La extracci¨®n ilegal de oro pone en peligro a los yanomami en Brasil
La riqueza mineral de la mayor reserva ind¨ªgena en territorio brasile?o atrae numerosos riesgos para la poblaci¨®n de la zona
Un monomotor con dos funcionarios de la Fundaci¨®n Nacional del Ind¨ªgena (Funai) sobrevuela la Tierra Ind¨ªgena Yanomami, en la Amazon¨ªa brasile?a, cuando pasa por la aldea de los Moxihatetea, un grupo que vive aislado. All¨ª se llegaron a reunir hasta 80 ind¨ªgenas, a los que el organismo vigila a distancia desde los a?os setenta. Pero ese d¨ªa, el pasado 18 de diciembre, el lugar se encontraba vac¨ªo por segunda vez en un mes. El equipo no sabe qu¨¦ le ha pasado al grupo, que ni siquiera mantiene contacto con los yanomami de otras aldeas, pero temen que hayan sido diezmados.
A 30 kil¨®metros de all¨ª, en un claro del bosque, dos hombres empleaban una manguera de alta presi¨®n contra un barranco. Extra¨ªan oro. "Puede que los ind¨ªgenas, que viven all¨ª desde hace d¨¦cadas, hayan huido. Pero nos preocupa, sobre todo, que hayan muerto por la acci¨®n de los buscadores de oro", afirma Jo?o Catalano, coordinador del Frente de Protecci¨®n Etnoambiental Yanomami y Ye'kuana de la Funai.
Catalano teme que se produzca una nueva tragedia por la extracci¨®n intensiva de minerales, que ha regresado con fuerza a esta regi¨®n de la Amazon¨ªa, en el Estado de Roraima (al noroeste de Brasil). En los a?os noventa, cientos de nativos murieron por la violencia y las enfermedades que genera esa actividad. La Funai estima que al menos 3.000 buscadores de oro act¨²an hoy en la tierra de los yanomami, un ¨¢rea de 9,6 millones de hect¨¢reas, un territorio mayor que Portugal (9,1 millones de hect¨¢reas). Se trata de la mayor reserva ind¨ªgena del pa¨ªs, con 300 aldeas y 25.000 nativos que hablan cinco lenguas distintas.
Esta regi¨®n de la Amazon¨ªa es una de las m¨¢s ricas en oro del territorio brasile?o, sostiene Crisnel Francisco Ramalho, presidente del sindicato de los buscadores de oro de Roraima. Esta actividad, aunque sea ilegal ¡ªno existe ning¨²n tipo de licencia para la extracci¨®n de este metal, seg¨²n el Departamento Nacional de Producci¨®n Mineral¡ª, es tan importante en ese Estado brasile?o que en la principal plaza de su capital, Boa Vista, hay una estatua en homenaje al buscador de oro.
Esta actividad es?tan importante en ese Estado brasile?o que en la principal plaza de su capital hay una estatua en homenaje al buscador de oro
A lo largo de las tres horas que dur¨® el vuelo, Catalano encontr¨® diez indicios de la presencia de buscadores de metales: ocho botes para retirar oro del fondo de los r¨ªos, dos grandes puntos de extracci¨®n de oro y tres pistas ilegales de aterrizaje, cortas y peligrosas. A principios de diciembre, una operaci¨®n que dur¨® diez d¨ªas logr¨® encontrar 38 botes y detener a 98 personas. Cada bote retiraba hasta tres kilos de oro al mes, seg¨²n la Polic¨ªa Federal. Cada gramo de este metal cotizaba a 38 d¨®lares el pasado 23 de diciembre, de modo que los 38 botes juntos facturaban unos 4,3 millones de d¨®lares al mes.
La gran extensi¨®n de la regi¨®n es uno de los factores que dificulta su supervisi¨®n, pero la vigilancia del Gobierno tampoco ha sido muy efectiva. El Ej¨¦rcito efectu¨® este a?o apenas dos operaciones junto a la Funai. Las investigaciones de la Polic¨ªa Federal han resultado en la denuncia de 38 personas este a?o por el Ministerio P¨²blico (Fiscal¨ªa). As¨ª que recae en la Funai, con solo 18 funcionarios, un reducido presupuesto y con pocos veh¨ªculos eficaces, la principal labor de vigilancia. En los ¨²ltimos tres a?os, el organismo ha realizado 28 operaciones en las que han divisado a 2.000 personas y 200 botes en los r¨ªos. "Se arresta a diez buscadores de oro, pero luego aparecen otros diez que hacen el mismo tipo de servicio. Tenemos que hacer una investigaci¨®n m¨¢s inteligente, junto a una mayor fiscalizaci¨®n del Estado", sostiene Fabio Brito, procurador de defensa del Medio Ambiente.
La extracci¨®n de oro ha tenido efectos dr¨¢sticos en la tierra yanomami. En la aldea de Papi¨², al borde del r¨ªo Couto Magalh?es, uno de los preferidos por los buscadores del metal desde los a?os ochenta, hay relatos sobre ind¨ªgenas que fueron atra¨ªdos para realizar la actividad. "Algunos ayudan en cambio de una red de pesca o de dinero", cuenta el agente sanitario Arokona Yanomami. Otro nativo asegura que el pago por llevar a grupos de buscadores de oro a lo m¨¢s profundo de la selva puede llegar a 2.600 d¨®lares.
A principios de este a?o, durante una operaci¨®n de la Funai que destruy¨® 20 botes cerca de Papi¨², un yanomami de esta aldea que ayudaba a los funcionarios fue asesinado por otros dos ind¨ªgenas de Venezuela, el pa¨ªs con el que hace frontera. La aldea les acusa de haber actuado al mando de los buscadores de oro, y pretende vengarse. "Hay la posibilidad de un conflicto inter¨¦tnico", afirma Catalano.
Cada gramo de este metal cotizaba a 38 d¨®lares, de modo que 38 botes facturaban unos 4,3 millones de d¨®lares mensuales
En 1987, cuando cerca de 20.000 buscadores de oro se concentraron en los alrededores de Papi¨², aumentaron los registros de malaria, neumon¨ªa, tuberculosis y de enfermedades de transmisi¨®n sexual entre la poblaci¨®n. Cuando el Gobierno decidi¨® en 1991 demarcar el ¨¢rea, las mujeres de la aldea hicieron un ritual: quemaron las faldas que hab¨ªan pasado a usar tras el contacto con los buscadores de metal. Muchas las hab¨ªan recibido a cambio de sexo. Las piezas se hab¨ªan convertido en el s¨ªmbolo de los males que la mezcla supuso para este pueblo.
El d¨ªa del vuelo de vigilancia, una chica de 12 a?os llam¨® la atenci¨®n del equipo. Era la ¨²nica de un grupo de cerca de 15 mujeres que ten¨ªa el cuerpo cubierto. Usaba un sost¨¦n de algod¨®n negro y una falda corta de colores. Arokona, con la autorizaci¨®n de la abuela de la chica, cont¨® que un yanomami le hab¨ªa llevado hasta los buscadores de oro. All¨ª, tuvo relaciones sexuales con los forasteros. Iba con otras dos chicas de la misma edad. Cuando el avi¨®n despeg¨®, se pudo ver muy cerca de all¨ª un lugar donde se extrae oro.
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