¡°La violencia no ha terminado¡±
Francia ha cambiado, sostienen numerosos ciudadanos que peregrinan a los lugares de la tragedia. Temor a nuevos atentados
El gesto se repite cada pocos minutos: una pareja llega con flores en silencio, las deposita en silencio y se da media vuelta, de nuevo en silencio, casi siempre con l¨¢grimas en los ojos. Los escenarios del horror en Par¨ªs ¡ªla sede de Charlie Hebdo y sus alrededores y el supermercado Hyper Cacher de la Puerta de Vincennes¡ª viven un peregrinaje constante de ciudadanos, aunque de forma muy diferente. Frente al semanario sat¨ªrico, situado en el centro, el ambiente es una mezcla de tristeza y agradecimiento por tantas risas y por su valent¨ªa ¡ª¡°Por favor, Charlie,dibuja nuestra libertad¡±, reza uno de los much¨ªsimos mensajes que se api?an entre los l¨¢pices, las velas y los ramos que los ciudadanos dejan como ofrendas¡ª. Frente al supermercado jud¨ªo, situado en la frontera este de Par¨ªs, la situaci¨®n es m¨¢s tensa, con numerosas discusiones en voz alta, aunque tambi¨¦n con una emoci¨®n constante. Muchos jud¨ªos que se acercan no dudan en decir que se sienten desprotegidos y que ya no tienen sitio en este pa¨ªs ante el antisemitismo rampante.
Pero hay varios puntos en los que todos est¨¢n de acuerdo: la oleada de atentados y tomas de rehenes que ha padecido este pa¨ªs desde el mi¨¦rcoles, que ha costado la vida a 20 personas (17 v¨ªctimas y tres terroristas abatidos por la polic¨ªa), ha cambiado Francia para siempre y lo que ha ocurrido puede volver a repetirse. O mejor dicho, nadie cree ¡ªel presidente Fran?ois Hollande lo dijo en su mensaje a la naci¨®n del viernes¡ª que la violencia no vaya a regresar.
¡°Nunca pensamos que la estupidez pudiese llegar tan lejos¡±, asegura Michelle de V¨¦rout, jubilada de 68 a?os, ante el lugar donde fue asesinado el polic¨ªa Ahmet Merabat en unas im¨¢genes que han dado la vuelta al mundo. Le V¨¦rout asegura que tiene en su casa todos los n¨²meros de la revista Charlie Hebdo, menos el ¨²ltimo porque se agot¨® antes de que fuera al kiosko ¡ª¡°Lo venden a 350 euros en ebay¡±¡ª, y no tiene m¨¢s que palabras de reconocimiento hacia una revista que cree que ha sido fundamental para la defensa de la libertad en Francia. ¡°Ellos simbolizaron la resistencia frente a la gilipollez, hay que decirlo as¨ª de claro, y son irreemplazables¡±, afirma.
¡°Charlie ha sido esencial para la formaci¨®n de nuestra generaci¨®n¡±, asegura Maurice, de 65 a?os, que se ha acercado junto a su mujer, Rose Marie, de 58, al lugar donde fueron asesinadas 12 personas, entre ellas los principales dibujantes de la revista. Avishag, de 30 a?os, acaba de depositar unas flores junto a su compa?ero Victor, cineasta de 31. ¡°Todo esto nos ha ayudado a tomar conciencia de que hay ideas que hay que defender, batallas que cre¨ªamos ganadas pero que no lo est¨¢n¡±, afirma Avishag. ¡°Me siento muy inquieta por el futuro, porque esto puede volver a empezar en cualquier momento¡±, agrega.
Un poco m¨¢s all¨¢, una librer¨ªa de barrio, Comme un roman (Como una novela), ha montado un escaparate dedicado a la revista. Es un lugar de encuentro, situado junto al concurrido mercado des Enfants Rouges, en el mismo barrio. Su due?o, Xavier Moni, de 45 a?os, explica que Francia ha padecido otras oleadas de atentados, pero que esto es diferente, que algo se ha roto en el pa¨ªs. ¡°Tengo la sensaci¨®n de que hemos alcanzado el paroxismo del horror, pero siempre puede ser peor¡±, se?ala Moni, quien describe c¨®mo, desde hace dos d¨ªas, hay clientes que de repente se ponen a llorar en la librer¨ªa. ¡°Esta violencia nos ha dejado desarmados¡±, agrega.
El ambiente es muy distinto en torno al Hyper Cacher, donde Amedy Coulibaly, c¨®mplice de los autores de la matanza de Charlie Hebdo, los hermanos Kouachi, asesin¨® a cuatro rehenes antes de ser abatido por las fuerzas de seguridad. Coulibaly hab¨ªa asesinado tambi¨¦n a una polic¨ªa de 26 a?os el jueves en Montrouge. ¡°Lo esper¨¢bamos y ha ocurrido. Y va a repetirse: esto no ha terminado¡±, asegura Didier Nakhashe, de 50 a?os, que pertenece a la comunidad jud¨ªa del este de Par¨ªs. ¡°Estamos todos muy tristes, el futuro para nuestros hijos ya no est¨¢ aqu¨ª. Francia est¨¢ gangrenada¡±, prosigue.
Con entre 500.000 y 600.000 miembros, Francia alberga la mayor comunidad jud¨ªa de Europa y ha sufrido numerosos ataques antisemitas en los ¨²ltimos a?os, como el asesinato en 2012 de tres alumnos y un profesor en la escuela jud¨ªa de Toulouse por el yihadista Mohamed Merah. Estallan algunas discusiones en voz alta, entre jud¨ªos y ciudadanos de otros credos, aunque la mayor¨ªa de las personas que se han acercado a presentar su tributo lo hacen en silencio. ¡°Todo este horror nos tiene que ense?ar que hay valores comunes que tenemos que defender en com¨²n¡±. El que se expresa es Abdelkader Arbi, de 57 a?os, imam en el Ej¨¦rcito franc¨¦s. Habla con l¨¢grimas en los ojos: dice sentirse asqueado, desolado. Un poco m¨¢s tarde un nutrido grupo de cl¨¦rigos isl¨¢micos se acercan acompa?ados de las autoridades locales y ser¨¢n invitados a una sinagoga cercana para rezar. El primer ministro, Manuel Valls, fue a Vincennes a ¨²ltima hora. ¡°Cualquier ataque antisemita es un ataque contra los valores de la Rep¨²blica¡±, dijo. Prosigue el flujo constante de ciudadanos que depositan sus flores como s¨ªmbolo de su lucha, entre el dolor, la rabia y la solidaridad, por reconstruir el futuro de un pa¨ªs roto por la violencia.
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