Turbulento 2015
Los ciudadanos de las grandes democracias se sentir¨¢n abandonados por sus dirigentes
El a?o 2015 ser¨¢ turbulento, seg¨²n el consenso de los analistas mundiales. Un mundo desordenado, de confusi¨®n y perturbaciones, sin un orden internacional equilibrado. Un total de 35 conflictos de diverso tipo e intensidad est¨¢n catalogados a d¨ªa de hoy, desde el ¨¦bola, todav¨ªa vivo pero contenido en una zona de ?frica, a la amenaza del Estado Isl¨¢mico. Muchos desbordan del 2014. Continuar¨¢ mandando la econom¨ªa, pero la respuesta que no llega deber¨¢ ser pol¨ªtica.
La intersecci¨®n de la econom¨ªa con la pol¨ªtica es muy clara en la ca¨ªda del precio del petr¨®leo, acontecimiento capital de 2014, y producir¨¢ consecuencias opuestas este a?o desde EE UU o China, ganadores, hasta Rusia, Nigeria, o Venezuela, perdedores. El oro negro como calamidad o regalo para consumidores y pa¨ªses importadores. El aldabonazo del fin de ejercicio lo ha dado Grecia rebobinando la crisis europea mal enterrada.
Regresa la incertidumbre. Puede ser 2015 el a?o en el que tengamos que confrontar de nuevo el exceso de deuda, refinanci¨¢ndola. Con consecuencias pol¨ªticas en pa¨ªses relevantes que afectar¨¢n tambi¨¦n al conjunto del proyecto europeo. La probabilidad de que llegue al poder en un pa¨ªs de la UE un partido radical, que enmiende la salida unidireccional de la crisis a trav¨¦s de la austeridad y la depresi¨®n social, no es ya una utop¨ªa. Atentos al 25 de enero, al resultado electoral de Syriza, el Podemos griego.
La predicci¨®n m¨¢s segura sobre 2015 la realiza John Micklethwait, editor de The Economist: los ciudadanos de las grandes democracias se sentir¨¢n abandonados por sus dirigentes. La decepci¨®n y la desafecci¨®n hacia las ¨¦lites gobernantes es especialmente visible en Europa, estancada econ¨®micamente, con un paro inaceptable. Si la UE contin¨²a decepcionando a su poblaci¨®n, los partidos populistas, euroesc¨¦pticos, antiinmigraci¨®n, con soluciones simples para problemas complejos, ganar¨¢n espacio.
El Frente Nacional bonapartista en Francia, pa¨ªs clave de b¨®veda de la idea europea, amenaza con reventar la alternancia bipartidista cl¨¢sica. Los socialistas se reinventan sin ¨¦xito hacia el liberalismo y Sarkozy sue?a con volver al El¨ªseo. Y la casa sin barrer. Tambi¨¦n en Alemania, s¨ªmbolo de la estabilidad, surgen nuevas voces pol¨ªticas y la protesta callejera de ¡°patriotas europeos contra la islamizaci¨®n de Occidente¡±.
Las elecciones generales en Reino Unido, el 7 de mayo, mostrar¨¢n el grado de resistencia de Europa. El partido antieuropeo UKIP y su capacidad de morder en el electorado tory potencia la deriva de Reino Unido respecto a la UE y hace menos impensable el Brexit. ?Las turbulencias previstas ser¨¢n capaces de quebrar el modelo de alternancia de los partidos centrales cl¨¢sicos del siglo XX? Los electorados de Grecia, Portugal, Reino Unido, Polonia, Dinamarca y Espa?a, decidir¨¢n hasta donde llega la ola antisistema.
El nacionalismo no es una patolog¨ªa ¨²nicamente europea. Jugar¨¢ un papel relevante en una Rusia inestable, ya en recesi¨®n, cuyo aislamiento internacional es un mal negocio para todos. Y en las grandes potencias asi¨¢ticas, Jap¨®n y China. Estados Unidos, la presidencia de Obama est¨¢ tocada pero no hundida, seguir¨¢ jugando muy a su pesar su papel de potencia dominante. El manejo por Washington de su relaci¨®n con China y la capacidad de reiniciar la comunicaci¨®n perdida con Rusia marcar¨¢n el nivel mundial de turbulencia.
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