debido a motivos geogr¨¢ficos, gracias a acuerdos de libre comercio o por ambas razones. Adem¨¢s, Estados Unidos sigue siendo una fuente importante de capital inversor, capacidad de gesti¨®n y buenas pr¨¢cticas empresariales y tecnol¨®gicas. Es el mayor mercado del mundo y compra una enorme variedad de productos a Latinoam¨¦rica, no solo materias primas sino tambi¨¦n productos de alta tecnolog¨ªa y valor agregado.
El fin del crecimiento f¨¢cil en Latinoam¨¦rica y la recuperaci¨®n en Estados Unidos refuerzan los argumentos econ¨®micos para la cooperaci¨®n
El fin del crecimiento f¨¢cil en Latinoam¨¦rica y la recuperaci¨®n en Estados Unidos refuerzan los argumentos econ¨®micos para la cooperaci¨®n. Si los l¨ªderes del hemisferio deciden promoverla, tendr¨¢n la oportunidad de poner en marcha un nuevo esfuerzo para ampliar los v¨ªnculos econ¨®micos regionales, que incluya el comercio, el desarrollo de mecanismos reales de cooperaci¨®n y el impulso del crecimiento regional, cuando se re¨²nan en abril de 2015 en Panam¨¢, en la s¨¦ptima Cumbre de las Am¨¦ricas.
Cuando en 1994, el entonces presidente Bill Clinton acogi¨® la primera Cumbre, invit¨® a todos los l¨ªderes elegidos democr¨¢ticamente de Am¨¦rica a reunirse en Miami para aprobar un plan de acci¨®n com¨²n. El eje central fue el acuerdo de crear una zona regional de libre comercio con el fin de competir de manera m¨¢s eficaz con los nuevos bloques comerciales de Asia y Europa. La ¨²nica condici¨®n era la democracia como requisito indispensable para la participaci¨®n, una cl¨¢usula r¨¢pidamente aceptada por los dirigentes de una regi¨®n que estaba saliendo de los a?os oscuros de dictadura y violencia. El requisito qued¨® consagrado con la aprobaci¨®n por unanimidad de la Carta Democr¨¢tica Interamericana de la Organizaci¨®n de Estados Americanos en 2001.
Por el contrario, diez a?os m¨¢s tarde la situaci¨®n favorable de los mercados de materias primas, facilitada por la r¨¢pida industrializaci¨®n de China, empuj¨® a las naciones exportadoras de Sudam¨¦rica a dar prioridad a la diversificaci¨®n econ¨®mica y alejarse de Estados Unidos. Al mismo tiempo, los gobiernos populistas reci¨¦n elegidos obtuvieron los medios econ¨®micos necesarios para financiar sus proyectos pol¨ªticos; algunos, como el gobierno de Hugo Ch¨¢vez y su revoluci¨®n bolivariana, ten¨ªan una postura expl¨ªcita de oposici¨®n a Estados Unidos. A medida que la cooperaci¨®n econ¨®mica perd¨ªa fuerza como argumento en las cumbres, empezaron a surgir cada vez m¨¢s controversias pol¨ªticas, planteadas en algunos casos por l¨ªderes que ve¨ªan que pod¨ªa beneficiarles ante su electorado enfrentarse a Estados Unidos y al anterior consenso hemisf¨¦rico.
Para los pa¨ªses que desean acelerar sus econom¨ªas, enemistarse de forma deliberada con Washington no es una estrategia acertada
Ahora, sin embargo, las condiciones econ¨®micas se han deteriorado. Para los pa¨ªses que desean tener lazos econ¨®micos m¨¢s estrechos con Estados Unidos para acelerar sus econom¨ªas, enemistarse de forma deliberada con Washington a prop¨®sito de antiguos dogmas no es precisamente una estrategia acertada. El propio Obama ha anunciado el restablecimiento de relaciones diplom¨¢ticas con Cuba y ha aceptado con benepl¨¢cito la presencia de Ra¨²l Castro en Panam¨¢.
Una forma m¨¢s eficaz de abordar la cumbre de abril ser¨ªa encontrar maneras de ampliar las medidas de cooperaci¨®n econ¨®mica con todos los pa¨ªses del hemisferio, al menos con los que est¨¦n dispuestos a intentarlo. Son muchos los ¨¢mbitos ¡ªinfraestructura, energ¨ªa, educaci¨®n, seguridad, Estado de derecho¡ª en los que hay necesidades, y acordar una agenda com¨²n que sea satisfactoria para todos es algo concebible y posible, aunque no inevitable. Adem¨¢s, conviene no ignorar los riesgos financieros, en particular en los pa¨ªses de Centroam¨¦rica y el Caribe que dependen de la ayuda energ¨¦tica de una Venezuela en dificultades.
La gente aspira cada vez m¨¢s a mejorar su bienestar econ¨®mico en todo el hemisferio y los l¨ªderes tienen la obligaci¨®n de proporcionar a sus votantes resultados positivos. Una forma de lograrlo ser¨ªa lanzar un nuevo di¨¢logo con Estados Unidos sobre crecimiento, comercio y desarrollo regional. Aprovechar la Cumbre de Panam¨¢ para plantear y promover temas divisorios que pueden dificultar a¨²n m¨¢s el progreso en estos asuntos econ¨®micos tan acuciantes es una curiosa forma de buscar el resultado deseado.
Eric Farnswoth es vicepresidente de Americas Society / Council of the Americas en Washington DC. Twitter @ericfarns
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia
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