Cuando cinco millones de inmigrantes salieron de la penumbra en EE UU
El presidente Barack Obama decreta la mayor regularizaci¨®n en d¨¦cadas
La sociedad y la pol¨ªtica raramente avanzan en sincron¨ªa. Ocurre en Estados Unidos con la inmigraci¨®n. Este es un pa¨ªs cada vez m¨¢s multi¨¦tnico: en 2040 vivir¨¢n aqu¨ª m¨¢s ciudadanos pertenecientes a minor¨ªas ¡ªhispanos, asi¨¢ticos, negros, multirraciales¡ª que blancos de origen europeo. Tambi¨¦n es un pa¨ªs con millones de personas ¡ªunos once, seg¨²n algunos c¨¢lculos¡ª que viven en la penumbra legal, sin documentos y bajo el riesgo de la deportaci¨®n: son los inmigrantes sin papeles.
En 2014, tras a?os de bloqueo legislativo y retrasos repetidos en Washington, el presidente Barack Obama ¡ªhijo de un negro de Kenia y una blanca de Kansas, nacido en Haw¨¢i y criado en Indonesia¡ª empez¨® a afrontar esta realidad. Lo hizo de manera imperfecta. Con medidas parciales y provisionales, arregla algunas incogruencias de las leyes migratorias de EE UU. Por primera vez en a?os, la pol¨ªtica toma nota de los cambios de fondo que est¨¢n transformando la primera potencia mundial.
El 20 de noviembre, el dem¨®crata Obama anunci¨® una serie de acciones ejecutivas ¡ªdecretos y otras decisiones unilaterales del presidente¡ª para sacar de la sombra a hasta cinco millones de inmigrantes indocumentados. Las medidas del presidente permiten a estos inmigrantes ¡ªla mayor¨ªa, de origen lationamericano¡ª eludir la deportaci¨®n y acceder a permisos laborales. Nunca, desde que en los a?os ochenta el republicano Ronald Reagan firm¨® la regularizaci¨®n de cerca de tres millones de indocumentados, tantas personas hab¨ªan salido de repente de la ilegalidad.
Obama present¨® las medidas sobre la inmigraci¨®n dos semanas despu¨¦s de que el Partido Dem¨®crata perdiese el Senado en las elecciones legislativas. Las elecciones se interpretaron como una humillaci¨®n para el partido de Obama y para el propio presidente. Es m¨¢s, liquidaron cualquier posibilidad de que, en los dos a?os que le quedan a Obama hasta concluir su segundo y ¨²ltimo mandato, el Congreso apruebe una ley de inmigraci¨®n que, como desean los dem¨®cratas y algunos republicanos, abra la v¨ªa a la regularizaci¨®n de los once millones de indocumentados.
Con el Senado y la C¨¢mara de Representantes en manos republicanos, Obama no ten¨ªa nada que perder. Por eso actu¨® por su cuenta, sin el Congreso y sacando el m¨¢ximo partido a los poderes del poder ejecutivo. No habr¨ªa actuado sin la presi¨®n obstinada de los grupos de presi¨®n, los lobbies en favor de los derechos de los inmigrantes. Los activistas latinos, incansables, recordaron durante a?os al presidente sus promesas y le exigieron cobrarse un cheque: ellos se movilizaron por Obama en las campa?as presidenciales de 2008 y 2012, y el voto latino decant¨® el resultado en algunos estados que decidieron la elecci¨®n.
Al anunciar la regularizaci¨®n de hasta cinco millones de inmigrantes, el presidente reconoc¨ªa la realidad de los Estados Unidos en tranformaci¨®n. El dem¨®grafo William Frey detalla la transformaci¨®n en el reci¨¦n publicado Diversity Explosion.?How New Racial Demographics are Remaking America (Explosi¨®n de diversidad. C¨®mo la nueva demograf¨ªa racial est¨¢ rehaciendo Am¨¦rica). En 2011, explica Frey, por primera vez en la historia nacieron m¨¢s ni?os de minor¨ªas que blancos de origen europeo. La latinizaci¨®n de EE UU ya no proviene de la inmigraci¨®n, que est¨¢ estancada, sino de los nacimientos de hijos y nietos de inmigrantes.
As¨ª se explican que las medidas de Obama se dirijan, principalmente, no a los reci¨¦n llegados, que son relativamente pocos, sino a quienes entraron en EE UU siendo menores de edad y a los sin papeles con hijos nacidos aqu¨ª y por tanto con la ciudadan¨ªa norteamericana. Pero la reforma de 2014 no es una reforma completa, como la que, sin ¨¦xito, intentaron Obama y, unos a?os antes, su antecesor, George W. Bush. Ambas reformas naufragaron en el Congreso. Obama se ha quedado a medias. Sus medidas dejan fuera a 6,4 millones de indocumentados y s¨®lo ser¨¢n vigentes durante tre a?os. El siguiente presidente podr¨¢ revocar las medidas. Obama ha dado un paso importante, pero el trabajo est¨¢ por terminar.
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